
Un homenaje a todos aquellos artífices que hicieron posible la historia del teatro frívolo español
¡VIVA LA REVISTA!

sábado, 29 de mayo de 2010
Programa especial sobre LA REVISTA de Alfonso Arteseros

Etiquetas:
canalarteseros.tv,
La Revista,
María José Nieto
martes, 25 de mayo de 2010
Nace ATREMES. Archivo Teatral de la Revista Musical Española

Ayer nació ATREMES y ya se está comenzando a mover. El proyecto de la exposición itinerante HISTORIA DEL TEATRO OLVIDADO: LA REVISTA (1864-2009) ya se encuentra en marcha y próximamente os daremos más detalles y datos de ATREMES.
Con unos estatutos que regirán debidamente el archivo y con sede estable y permanente en la provincia de Granada, ATREMES pretende rescatar del olvido títulos, profesionales y obras que marcaron nuestro género adorado y luchará para obtener una sede donde se puedan consultar sus fondos (fondos que ya han comenzado a solicitarse a instituciones, profesionales del sector y herederos) para uanarlos convenientemente a todos juntos.
Otro de los objetivos prioritarios de ATREMES es preservar la presente página y constituirla como página web y no como blog; igualmente, la institucionalización de los premios "Toda una vida" que en el mes de junio entregará su IIª edición al actor D. José Sazatornil "Saza" así como seminarios acerca del género.
En definitiva, amigos, ATREMES pretende preservar el amplio y riquísimo legado de nuestra revista musical para que no caiga en el olvido.
Próximamente os daré más detalles.
Juan José Montijano Ruiz, Fundador de ATREMES.
¡¡¡Vuelve la revista a los escenarios españoles con... Parado voy, parado vengo!!!

No os perdáis, queridos amigos, esta producción del veterano empresario Luis Pardos que pretende recuperar un género ya extinto en nuestra geografía nacional.
En cualquier fiesta o feria, consultad la programación por si la Compañía de Luis Pardos llevase su espectáculo. ¡¡ViVA LA REVISTA!!
lunes, 24 de mayo de 2010
Aquellas inolvidables revistas... (XXXIII): Las mujeres de Lacuesta (1926)

Dos mujeres muy hermosas
vi en la cuesta de La Vega,
y aunque he vuelto aquí a buscarlas
no he podido nunca verlas.
Preguntando ayer por ellas
me decía Serafín:
Las mujeres de Lacuesta
las he visto yo en Martín.
Las mujeres de Lacuesta fue estrenada en el Teatro Martín de Madrid la noche del 21 de noviembre obteniendo con ello un grandioso éxito de público. Su argumento giraba en torno a Teobaldo Lacuesta y Lamuela, un vago e incorregible conquistador de mujeres que celebra su despedida de soltero ya que, dentro de poco, va a contraer matrimonio con una joven adinerada, Leona, para poner fin a todos sus problemas económicos a pesar de la oposición del padre y del novio de aquélla, Elvino y Currito, respectivamente. Sin embargo y, ante la amenaza de los enamorados de casarse lo quiera Elvino o no, éste accede con la condición de que, en un plazo determinado de tiempo, han de traerle un nieto. Así, pues, tanto Teobaldo como Leona se casan y pasan su luna de miel en un hotelito de Venecia, pero las cosas no son como aparentan. Teobaldo, harto de su mujer, no consuma su matrimonio y se dedica a flirtear con Lucinda, la camarera del hotelito en el que se encuentran y con la que ha quedado la noche que se celebran los Carnavales. Generoso, amigo de Teobaldo al que éste le debe una cuantiosa suma de dinero, le hace ver que, o tiene un hijo con Leona o todas sus deudas no podrán ser saldadas; por lo que Teobaldo le propone a Generoso un plan: encontrar a alguien con el que su mujercita pueda tener un hijo y así verse libre, ya no sólo de sus problemas económicos sino, además, de hacerse con la fortuna de aquélla y contentar a su suegro, y esa persona no es otra que Spingarda, el maitre del hotel. Pero para complicar aún más las cosas, llegan a Venecia Elvino (con Martirio, su joven esposa quien, a su vez, está enamorada de Teobaldo) y Currito, el que fuera novio de Leona, para intentar, por todos los medios separar el matrimonio. Una vez allí, Elvino coquetea con Lucinda y se entera de que esa noche va a acudir al baile de disfraces su yerno con ella, por lo que el airado padre le promete una cuatiosa cantidad de dinero si consigue que Teobaldo baile con Lucinda.
Por fin llega la gran noche del baile de disfraces donde Lucinda ha sido nombrada Reina del Carnaval. Una vez allí, tanto Generoso como Elvino aparecen disfrazados con un traje Luis XV, mientras que por su parte, Curirrito, Teobaldo y Spingarda aparecen disfrazados de mosqueteros dando lugar a cómicas situaciones de cambios de identidad. Así, Leona se cita con Teobaldo, quien cree, a su vez, que se trata de Lucinda. Martirio hace lo propio con Spingarda creyéndolo Teobaldo y aquél la toma por Leona; por su parte, Currito es objeto de una tremenda persecución por parte de don Elvino, quien lo ha confundido con su yerno al enterarse de que va a engañar a su hija con otra mujer y aquél, a su vez, es tomado por Generoso y, consecuentemente, perseguido por un grupo de camareros disfrazados de mosqueteros a quienes había abofeteado creyéndolos, cada uno independientemente, Teobaldo. Finalmente, todo se aclarará para los personajes de la obra: Teobaldo y Lucinda, consumado su matrimonio, recibirán el dinero de la cláusula que Elvino puso como condición; éste volverá a Madrid con Martirio dispuesto a darle un escarmiento a su mujercita; Spingarda cobrará el dinero prometido, mientras que Currito y Generoso disfrutarán del fin de la fiesta de carnaval, momento aprovechado por los autores para incluir la ya clásica apoteosis de la revista
Aquellas inolvidables revistas... (XXXII): El adiós a la vida (1925)

La casualidad o el destino hace que Pepita conozca a un caballero, Carloto Morroncillo, quien no cesa de cortejar a la mujer. Ella, conocedora de que un hombre así puede servirla para su particular venganza, accede a los ruegos de su pretendiente y la invita a un restaurante que, como habrán adivinado, resulta el mismo al que han ido a parar Polito y Lolita. Cada pareja, en su correspondiente reservado charla animadamente disfrutando de la velada hasta que Polito ve a Carloto y, ¡para enredar más el asunto! resulta ser su tío carnal. Polito y Pepita se descubren mutuamente en el restaurante, enterándose aquélla de que su acompañante no es otro que el prometido de su señorita, quien, al igual que ésta, pretendía dar su particular adiós a su vida de soltero. Polito, tras haber pedido perdón a su novia, decide que lo mejor para los dos es huir en tren.
Una vez en el andén, tanto las jefas, como las mozas de la estación entonan el siguiente número donde se compara a la mujer con las distintas clases de coches:
Por honesta y recatada
una niña casadera,
si de amor no sabe nada
es un coche de primera.
Mas si ya triunfó en amores
su pasión ciega y profunda
para sus adoradores,
es un coche de segunda.
[...] Las viuditas y casadas
que hacen caso de cualquiera
esas ya están tan pasadas
que son coches de tercera.
Y la que ninguno quiere
aunque vaya y venga sola,
si soltera al fin se muere,
ésa es el furgón de cola.
[...] Las cocots y las tanguistas,
que triunfan de tantos modos
y al amar se llaman listas,
son “slipin” para todos.
Y la suegra gordinflona,
que tiene genio de fiera,
por molesta y por gruñona,
ésa es siempre la “perrera”.
Una vez subidos al vagón, Lolita los descubre. Estos le suplican perdón y marchan a la Costa Azul francesa ante la mirada impertérrita y asombrada de Carloto que vé cómo todos se van mientras él pierde el tren. Finalmente, todo se resolverá a favor de Polito y Pepita a la par que Lolita dará el merecido escarmiento a su prometido por intentar mantener una aventura con su doncella.
Aquellas inolvidables revistas... (XXXI): Los ojos con que me miras (1925)

Aquellas inolvidables revistas... (XXX): El chivo loco (1923)

Esta “historieta cómico-lírica en dos actos” pasó sin pena ni gloria por los escenarios españoles a pesar de tener un divertido argumento: el doctor Jacinto Flores del Campo, en uno de sus tantos experimentos, consigue rejuvenecer al ser humano gracias a las glándulas que ha conseguido extraer de un chivo. Esto hace que Plácida convenza a su marido Rogarciano para que se inyecte dichas glándulas y recuperar así la pasión amorosa de su juventud. Paralelamente, Horacio yerno de los anteriores, recibe el encargo de “La Ligaantitanguistas” de denunciar a una cantante de varietés por frívola quien resulta ser una antigua amante de aquél. La acción se va complicando cuando Rogarciano flirtee con Mimitos “La Revoltosa”, nombre de susodicha cupletista, o cuando llegue el adinerado protector de ésta, un rico portugués de Coimbra, celoso e impulsivo que ardientemente desea protegerla. Sin embargo, para complicar aún más el divertido vodevil, Floripondio Espejuelo, prometido de otra de las hijas de Rogarciano, Sol, convence a Mimitos para que se haga pasar por su amante, ya que su suegro le ha dicho que, todo hombre ha de tener una y, posteriormente, romper con ella para formar un buen matrimonio. Y así lo hace. Claro que, no contentos con ello, todos los integrantes de la obra se citan, de una u otra forma en el apartamento de Mimitos provocando una maraña de confusiones que, finalmente, provocarán un desenlace feliz acorde con este tipo de género.
Etiquetas:
1923,
El chivo loco,
Enrique Arroyo,
Francisco Alonso,
Francisco Lozano,
madrid,
teatro martín
Aquellas inolvidables revistas... (XXIX): Ministerio de Estrellas (1917)

El Príncipe del Cuplé, junto a su séquito, desea, además de conseguir el amor de Dalmina, conquistar España, un país lleno de tristeza donde sus irreprimibles deseos de fiesta y alegría podrían hondamente cuajar en el pueblo. Así, el castizo país es conquistado por las mujeres cupletistas, auténticas estrellas de la frivolidad, componiendo un Gobierno de estrellas del cuplé: Ministerio de Presidencia (La Argentinita), Gobernación (La Chelito), Guerra (Pastora Imperio), Marina (Emilia Benito), Gracia y Justicia (Paquita Escribano), Bellas Artes (La Goya), Estado (Úrsula López), Fomento (Amalia Molina) y Hacienda (Adela Lulú). La “revista fantástica”, salpicada de variados números musicales que sirven de pretexto a la acción para completar su desarrollo, finalmente acabará con la restauración del hombre en la política nacional y el regreso de las estrellas cupletistas a Orbeamor.
Aquellas inolvidables revistas... (XXVIII): Música, luz y alegría (1916)

El primer cuadro se titulaba “El neurasténico” y nos contaba cómo un joven aquejado por la fatalidad no podía poner remedio a sus penurias ni tan siquiera con la ayuda de la medicina, por lo que el doctor le receta, como cura definitiva contra su mal, vivir la vida, disfrutarla y olvidarse de todos sus problemas; esto es, música, luz y alegría. A continuación entran en escena tres bellas mujeres que encarnan de forma alegórica a las respectivas hadas del título de la obra quienes prometen al enfermo curarle de todas sus dolencias si le siguen.
El cuadro segundo lleva por título “Palacio de la Música” en donde, nuevamente de forma alegórica, aparecen la Música Italiana, la Francesa, la Americana y la Oriental para transmitir las ganas de vivir que el joven neurasténico precisa. Así, pues, todos le espetan:
Es el arte de la música
el que al alma llega más,
el que acaba con las penas
cuando más hondas están.
Donde estén nuestras personas
reina siempre el buen humor
y se aumentan con nosotras
las delicias del amor.
Poseemos para todos
el halago a su ideal,
pues hablamos un lenguaje
que es lenguaje universal.
Una a una las músicas van cantando sus números que transmiten al joven enfermo las ganas de seguir viviendo que precisa.
En el cuadro tercero, “Palacio de la Luz”, el hada conducirá al neurasténico a conocer los diferentes encantos que posee aquélla de tal forma que le presentará al Velón, al Candil y al filósofo Quinqué quienes cantarán todas sus excelencias para dar después paso al Instalador Eléctrico quien le explicará al muchacho lo que algunos de los personajes más destacados de la época representan dentro del mundo de la electricidad:
INSTALADOR.- Pues verá usted... Rodríguez San Pedro... es un aislador. Pablo Iglesias y Soriano... un enchufe. Dato... un flexible. Blasco Ibáñez... ¡una lámpara fundida! Sánchez Toca... una tulipa modernista. Weyler... un portalámparas. La Cierva... ¡un poste! Galdós... ya lo está usted viendo... un portátil. Romanones... un aparato de tres brazos sobre un pie. Vázquez Mella... un enganche. García Prieto... una arañita. Francos Rodríguez... una lámpara que empezó a lucir a dos bujías y que hoy tié más luz que un arco voltaico. Fenómenos científicos. Barroso... un contrapeso. Arias de Miranda... ¡un plomo! Besada... ¡dos plomos! Lerroux... ¡un acumulador!
Finalmente y antes de salir del Palacio de la Luz, el neurasténico podrá comprobar a través de hermosas mujeres, que encarnan a los reflectores del amor, las maravillas que este sentimiento posee en aquellas personas que lo sienten.
Cuando éste número fue representado, el teatro quedaba completamente a oscuras con excepción de un foco que, convenientemente colocado, se reflejaba en unos espejitos que poseían las tiples. Éstas, entonces, buscaban y enfocaban a varios espectadores cuyos rostros quedaban iluminados por la luz mientras cantaban el siguiente estrillo:
Desde quí no es nada fácil
buen marido el escoger,
y saber si es pobre o rico
es difícil de saber.
Pero no soy ambiciosa:
si alguien se quiere casar,
me conformo con que tenga
una cosa regular.
Mire hacia aquí, fíjese en mí
y al par que enfoco
la luz del reflector
busque galante
el secreto del amor.
En el último cuadro de la obra titulado “Palacio de la Alegría”, el neurasténico podrá ver diversas versiones acerca de la misma; sobre una decoración de una enorme pandereta a través de la cual se deja entrever la madrileña Plaza de Las Ventas, el hada de la Alegría presentará a su invitado a un Cantaor y Cantaora que les hablará de las ventajas del cante flamenco para alegrar el corazón; a varias mujeres de vida fácil, a una Casadera, una pareja de recién casados que cantarán las excelencias del matrimonio, a la alegoría de la Alegría de Verse Buenos y la Alegría de los Toros, adonde acuden mujeres bonitas que son la sal y el sol de la tierra española. Finalmente y, tras comprobar que merece la pena vivir, el joven cantará en un fantástico apoteosis donde todas las vicetiples, rodeándole, le ofrecen vino, tabaco, flores...
Música, luz y alegría
el doctor me recetó,
y un gran ingrato sería
si no confesase yo
que es grande mi mejoría.
Música, luz y alegría
el doctor me recetó,
y un gran ingrato sería
si no confesase yo
que es grande mi mejoría.
Etiquetas:
Aurelio Varela,
Francisco Alonso,
Francisco de Torres,
luz y alegría,
madrid,
Música,
Teatro Novedades
Aquellas inolvidables revistas... (XXVII): Las musas latinas (1913)

Etiquetas:
1913,
las musas latinas,
Manuel Moncayo Cubas,
teatro apolo
Aquellas inolvidables revistas... (XXVI): Las ruinas de Talía (1908)

Su argumento, dividido en cinco cuadros, no deja de ser todo lo previsible que el género, en sus incipientes comienzos, posee. Así, en el primero de ellos titulado “El heredero”, observamos cómo el sobrino de una viuda, tras el fallecimiento de aquélla, acaba de heredar el viejo Teatro de Talía, único coliseo del pueblo que ha estado cerrado durante muchos años debido a la profunda religiosidad de la mujer, quien creía que nada bueno podía venir del teatro ni de sus gentes, los cómicos. El sobrino, Benjamín, seminarista, desea derribar el coliseo porque, según él, es un antro de perversión y no desea que, por su culpa, se condenen más almas:
Es el teatro un recreo
excesivamente infausto,
y cuántos en este mundo
por él se perdieron, ¡cuántos!
No; yo no he de ser culpable
de que se condenen varios,
mea culpa.
Sin embargo, antes de echarlo abajo, decide entrar al teatro para ver si, en su interior, hay algo de valor que pueda salvarse, dando oportunamente paso al segundo cuadro, “Todo el repertorio”, que no deja de ser sino una hermoso canto al arte de Talía; para ello, entran en escena algunos personajes procedentes de diversas zarzuelas cantando cada uno de ellos un fragmento representativo. Se encuentran así los Corchetes de Chorizos y Polacos, los Guardias de Los hijos de Madrid, Húsares de La viejecita, Trompetas de La banda, el Lego de Los Madyares, el Preceptor de Ruido de Campanas, las Manolas de El barberillo de Lavapiés y varias Chulas de La verbena de la Paloma entonando motivos que impidan la demolición del teatro que tantas noches los acogió:
Al repertorio todo
representamos.
Llevamos la alegría
por donde vamos;
noble alegría
que es la vida y la gloria
para Talía.
Alegre repertorio,
tú nunca morirás.
Ningún español que sienta
ha de olvidarte jamás.
¡Tú vivirás!
Posteriormente y, en el mismo cuadro aparecerán representaciones alegóricas de el Sainete Sentimental, el Drama Moderno, el Juguete de Enredo o el Teatro Regional haciendo hincapié en sus excelencias y en todo lo que han aportado al arte de Talía. Posteriormente llegarán los personajes del Género Bufo, la Revista y la Sicalipsis cuyos diálogos no dejan de ser una exclamación de supervivencia dentro del panorama dramático de la época; así el Género Bufo hablará de su auge y su próxima desaparición:
Yo soy el género bufo,
que aun joven envejeció.
Yo fui Telémaco,
fui Mambrú, fui Robinson,
fui Orfeo en los infiernos…
Y he tenido Los Brigantes,
que era una gente feroz.
Y me dieron El tributo
de las cien doncellas.
Pero ya no tengo yo
ni fuerzas para tenerme
en pie. Cumplí mi misión
y anticuado, envejecido,
sin amigos, sin calor,
sin que nadie me comprenda
voy muriendo en un rincón.
¡Un viejo que hizo reír mucho
y hoy no es nadie. ¡Adiós!
A continuación entrará en escena la Revista, encarnada en una bella tiple, ligerita de ropa, que entonará su correspondiente parlamento y que no deja de ser sino un testimonio del devenir del género en esta época:
Yo soy la Revista.
Sencilla, graciosa,
punzante, jovial...
Un batiburrillo,
una algarabía;
yo soy la locura,
yo soy la alegría.
Yo gusto a los grandes,
yo gusto a los chicos,
me aplauden los pobres,
me aplauden los ricos...
Yo fui La Gran Vía,
yo fui el Certamen...
Y yo fui El año
pasado por agua.
Fui a todas partes,
crucé las fronteras...
Pero ahora me encuentro
algo arrinconada
por una señora
más despreocupada.
Por la Sicalipsis
y que tiene menos
ropa todavía.
Ahora hace su aparición otra tiple, mucho más ligera de ropa encarnando a la Sicalipsis que, además, entablará diálogo con la Revista manifestando la necesaria unión que ambos géneros necesitan para poder sobrevivir:
SICALIPSIS
La sicalipsis, señor,
no es más que un canto al amor
sin nada de extraordinario.
Amor, encanto divino.
¿Quién no se rinde a ese encanto?
¿Canta usté al amor?
Yo soy sencilla, inocente;
no tengo más que alegría.
La picardía
es siempre la de la gente.
Ahora de todo se asusta
y nunca hubo más descoco.
Cuando yo enseño muy poco
protesta.
REVISTA
Sicalipsis, gran conquista
de estos tiempos de progreso;
a mí me hace falta eso,
Ven y únete a la Revista.
SICALIPSIS
¿Por qué no?
REVISTA
Juntas, las dos
más alegría tendré.
SICALIPSIS
Yo te daré mi alegría.
REVISTA
Quiero tus bailes también...
Después entrarán en escena varias tiples encarnando a los bailes de moda introducidos gracias al género sicalíptico como el Can-Can, el Cake-Walk o la Matchicha.
Los restantes cuadros de la obra presentan cómo Benjamín, tras haberse convencido de que derribar tanto arte sería una tragedia enorme decide montar su propia compañía y así poder levantar un nuevo coliseo en el pueblo gracias al repertorio que le ha mostrado el Teatro de Talía:
Un momento.
Llegó el día
solemne de la apertura.
Ya véis lo que hizo este cura
de Las ruinas de Talía.
Si esto consiguió agradar,
aplaudid ahora al autor
y gracias por el favor.
Puede el baile continuar.
Yo te daré mi alegría.
REVISTA
Quiero tus bailes también...
Después entrarán en escena varias tiples encarnando a los bailes de moda introducidos gracias al género sicalíptico como el Can-Can, el Cake-Walk o la Matchicha.
Los restantes cuadros de la obra presentan cómo Benjamín, tras haberse convencido de que derribar tanto arte sería una tragedia enorme decide montar su propia compañía y así poder levantar un nuevo coliseo en el pueblo gracias al repertorio que le ha mostrado el Teatro de Talía:
Un momento.
Llegó el día
solemne de la apertura.
Ya véis lo que hizo este cura
de Las ruinas de Talía.
Si esto consiguió agradar,
aplaudid ahora al autor
y gracias por el favor.
Puede el baile continuar.
Etiquetas:
1908,
Coliseo de la Flor,
Felipe Pérez Capo,
Las ruinas de Talía,
madrid,
Manuel Quislant
domingo, 23 de mayo de 2010
Aquellas inolvidables revistas... (XXV): La hechicera en palacio (1950)

Pero la revista en sí constituyó otro resonante boom teatral, siendo acompañada en esta ocasión por Carlos Tajes, Olvido Rodríguez, Pepe Bárcenas, Olvido Rodríguez, Cipriano Redondo, José Santocha, Julián Herrera y Paquito Cano, entre otros:
Taringia, país imaginario, va a celebrar las fiestas conmemorativas del tricentenario de su fundación; pero éstas se van a ver empañadas por la inminente ejecución del pirata Arturo Taolí, arrogante y generoso ídolo del pueblo (al punto que le envidia el mismo rey acusado injustamente de haber dado muerte a Fabio Lupio, quien, en realidad, fue mandado asesinar por orden de la reina Deseada, despreciada en su amor por el valiente pirata.
Cornelio V, rey de Taringia, sufre una extraña enfermedad y, la única persona en Taringia que podría llegar a curarlo sería Patricia, hermana de Fabio, una hermosa y bella hechicera, reina del barrio de la Herrería, con poderes mágicos, enamorada secretamente de Arturo Taolí promete al pueblo que éste no morirá y que llegará hasta palacio para impedir el ajusticiamiento de aquél.
Efectivamente. El juramento de Patricia se cumple. Ésta ha sido nombrada dama de honor de la reina Deseada. Por fin la hechicera está en palacio, aunque lo que ella no sabe es que la propia reina desea tenerla cerca para poder vigilarla aún a sabiendas de los sentimientos que aquélla siente por Taolí.
El pueblo entero se da pues cita en la plaza de armas del castillo regio. Taolí va a ser ejecutado: “Esta es la justicia que Su Majestad Cornelio V de Taringia manda hacer en la persona de Arturo Taolí, pirata y ladrón, conspirador y asesino de Fabio Lupio. La justicia del Rey ordena que sea decapitado en la plaza de armas del castillo prisión de San Nazario a la vista del pueblo y que su cabeza se cuelgue en la picota para escarmiento de malhechores”.
Pero en el preciso instante en que el noble pirata va a ser ajusticiado, el rey le concede la libertad a cambio de que interceda ante Patricia y cure su enfermedad. Aquél entonces se niega. Patricia intenta interceder ante Cornelio pero de nada sirve. Arturo pide entonces un último deseo. Cantarle al pueblo:
No me importa renunciar
a lo que soy, ni a lo que fui
porque su amor
ha de ser para mí.
Por amar a una mujer
voy a morir con ilusión,
pues viviré
para su corazón.
Concluida su petición, el verdugo, hacha en mano se dispone a ejecutar la orden real; pero la llegada del Príncipe Picio, aplaza la sentencia para otro momento. Patricia, a escondidas, visita entonces a Taolí en su lóbrega prisión. Allí, encadenado con grilletes, le pide a la hechicera que reciba en su seno a una mujer que, procedente de España, va a llegar a las costas de Taringia. Esa mujer es muy importante para él. Es su novia de España:
Las majas españolas llevan por dentro,
llevan por dentro
unos cascabelitos
cascabeleros de alegre son;
y su repique suena con alegría, con alegría
prendiéndose risueña en las alitas del corazón.
¡Ay, Manolín, Manolín,
ni que sí ni que no,
ni que no ni que sí!
Patricia, empleando sus poderes, libera a Taolí y promete hacerse cargo de la mujer; pero, aún así, la hechicera no puede dejar de pensar en Arturo:
Pienso en ti
y un rayo de sol
hace arder
mis ansias de amor.
Ese es mi mayor placer.
Mi dulce ilusión
también.
Pero tú me olvidarás.
Mi dulce ilusión
serás.
Pienso en ti
en ti nada más.
La corte mientras tanto se reúne; no sólo a Patricia la hechicera van a imponerle el Collar de la Verdad sino que el Príncipe Picio, joven delgado, pálido, ojeroso, débil y, para más señas, muy muy dormilón, llega a Taringia procedente de Europa acompañado de su aya Sebastiana, Gran Duquesa del Pompín, esposa, a su vez, de Epifanio, Gran Duque del Pompón, amigo personal del rey Cornelio. Picio al parecer era un joven despierto y muy vivaracho cuando se fue a recorrer Europa para aprender a convertirse en hombre y educarse correctamente y ahora ha vuelto hecho un desastre, ¿por qué? La Gran Duquesa del Pompín tiene la respuesta y es que lo ha consentido tanto y en todos los aspectos posibles que Picio se aburre sobremanera, claro que hasta que conoce a Patricia con la que vuelve a su antiguo estado y de la que se enamora locamente:
Yo le suplico a su Alteza
que por favor se retire
porque al mirarle a mi lado...
No me mire, no me mire.
Porque yo soy muy sensible
y si a mi lado le veo,
como me miren sus ojos...
Me mareo, me mareo.
Déjeme que me sostenga.
A mi pregunta responda:
¿Qué le parezco a su Alteza?
¡Qué es la monda, qué es la monda!
Su timidez me enamora ¡ay!
¡Qué señora, ay, que señora, ay!
Pero hay que disimular
que la gente de la Corte
es muy dada a murmurar.
A las costas de Taringia va llegando un navío español. Dentro de él, Patricia, disfrazada de polizón se ha introducido para averiguar el paradero de la mujer que ansiosamente espera Taolí. Allí, la hechicera vivirá una serie de cómicas peripecias motivadas, fundamentalmente, por su disfraz de hombre. Pero la vida en el barco es más dura de lo que Patricia pensaba. No solamente conoce a Cintia, joven y hermosa madrileña que llega desde España para ver al hombre que ama, sino también a Martina, noble y generosa mujer, también de origen español deseosa de encontrarse con el hombre al que
más quiere en toda su vida. Para Patricia surge entonces una diatriba, ¿cuál de las dos mujeres es la que espera Arturo? Junto a ellas, varias delegaciones de diversos países también arriban a las costas taringianas para celebrar su fundación entre ellas unos estudiantes de Coimbra:
Somos cantores de la tierra lusitana,
traemos canciones de los aires y del mar.
Vamos llenando los balcones y ventanas
de melodías de la antigua Portugal.
Oporto riega en vino rojo las laderas,
de flores rojas va cubierto el litoral,
verde es el Tajo, verdes son sus dos riberas,
los dos colores de la enseña nacional.
Mientras tanto, en Taringia, las cosas parecen no ir demasiado bien. El Gran Duque del Pompón ve coquetear a su mujer con el Príncipe Picio, quien se deshace por Patricia y
Deseada, rencorosa, ordena matar a Cornelio cuando en ese instante aparece Taolí
descubriendo la verdad:
Pero la nobleza de Arturo Taolí es tal que le salva la vida al rey Cornelio justo en el instante en que el lacayo contratado por Deseada le dispara una flecha mortal hiriéndole tan sólo su brazo. El rey, en recompensa, le perdona la vida.
Mientras tanto, las delegaciones de los diferentes países que han llegado a Taringia van reuniéndose poco a poco en la Corte:
La fiesta ya va a comenzar
nunca en Taringia se vio nada igual.
Son tres veces cien,
los años que hoy
se cumplen de antigüedad.
No hay un país,
que no esté aquí,
pues todos mandan su Delegación,
para hacer honor
a la Fundación
de la gran nación.
Mandó el francés,
su Embajador.
Este señor, español.
El portugués,
junto al inglés
Y nadie faltó.
¡Qué emoción, singular,
las fiestas del Reino
tendrán majestad!
Su esplendor,
sin igual,
en el mundo entero
se recordará.
Hoy Taringia agradecida,
no olvidará ya en la vida
la fiesta, que quede en la memoria
de toda la nación.
Cintia descubre entonces que era al Príncipe Picio al que venía a ver ya que aquél le prometió, cuando estuvo en España, casarse con ella; por lo tanto, era Martina la mujer que tan ansioso esperaba Taolí: su madre. Por su parte, los restantes miembros de la Corte intentan escapar como pueden llevándose consigo dinero, alhajas y bonos del Estado, entre ellos Cornelio y Deseada y Sebastiana junto a Epifanio. Patricia entonces puede abrazarse a su amado y consumar la felicidad que el aciago destino tanto les había negado cantando al unísono el “Himno de Taringia”, hecho éste muy enraizado con las grandes espectáculos operísticos centroeuropeos:
Cariño, nace en mí con ansia loca,
me miro en tus ojos y en tu boca.
Y siento una dulce sensación
que acerca hacia mí tu corazón.
Taringia, no me importan los dolores,
Taringia, si florecen mis amores.
Por ella, nueva vida se abrirá.
Mi vida a la suya unida va.
Aquellas inolvidables revistas... (XXIV): Una jovencita de 800 años (1958)

cofre. Para que el sufrimiento de ésta sea mayor, don Favila hace además que a Gerineldo le corten la cabeza. El verdugo Berutti así lo hace y, a la par y siguiendo las instrucciones que su señor le ha dado, corta también la lengua a todo aquel que ha presenciado su venganza, de ahí, por ejemplo que también decida encadenar en una mazmorra para la eternidad al astrólogo y clave un puñal a Berutti. Arístides, en represalia realiza un conjuro gracias al cual Brunilda recobrará toda su juventud y lozanía siempre y cuando Gerineldo le dé el primer beso de amor:
Yo volveré a ser así
por un milagro de amor;
¡me dará juventud y hermosura
el beso de un hombre
que me enamoró!
¡Yo volveré a ser así!
Besar... besarte soñé,
besar con todo mi ardor.
¡No olvides que mi beso es el primero!
Sentir..., sentirme mujer
al dar un beso de amor
que guardo para ti, porque te quiero.
Un beso es la alegría con que sueña la mujer...
Un beso es el veneno que nos hace enloquecer...
Besar..., besarte soñé;
besar con todo mi ardor...
Decirte, suspirando, con amor:
¡Amor!...
¡Te quiero, nene mío!...
¡Siempre, siempre, siempre te querré!
¡Yo te querré!...
Si besas en mi boca por primera vez.
Éste, a su vez, vivirá reencarnándose en varios animales hasta que, convertido en humano, bese a su amada. Mientras tanto, Brunilda y Arístides vagaran en pena por las estrellas... Y así llegamos hasta nuestros días. La acción se traslada, pues, a un patio de vencindad madrileño en donde aparecen Feliciano, matarife de profesión, Ciriaco, aprendiz de la tienda de electricidad que posee su tío y Bernabé, propietario de dicho comercio y, a su vez, tío de Ciriaco. Los tres forman fiel trasunto del verdugo Berutti, Gerineldo y don Favila.
Feliciano discute acaloradamente con Ciriaco porque éste, a su vez, tiene amores con la sobrina de aquél, Blanquita, y no quiere ello continúe puesto que quiere casar a su sobrina con un hombre que tenga más posibles que el pobre aprendiz; aunque Blanquita a quien quiere verdaderamente es a Ciriaco. En la misma casa de vecindad en la que se hospedan estos personajes vive también don Arístides, viejo que realiza experimentos y que tiene cierto don para las artes adivinatorias. La acción comienza a complicarse cuando don Arístides predice que Ciriaco va a convertirse en poco tiempo en millonario, con lo que Feliciano, supersticioso como nadie, accede con suma alegría a que su sobrina continúe sus relaciones con el joven aprendiz.
A su vez, Bernabé está recibiendo desde hace tres días diversas cartas de amor de una desconocida jovencita de diecinueve años que le cita diciéndole que está perdidamente enamorada de él y, junto a ellas, un billete de mil pesetas cada una; claro que lo que aquél desconoce es que su mujer, Urbana las ha interceptado antes de que lleguen a su poder, por
lo que éste no sabe ni tan siquiera de su existencia, aunque su mujer lo aguanta por el dinero que recibe religiosamente en cada sobre; sin embargo, cuando Bernabé se entera de que hay una mujer que todos los días le escribe citándolo, ni corto ni perezoso y, para darle un escarmiento a su mujer, decide acudir a la cita junto a su sobrino Ciriaco, al que también han invitado en la carta.
Claro que, como no podía ser menos, tanto Urbana, como Blanquita y Feliciano se enteran de la cita y acuden presurosos para vengarse de tío y sobrino. El día de la cita, Bernabé y Ciriaco se encuentran con una joven mecanógrafa, Adelina, a la que consideran parte de la cita; por otra parte, ven a Brunilda, una anciana señora que resulta ser la mujer que enviaba las cartas. Cuando Brunilda les cuenta a ambos la historia de su largo peregrinar por el mundo desde hace ochocientos años, desea que Ciriaco le dé un beso de amor para así romper el maleficio que pesa sobre ella. Éste se niega, por lo que Brunilda le dice a Bernabé que si éste logra convencer a su sobrino de que la bese, obtendrá mucha dicha y fortuna; y así lo hace. Una vez que Brunilda recupera la juventud, Arístides muere y a Bernabé comienza a sonreírle la fortuna: gana la lotería, posee un magnífico coche con chófer, acciones de Telefónica... es tanta la suerte que va a
tener a partir de ahora que a todo aquél que quiera hacerle algún daño, le ocurrirá una desgracia.
Mientras tanto, Ciriaco, sorprendido por la fortuna de su tío, accede a casarse con Brunilda, quien le ha prometido la misma suerte que a Bernabé si contraen matrimonio.
Así las cosas, Urbana reprende a su marido y, en ese instante, fallece, reencarnándose, con mismo cuerpo pero con distinta alma en Arístides.
En el segundo acto, la riqueza de Bernabé queda patente en todos los ámbitos; no sólo por su elegante casa sino, además porque posee de administrador a Feliciano quien, a su vez, ha tomado de secretaria a Adelina, a quien corteja y protege Bernabé, algo que enciende los celos de aquél; sin embargo, el argumento va tomando directrices totalmente diferentes cuando Ciriaco comienza a estar harto de la inteligencia de Brunilda, por lo que, a medida que la va rechazando, también va menguando la fortuna y suerte de su tío. Pero Ciriaco, como bue español, se siente celoso de que Brunilda posea algunos admiradores así que, en una de sus discusiones, y, a causa de un invento de Urbana-Arístides, sus almas se intercambian y en el cuerpo de Ciriaco queda instalada la de Brunilda y viceversa.
Finalmente, todo se resolverá a favor de los jóvenes amantes y la dicha invadirá la escena dando lugar a la gran apoteosis con la que termina cualquier espectáculo de esta índole.
Aquellas inolvidables revistas... (XXIII): S.E., la Embajadora (1958)

Taripania, imaginario país de la Europa Central, antiguo Principado y hoy República Independiente, celebra con júbilo y algarabía la toma de posesión de su nuevo Presidente, Lucilo Perales. Éste, que empezó vendiendo miel, posteriormente cuchillas de afeitar y ahora se ha hecho el amo de la política gracias a su portentosa facilidad para hablar, ha sido elegido por votación popular gracias a la promesa que le hizo a su pueblo: suprimir los impuestos, subir los sueldos y bajar la vida; pero Lucilo es un pobre paleto de pueblo, eso sí, dotado de mucha labia, que necesita la ayuda de su prima, ahora su secretaria, la hermosa Viveca, para enfrentarse a los asuntos burocráticos que su importante puesto exige y que le resultan muy difíciles, tanto o más que mandar en su país.
Taripania espera ansiosa la llegada del Embajador de los Estados Juntitos, quien va a traer consigo leche para los niños y gasolina para los automóviles, materias casi extintas en el país. Pero, para sorpresa de todos, el Embajador tan ansiosamente esperado resulta ser una mujer. Una mujer, elegante, bella y muy inteligente, Ágata Ratimore:
Yo soy
de mi país Embajador
y voy
a ser mejor que el anterior.
Señora Embajadora
se me dirá
que siempre una señora
estará
dispuesta a toda hora
de muy buen humor
a prometer lo mejor.
Mientras tanto, Viveca, quien acude a la pequeña estación de tren que posee Taripania para esperar a la criada que destinan al servicio de la Embajadora, se encuentra con el capitán de la Guardia Presidencial, Sergio, a quien, confidencialmente, le revela que ha de comprar a mencionada criada para que pueda informarle en todo momento de los movimientos que la Embajadora realice dentro del país. Confidencia por confidencia. El valeroso y atractivo capitán le contesta que él espera la llegada de una posible “amiguita” del Presidente. Viveca le reprende y ordena que Lucilo sólo debe ver a esa mujer de lejos; no obstante es ella, en realidad, quien manda el país, pero, una vez llega al tren, sucede un pequeño malentendido: Atilana, supuesta nueva doncella, es confundida con la “entretenida” y Norma, vivaracha francesita, con la nueva criada de la Embajadora, aunque Sergio se da cuenta a tiempo y cada una acompaña al que previamente esperaba.
Se produce entonces la presentación de credenciales de S.E., la Embajadora ante el nuevo Presidente taripanio con gran entusiasmo para todos sus allegados. Allí, Viveca le confiesa a Norma que no puede tolerar su ronroneo con Lucilo porque está enamorada de él.
Lucilo y Ágatha se apartan unos instantes del cóctel que han dado en su honor. El Presidente no cesa de tirarle los tejos a la mujer mientras ella le revela que, a cambio del dinero que ha venido a ofrecer a Taripania, ella necesita el uranio que posee el país para la llamada bomba “Pum”. Ágata intenta ganarse la confianza de Lucilo invitándolo a bailar.
Viveca entonces ve a Popón, servicial ayudante de la Embajadora contratado por ésta para que haga de perro ya que, según ella, en su país escasean, y le paga dinero para que se lleve a Norma lejos del Presidente. En el instante de darle los billetes se da cuenta de que Popón es un antiguo conocido con el que tuvo, tiempo atrás un pequeño flirteo; pero lo que desconocen todos es que tanto Popón como Norma son dos “conspiradores” dispuestos a aprovecharse de cualquier incauto que se cruce en su camino y que les dé algo de comer. Su misión: intentar restaurar el Principado echando al Presidente de su puesto. Para ello, Popón paga una cantidad de dinero a Atilana de tal forma que ésta le dé a Viveca los informes que a su vez Popón le haya previamente dado.
Se va a celebrar la fiesta homenaje que Taripania tiene preparada para Su Excelencia, la Embajadora. Previamente, Tientino, Jefe de Protocolo del Presidente, se cuadra correctamente ante el Capitán Sergio. ¿Por qué? Ágata, a su vez, le llama, cuando están juntos, Arturo. Ella lo ama en secreto, pero no puede reunirse junto a él ni darle esperanzas porque le oculta algo, un oscuro secreto que Sergio se niega a desvelarle. Únicamente le confiesa que ha de dedicarse por entero a su labor. Y su labor no es otra que Taripania.
Por su parte e, intentando restaurar el Principado, Popón no cesa de ponerle artefactos bomba a Lucilo. En uno de sus intentos, el Presidente es rescatado por el propio Sergio. Éste, encarcela al terrorista y, posteriormente ordena ponerlo en libertad. Sergio, en realidad es el Príncipe Arturo V de Taripania, quien, por amor a Ágata, no va a consentir volver al trono que legítimamente le corresponde y prefiere renunciar por amor.
Una noche, mientras todos los personajes se reúnen en torno al Palacio de la Ópera de Taripania para escuchar a la gran diva Gamberrini, Popón prepara su última bomba. Entra sigilosamente en el camerino de la diva y le explica que, cuando ella cante un MI sostenido, el artefacto hará explosión; pero en lo que Popón no ha reparado ha sido en que la cantante era el propio Lucilo disfrazado. Al día siguiente los periódicos de Taripania anuncian que su Presidente ha dimitido
y se ha vuelto a restaurar el Principado. Arturo V volverá a reinar el país mientras que se
desconoce si la Embajadora va a permanecer o no a su lado.
Finalmente y, como en los cuentos de hadas, todo se resolverá favorablemente para sus protagonistas: Lucilo correrá al lado de la única mujer que verdaderamente lo ha amado y ha estado junto a él en los peores momentos, Viveca; por su parte, Popón y Norma conjugarán el verbo amar mientras que Arturo (Sergio) y Ágata prometen volver a verse de nuevo porque ambos se quieren, aunque ahora no sea el momento...
Aquellas inolvidables revistas... (XXII): El águila de fuego (1956)

ilegítima, el conde dio muerte a la condesa y a la criatura. Un hechizo maldito arrebató el
cuerpo de la niña haciéndolo vivir en las montañas, como mujer durante el día y como
águila de fuego durante la noche; desde entonces y, bajo la forma de animal ardiente, sólo ataca a los descendientes de la familia Polenti. La maldición únicamente podía romperse con la muerte de uno de los descendientes o su amor por la mujer hechizada. Fascinado por la leyenda, Claudio, nuevo conde de Polenti, recorre las montañas en busca del águila de fuego, encontrándola al amanecer, justo en el momento de su transformación mientras canta el precioso bolero que da título a la obra:
Soy el águila de fuego,
yo soy la misma de ayer
si me perdiera mañana
no me dejéis de querer.
En el fuego de un mal sueño
veo mis alas arder,
a otra vida y a otro ensueño
yo me siento renacer.
La luna se va escondiendo,
¿qué me trae, el nuevo día?
Triste la luna me envía
con su adiós, un amor.
Soy el águila de fuego,
por el día soy mujer
¿dónde está mi pensamiento?
Ni me importa ni lo sé.
Celinda, nombre que recibe desde ese momento la bella mujer, es invitada por Claudio a acompañarle y vivir con sus parientes y amigos y ésta acepta encantada, deseosa de conocer otros horizontes y otras sensaciones. Naturalmente el desenlace es feliz y Celinda queda liberada del hechizo por el amor de Claudio Polenti.
Y, junto a Celia Gámez, Lalo Maura, Manolito Díaz, Olvido rodríguez, Pepe Bárcenas, Licia Calderón... y una partitura de veinticuatro números musicales que prontamente alcanzaron el fervor popular del espectador que presenció su brillante puesta en escena: “El águila de fuego”, “Vivir, vivir, vivir”, “Arisca condesa”, “Las vespas”, “Todas son iguales”, “Chachachá de la risa”, “Todo va bien”, “Seré feliz”, “¡Pim, pam, pum!”, “Capri”, “Dolce Bambina”, “Quiere el amor primavera”, “Brindo”, “Desde que se ha ido esa mujer”, “Al volverte a encontrar”, “Dúo de Pío y Dunia”, “¡Viva la vida!”, “¡Viva Madrid!”, “El cazar es un gran placer”...
sábado, 22 de mayo de 2010
Aquellas inolvidables revistas... (XXI): La cuarta de A. Polo (1952)

Argumento:
Arturo Polo, es un joven acomodado y origen aristocrático que, aburrido de su vida, decide incorporarse a la Legión extranjera. Sus correrías sin embargo tendrás escaso recorrido. En el Norte de África es hecho prisionero por un reina mora que le obliga a contraer matrimonio con sus tres hijas. Finalmente, Arturo consigue escaparse y, en Francia, se casa con su novia Leonor. Pero tras la celebración de la boda, aparecen de improviso sus otras tres esposas.
Representaciones:
Teatro (Estreno, 1952): Intérpretes - Adrián Ortega, Maruja Boldoba, Alfonso Godá, Fina Gessa y Paquito Cano.
Televisión: En el espacio La comedia musical española, 19 de noviembre de 1985: Intérpretes - Pedro Civera, Massiel, María Barranco, Luis Varela, Queta Claver, Francisco Camoiras, Pastor Serrador.
Aquellas inolvidables revistas... (XX): La Blanca doble (1947)

Acto 1:
Blanca y Perico Lozoya son un matrimonio que regenta una tienda de lencería. Junto a ellos vive el sobrino de ella, Melitón quien, a su vez, coquetea con Cristeta, la sirvienta de una de las clientas llamada Blanquita que se dedica al mundo del espectáculo. Ésta última, deseada por Perico y ávida de la fortuna familiar, lo invita a pasar una noche en su casa, indicándole que la señal para el acceso será una luz verde en la ventana, indicio que Velilla, su compañero (inventado), ha abandonado la casa. Para acudir a la cita, Perico, aconsejado por su amigo Eleuterio Peláez se excusa ante su mujer, argumentando que aisitirá a un velatorio; concretamente el del propio Peláez. Cuando éste recibe una corona encargada por Blanca, asustado, le revela toda la verdad.
Acto 2:
Perico, al advertir la luz verde en la ventana de Blanquita, sube a la casa. Cristeta y Blanquita, mediante tretas, consiguen robar todo el dinero a Perico. Éste, ingenuo, entra en el dormitorio a la espera de quien cree su nueva amante. Mientras tanto, llega a la escena Blanca quien, a cambio de una buena cantidad, soborna a Blanquita para que la deje entrar en casa e irrumpe en la habitación donde supuestamente yace su marido. Sin embargo, éste se había intercambiado con Peláez que se había adelantado para avisarle. Las sorpresas, por tanto, se suceden, si bien, finalmente todos regresan a casa escarmentados pero felices.
Blanca y Perico Lozoya son un matrimonio que regenta una tienda de lencería. Junto a ellos vive el sobrino de ella, Melitón quien, a su vez, coquetea con Cristeta, la sirvienta de una de las clientas llamada Blanquita que se dedica al mundo del espectáculo. Ésta última, deseada por Perico y ávida de la fortuna familiar, lo invita a pasar una noche en su casa, indicándole que la señal para el acceso será una luz verde en la ventana, indicio que Velilla, su compañero (inventado), ha abandonado la casa. Para acudir a la cita, Perico, aconsejado por su amigo Eleuterio Peláez se excusa ante su mujer, argumentando que aisitirá a un velatorio; concretamente el del propio Peláez. Cuando éste recibe una corona encargada por Blanca, asustado, le revela toda la verdad.
Acto 2:
Perico, al advertir la luz verde en la ventana de Blanquita, sube a la casa. Cristeta y Blanquita, mediante tretas, consiguen robar todo el dinero a Perico. Éste, ingenuo, entra en el dormitorio a la espera de quien cree su nueva amante. Mientras tanto, llega a la escena Blanca quien, a cambio de una buena cantidad, soborna a Blanquita para que la deje entrar en casa e irrumpe en la habitación donde supuestamente yace su marido. Sin embargo, éste se había intercambiado con Peláez que se había adelantado para avisarle. Las sorpresas, por tanto, se suceden, si bien, finalmente todos regresan a casa escarmentados pero felices.
Representaciones destacadas:
Teatro:
1947 (Estreno). Intérpretes: Florinda Chico, Zori, Santos y Codeso, Encarna abad, Pilarín Bravo, Mary Campos.
1955 (Reestreno). Intérpretes: Maruja Tomás, Luis Barbero.
1969 (Restreno). Intérpretes: Lina Morgan, Juanito Navarro.
Televisión:
Televisión española (29 de septiembre de 1995): Loreto Valverde, Francisco Cecilio, Silvia Gambino.
Teatro:
1947 (Estreno). Intérpretes: Florinda Chico, Zori, Santos y Codeso, Encarna abad, Pilarín Bravo, Mary Campos.
1955 (Reestreno). Intérpretes: Maruja Tomás, Luis Barbero.
1969 (Restreno). Intérpretes: Lina Morgan, Juanito Navarro.
Televisión:
Televisión española (29 de septiembre de 1995): Loreto Valverde, Francisco Cecilio, Silvia Gambino.
La compañía teatral "¡Al abordaje!" pone en escena la revista El sobre verde

Aquellas inolvidables revistas... (XIX): Las niñas de mis ojos (1927)

Texto: Manuel Fernández Palomero.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 10 de febrero de 1927, en el Teatro Martín, de Madrid.
Intérpretes del estreno: Sra. Fenor. Srta. Pinedo. Luisita Wieden. Srta. Peris. Sra. Corro. Sr. Heredia. Sr. Rodríguez. Sr. Loben. Sr. Alba.
Sinopsis. A la consulta de un médico, que habitualmente atiende a un escogido plantel de bellas mujeres, se presenta un joven tímido y su prima que quiere casarse con él. El médico organiza una gran fiesta y ofrece al joven unas lentes, que él ha inventado, con las que ve todo, todo, todo. El joven pierde su timidez y terminará casándose con su prima.
Las niñas de mis ojos es una obra picaresca, adecuada a los gustos de los incondicionales de Martín que elogiaron la música y destacaron con sus aplausos un chotis, el llamado "fox de las radioescuchas", el número de los deshollinadores y un terceto cómico.
Las niñas de mis ojos es una obra picaresca, adecuada a los gustos de los incondicionales de Martín que elogiaron la música y destacaron con sus aplausos un chotis, el llamado "fox de las radioescuchas", el número de los deshollinadores y un terceto cómico.
Aquellas inolvidables revistas... (XVIII): La corte de los gatos (1926)

Texto: José Tellaeche y José de Lucio.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 4 de marzo de 1926, en el Teatro Martín, de Madrid.
Intérpretes del estreno: Clara Fenor. Carmen de Granada. Luisita Wieden. Lino Rodríguez. Sr. Bori. Sr. Alba. Sr. Cumbreras.
Sinopsis: Un castizo madrileño, a causa de los efectos de una buena dosis de alcohol, cae dormido a la puerta de la Academia de la Historia y, conducido por Clío, pasea por el Madrid de épocas pasadas.
El libro de La corte de los gatos fue calificado por la crítica como interesante, curioso y entretenido, con los necesarios elementos picantes que demandaba el público del Martín. La obra, presentada con el lujo habitual de estos espectáculos, tenía una música pegadiza y agradable. De sus distintos números, todos repetidos el día del estreno, fueron elogiados el chotis, un pasodoble que se resuelve en un bolero, unos cuplés que cantaron a dúo los Sres. Bori y Rodríguez, la consabida y apoteósica marcha final y, sobre todo, el "foxtrot de las gatitas", protagonizado por la bellisima Luisita Wieden, acompañada por las segundas tiples de la compañía.
El libro de La corte de los gatos fue calificado por la crítica como interesante, curioso y entretenido, con los necesarios elementos picantes que demandaba el público del Martín. La obra, presentada con el lujo habitual de estos espectáculos, tenía una música pegadiza y agradable. De sus distintos números, todos repetidos el día del estreno, fueron elogiados el chotis, un pasodoble que se resuelve en un bolero, unos cuplés que cantaron a dúo los Sres. Bori y Rodríguez, la consabida y apoteósica marcha final y, sobre todo, el "foxtrot de las gatitas", protagonizado por la bellisima Luisita Wieden, acompañada por las segundas tiples de la compañía.
Etiquetas:
Francisco Alonso,
José de Lucio,
José Tellaeche,
La corte de los gatos,
madrid,
teatro martín
Aquellas inolvidables revistas... (XVII): La boda de la Farruca (1913)

Texto: Gonzalo Cantó y Guillermo Hernández Mir.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 22 de diciembre de 1913, en el Teatro Cervantres de Sevilla.
Intérpretes del estreno: U. López. L. Moscat. C. Rojas. I. Murillo. R. Galindo. E. Latorre. V. Carrasco. R. Blanca. H. Velasco.
Ambientada en el Olimpo, llegó a Madrid tras el éxito obtenido en provincias, estrenándose el 21 de febrero de 1914 en el Teatro Apolo. Según las crónicas de la época gustó más la música que el libro y alcanzó más del centenar de representaciones.
Etiquetas:
Francisco Alonso,
Gonzalo Cantó,
Guillermo Hernández Mir
Aquellas inolvidables revistas... (XVI): Música, luz y alegría (1916)

Texto: Aurelio Varela y Francisco de Torres.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 20 de mayo de 1916, en el Teatro Novedades, de Madrid. I
Intérpretes del estreno: Srta. Quirós. Sra. Girona. Sra. Mira. Sr. Codorniu. Sr. Aznares.
Sinopsis: Un médico, incapaz de curar a un paciente con fármacos, le receta que se divierta para curarse de su neurosis. Neurasténico, ése es el nombre del enfermo, seguirá el consejo y, de la mano de tres hadas, pasará por los palacios de la Música, de la Luz y de la Alegría. Tras la visita, quedará curado de su enfermedad. Las hadas le llevarán por distintos lugares: París, México, varias regiones españolas; asistirá a los toros y será testigo de las ventajas de la electricidad.
Puede decirse que Música, luz y alegría es la primer revista escrita por el compositor granadino. Tuvo un buen recibimiento y, realmente, se convirtió en el primer gran triunfo de su carrera. En esta obra ya es posible apreciar la habilidad del maestro para crear toda clase de melodías, como la de caracter oriental o la jota que incluye en esta partitura
Puede decirse que Música, luz y alegría es la primer revista escrita por el compositor granadino. Tuvo un buen recibimiento y, realmente, se convirtió en el primer gran triunfo de su carrera. En esta obra ya es posible apreciar la habilidad del maestro para crear toda clase de melodías, como la de caracter oriental o la jota que incluye en esta partitura
Etiquetas:
Aurelio Varela,
Francisco Alonso,
Francisco de Torres,
luz y alegría,
Música
Aquellas inolvidables revistas... (XV): La llave (1933)
Género: Humorada en dos actos y diez cuadros.
Texto: Joaquín Vela y Eusebio Sierra.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 16 de diciembre de 1933, en el Teatro Pavón, de Madrid.
Intérpretes del estreno: Amparo Raberner, Concha Rey, Angélica Cortesina, Maruja Vergel. Elva Roy (bailarina). Salvador Videgain. Julio Castro. Manolo Tito y los Sres. Ornat y Vázquez.
Sinopsis. Una fingida disposición miniosterial gravando con un impuesto los escarceos amorosos extraconyugales, da lugar a simpáticos e hilarantes episodios de inspección y denuncia.
A ratos vodevil, a ratos revista, a ratos sainete, el texto de La llave, bordea el equívoco y el juego de palabras, aunque es una revista fina. No faltan los tipos habituales: un invertido, un marido burlado, el fresco y las guapas vicetiples, todo ello presentado con lujo y derroche de medios.De la música escrita por el maestro Alonso se aplaudió el "pasodoble de las lagarteranas", el "chotis de las desnudistas", el "foxtror de las castigadoras", una rumba y un número protagonizado por los serenos.
A ratos vodevil, a ratos revista, a ratos sainete, el texto de La llave, bordea el equívoco y el juego de palabras, aunque es una revista fina. No faltan los tipos habituales: un invertido, un marido burlado, el fresco y las guapas vicetiples, todo ello presentado con lujo y derroche de medios.De la música escrita por el maestro Alonso se aplaudió el "pasodoble de las lagarteranas", el "chotis de las desnudistas", el "foxtror de las castigadoras", una rumba y un número protagonizado por los serenos.
Etiquetas:
Eusebio Sierra,
Francisco Alonso,
Joaquín Vela,
La llave,
Teatro Pavón
Aquellas inolvidables revistas... (XIV): ¡Por si las moscas! (1929)
Texto: Joaquín Vela y José López Campúa.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 31 de octubre de 1929, en el Teatro Romea, de Madrid.
Intérpretes del estreno: Celia Gámez. Aurorita Peris. Antoñita Torres. Amparo Taberner. Nena Rubens. Amelia Roberts. Faustino Bretaño. Enrique Povedano. Sr. Álvarez. Sr. Vilches. Sr. Stern. Sr García. Morales-
¡Por si las moscas! tuvo mucho éxito. Llegó a las 400 representaciones y se ofreció fuera de Madrid al año siguiente, llegando a estrenarse hasta en el lisboeta Teatro Variedades.Es una revista de espectáculo montada a lo grande, ingeniosa, simpática y elegante. Hubo quien dijo que rehabilitaba el género. Su música, pegadiza, fresca y ligera pasó enseguida a los pianos y a las gramolas y su "Chotis de la Manuela", alcanzó rápidamente la popularidad y el reconocimiento de los madrileños. Ademas de este número, destacaron el de los baños de sol, el del circo, el de los pollitos, el blues de los botones y una original parodia del cine parlante. Para ellos escribió Francisco Alonso los ritmos de moda (charleston y foxtrot), una clásica mazurca y una serenata de ambiente romántico.La interpretación de Celia Gámez, que hizo cinco tipos de mujer distintos, fue muy elogiada y la prensa destacó que las chicas de Romea " están monísimas y admirablemente vestidas". Ya sabemos lo que significa eso de "vestidas" en el ámbito de una revista de espectáculo.
¡Por si las moscas! tuvo mucho éxito. Llegó a las 400 representaciones y se ofreció fuera de Madrid al año siguiente, llegando a estrenarse hasta en el lisboeta Teatro Variedades.Es una revista de espectáculo montada a lo grande, ingeniosa, simpática y elegante. Hubo quien dijo que rehabilitaba el género. Su música, pegadiza, fresca y ligera pasó enseguida a los pianos y a las gramolas y su "Chotis de la Manuela", alcanzó rápidamente la popularidad y el reconocimiento de los madrileños. Ademas de este número, destacaron el de los baños de sol, el del circo, el de los pollitos, el blues de los botones y una original parodia del cine parlante. Para ellos escribió Francisco Alonso los ritmos de moda (charleston y foxtrot), una clásica mazurca y una serenata de ambiente romántico.La interpretación de Celia Gámez, que hizo cinco tipos de mujer distintos, fue muy elogiada y la prensa destacó que las chicas de Romea " están monísimas y admirablemente vestidas". Ya sabemos lo que significa eso de "vestidas" en el ámbito de una revista de espectáculo.
Etiquetas:
Francisco Alonso,
Joaquín Veela,
José López Campúa,
Por si las moscas
Aquellas inolvidables revistas... (XIII): Campanas a vuelo (1931)

Texto: Carlos Larra, Francisco Lozano y Enrique Arroyo.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 7 de julio de 1931, en el Teatro Fuencarral, de Madrid.
Intérpretes del estreno: Olvido Rodríguez. Blanquita Rodríguez. Concita Dorado. Pilar Ruiz. Eugenia Galindo. Luisita Alonso. Lino Rodríguez. Luis Barta. Sr. Rubio. Sr. Albolofia.
Sinopsis: Una "troupe" de viejos histriones, que engaña al público, ofreciendo un espectáculo deplorable en una barraca veraniega, es desalojada por un grupo de muchachos que se incautan del local para renovar los programas. Presenciamos la expulsión y asistimos a la constitución de un nuievo gobierno, formado por diez guapas ministras, que se reúnen en Consejo para desarrollar un programa magnífico en Guerra, Instrucción Pública, Hacienda y el desto de departamentos.
Obra crítica y satírica, a veces elegante y, para algunos, pobre y cercana al límite del buen gusto, ofrecía un buen nñumero de cuadros, algunos con títulos tan explicitos como: El biligüismo, La danza de las monedas, Todo confort, Ecos municipales, El gobierno o La ciudad universitaria femenina.
De sus números musicales se aplaudieron un Terceto de las estatuas de la plaza de Orientye, una canción mexicana, una cómica intervencioón de la banda El Empastre, la "java de la manicura" y una canción flamenca. No tuvo el éxito esperado un himno que habría de ser, según el texto, el huevo himno nacional.
Etiquetas:
Campanas a vuelo,
Carlos Larra,
Enrique Arroyo.,
Francisco Alonso,
Francisco Lozano
Aquellas inolvidables revistas... (XII): Mi costilla es un hueso (1932)

La acción de los tres primeros cuadros transcurre en Madrid; la del cuarto, en Barcelona y el resto de la obra en California.
Sobre esta obra, el diario El Progreso de Barcelona comentó lo siguiente en su crónica del 11 de noviembre de 1932: “La obra estrenada ayer en el Teatro Cómico podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que durará en cartel, pues reúne todas las condiciones para seguir con éxito durante largo tiempo. El primer número del ‘Bobín’ se repitió ante los insistentes aplausos del público, luego vino el del chotis ‘Nicéforo’, cuyas letras y música lograron prontamente popularidad. En el bailable ‘Hawai’, la pareja de bailarines consiguió un gran éxito, debiendo repetirlo. Gloria Guzmán (sustituida por Emilia Aliaga en fechas posteriores) recibió en todas sus acertadas intervenciones clamorosas ovaciones, especialmente en la ‘Canción Californiana’. El electorado, muy espléndido y artístico, culmina en el cuadro ‘cowboys’, brindándose en dicho número una clamorosa ovación al maestro Alonso, que le obligó a salir al palco escénico, ante la insistencia del público”.
“También en el intermedio del segundo acto, al ejecutar la orquesta el pasodoble ‘La modistilla’, otro de los números que pronto se popularizará, fue requerida por el público la presencia del maestro, que salió a recibir nuevos aplausos. La escena cómica del ‘Canto ruso’ tuvo que repetirse tres veces, y la presentación fastuosa del cuadro final ‘Verde y plata’ es de las que se recuerdan con gusto.”
Actualmente se pueden encontrar en el mercado dos grabaciones de este obra. En 2000, el sello discográfico Blue Moon, en su colección Serie Lírica, editó Doña mariquita de mi corazón y Mi costilla es un hueso, recuperando grabaciones de la época. También existe una grabación de Sonifolk en su colección La Revista Musical Española. Vol. 3., que incluye las obras Mi costilla es un hueso, 24 horas mintiendo y ¡Taxi, al cómico!
Etiquetas:
Enrique Sierra,
Francisco Alonso,
Joaquín Vela,
Mi costilla es un hueso
Aquellas inolvidables revistas... (XI): Las lloronas (1928)

Género: Historieta cómio-lírica-vodevilesca en un prólogo y dos actos.
Texto: Joaquín Vela y José López Campúa.
Música: Francisco Alonso.
Estreno: 19 de octubre de 1928, en el Teatro Romea, de Madrid.
Intérpretes del estreno: Celia Gámez. Antoñita Torres. Concha Constanzo. Concha Rey. Amparo Taberner. Faustino Brentano. M. Ozores. J. Álvarez. Sr. Samper y Sr. Vidales.
Sinopsis: Las aventuras grotescas y humorísticas de un mozo de cuerda madrileño que, por casualidad, se convierte en nuevo rico, padre postizo de una criatura alegre y confiada, que le lleva a recorrer y sortear dificultades en un balneario alegre de mujeres placenteras.
Las lloronas cuenta con un libro que mezcla elementos del vodevil y de la revista y que resulta discretamente picarescvo, con chistes de buen gusto, alejados de la "sal gorda" que solían ofrecer algunas obras similares.Entre los números musicales, alegres y ajustados al género, escritos por el Maestro Alonso, se aplaudieron con especial entusiasmo el "Foxtrot de los ratas de hotel", la sensual "Java del marco", una simpática "Marcha de los soldados de plomo", el "One-step de la cocteleras" y el "Foxtrot de la receta". No falta
ron, naturalmente, el garboso chotis madrileño y el pasodoble a ritmo de marcha.La presentación fue especacular con figurines de Álvaro Retana y escenografía de Bulbena, Marcén y Muela.El éxito alcanzado por Las lloronas en el teatro de la madrileña calle de Carretas trajo consigo, el 16 de noviembre de 1928, elconsabido banquete de homenaje a los autores, al que asistieron más de 300 comensales, entre los que destacó la presencia de Amadeo Vives.
Las lloronas cuenta con un libro que mezcla elementos del vodevil y de la revista y que resulta discretamente picarescvo, con chistes de buen gusto, alejados de la "sal gorda" que solían ofrecer algunas obras similares.Entre los números musicales, alegres y ajustados al género, escritos por el Maestro Alonso, se aplaudieron con especial entusiasmo el "Foxtrot de los ratas de hotel", la sensual "Java del marco", una simpática "Marcha de los soldados de plomo", el "One-step de la cocteleras" y el "Foxtrot de la receta". No falta

Etiquetas:
celia gámez,
Francisco Alonso,
Joaquín Vela,
José Campúa,
Las lloronas
¡¡¡20.000 visitas para HISTORIAS DE LA REVISTA MUSICAL ESPAÑOLA!!!

Amigos y amantes del teatro en general y de nuestra añorada y querida revista musical en particular. Gracias a vosotros, vuetsra página ha recibido ya más de 20.000 visitas, algo realmente extraordinario para un tema de las características que aquí tratamos. Ello nos viene a demostrar que el público español sigue queriendo ver y acudir a un espectáculo de revista y, ojalá, algún avezado empresario se atreviese a formar una compañía en condiciones para reponer títulos clásicos del género. Es, pues, hoy, un día importante para los que amamos a nuetsra revista porque gracias a vosotros está saliendo de ese letargo al que estaba sometida... y, os iré adelantando, que próximamente va a crearse el ARCHIVO PARA LA RECUPERACIÓN DE LA REVISTA MUSICAL ESPAÑOLA en mi tierra, Granada. Ya os iré informando.
jueves, 13 de mayo de 2010
Un cómico de revista...Adiós emocionado a D. Antonio Ozores (y X)
Todos estamos tristes por tan sensible pérdida. El pueblo español no entiende de ideologías o creencias cuando se nos va una BUENA PERSONA, es más, una GRAN PERSONA y un PROFESIONAL grandioso. Nunca borraremos de nuestros labios una sonrisa cada vez que veamos aparecer en pantalla algunas de las actuaciones de D. Antonio Ozores. Descanse en paz un cómico genial:
SONIA:Antonio Ozores, simplemente el mejor, como calidad humana y como humorista, me encantaba y siempre le voy a recordar con muchísimo cariño, ese humor particular que le caracterizaba, se va a quedar siempre entre nosotros, te queremos . Mi más sentido pésame a toda su familia.
MARIANO TRILLO: Se ha ido un actor humorista incomparable y muy buena gente.
JUAN SALADO: La calidad humana y profesional que tenia Antonio Ozores eran su principal tesoro, ahora nos lo deja a todos nosotros ( películas, obras de teatro, etc, etc.). Siempre te llevaremos en el corazón. Descanza en Paz.
JOSE: se fue el mejor humorista que teniamos mi mayor pesame para toda la familiay que sepan que jamas lo olvidare era mi gran idolo siempre estara en mi corazon por todo lo que me hizo reir en momentos dificiles de mi vida ! que dios te vendiga descansa en paz.
TERESA: Para muchos era de esas personas, que a parte de buen, actor, y todo lo que ya se ha dicho, sólo oirle hablar era el mejor antidepresivo que había. Nunca mostró su lado triste, siempre siempre estaba alegre. La convivencia debía ser maravillosa y todo mi apoyo a su hija y a su hermano, nunca se muere una persona de tanta categoría, tranquilos y sentiros orgullosos de todo lo que os dejó (sabiduría).
JESÚS MARTÍNEZ: señores se a marchado el rey de los comicos no entiendo como un artista como el se puede morir cuando me enterado se me a caido las lagrimas parami a sido el mejor y aunque tengo 16 años me e visto todas sus peliculas era una eminencia y quiero que sepa la jente que antonio ozores no tendra jamas un subtituto quiero darte las gracias por avernos arrancado una sonrrisa y otra cosa que antonio ozores no morira nuca mientras sigan sus peliculas y lo mas importante su nombre gracias que dios te tenga en la gloria y que te quiero.
OKIMENDI: Se ha ido una persona noble e irremplazable. Sin él, el mundo del teatro y el cine ya no será lo mismo. Un gran actor y aparentemente una gran persona.
JESÚS VALENTÍN: MI MAS SENTIDO PESAME A TODA SU FAMILIAAsido el mejor de los mejores con diferencia,nos ha hecho reir a lo grande,pero como siempre pasa SE VAN LOS MEJORES,habra que conformarse con verlo en sus peliculas...ANTONIO SIEMPRE SERAS RECORDADO PUES HAS DEJADO UN BUEN RASTRO EN TU CAMINOANTONIO OZORES D.E.P.
JESÚS: MI HOMENAJE A ANTONIO OZORES (Q.E.P.D.) POR SU TRAYECTORIA PROFESIONALY POR BUENA PERSONA.MI MAS SENTIDO PÉSAME A TODA SU FAMILIA. UN ABRAZO DESDE GETAFE.
DSECANSE EN PAZ DON ANTONIO OZORES PUCHOL.
Etiquetas:
actor de revista,
Antonio Ozores
Un cómico de revista... Adiós emocionado a D. Antonio Ozores (IX)

Reproducimos a continuación la entrevista que el diario EL MUNDO realizó a D. Antonio donde hacía un repaso a su vida y nos comentaba que, tras 70 años de traabajo, sólo le quedaba una pensión de 800 euros:
Mientras unos ven como un drama la posible extensión de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, Antonio Ozores lleva más de siete décadas en el tajo... Y subiendo. La suya, más por "suerte" que por desgracia, asegura, es de esas profesiones en las que cumplir ciertos años no obliga a colgar el hábito. "Yo creo que los toreros y los actores no nos jubilamos nunca porque hay toreros que tienen 800 años y siguen toreando. Siempre hará falta un niño de meses en una película y un señor mayor en otra", explica el emblemático comediante.
Octogenario, en activo y con muchas ideas en el cajón, como un concurso para televisón "con señores de 70 o 75 años que nada más llegar se les hace un análisis de sangre y otro de orina para ver como están. A la semana siguiente al que haya subido de triglicéridos se le echa". El suyo siempre ha sido un humor "raro, surrealista". Dice que pasa el tiempo pero eso no cambia. "Me ha funcionado muy bien, hasta me inventé esa forma de hablar rara", recuerda en relación con su personaje mítico en 'Un, dos, tres' de Chicho Ibáñez Serrador.
Ozores (1928, Burjasot, Valencia) ha trabajado muchísimo. Lo dicen las cifras -más de 160 películas, 200 obras de teatro, varias series de televisión, radio...- y lo recuerda el propio actor y director a lo largo de la entrevista. Llegó a rodar seis películas en un año y tres a la vez. "Tres por ocho, 24 horas al día. Me iba a un rodaje y me dormía. Y preguntaba al despertarme: ¿Qué película es esta?. Me decían el título y ya me hacía", comenta. "Yo nunca me he preparado el papel ni me he hecho un estudio filosófico de Stanislavski [método de interpretación]. Veo el guión, veo cómo es el personaje y me adapto, no necesito mucha cosa más".
Ozores (1928, Burjasot, Valencia) ha trabajado muchísimo. Lo dicen las cifras -más de 160 películas, 200 obras de teatro, varias series de televisión, radio...- y lo recuerda el propio actor y director a lo largo de la entrevista. Llegó a rodar seis películas en un año y tres a la vez. "Tres por ocho, 24 horas al día. Me iba a un rodaje y me dormía. Y preguntaba al despertarme: ¿Qué película es esta?. Me decían el título y ya me hacía", comenta. "Yo nunca me he preparado el papel ni me he hecho un estudio filosófico de Stanislavski [método de interpretación]. Veo el guión, veo cómo es el personaje y me adapto, no necesito mucha cosa más".
Incontables horas de trabajo pero escasa cotización: "Pensé que tendría la pensión máxima, pero no. En mi época los productores no pagaban a Hacienda y por eso a mí, con todo el bagaje artístico que tengo, me han quedado 810 euros. Media jubilación porque no ha pagado nadie..."
Debutó con ocho años. La profesión, entonces, "era como salir a jugar", dice. En casa de los Ozores -él forma parte de la quinta generación de una familia de actores- la interpretación se bebe temprano y a él le tocó ingresar en este mundo por el teatro encarnado "a un pastorcillo al que le pasaban muchas cosas". "Era en una cosa que se llamaba 'Pastoret', que se hacía en Navidades. Ahora ya no se hace. Tenía ocho o nueve años... Hace unos setenta". El paso al cine le llegaría en los años 50.
Está, por carrera y edad, en época de homenajes. El último, el del Festival de Cine de Alicante, que le otorga en esta edición uno de esos galardones 'a toda una vida' . "Estoy recibiendo muchos porque soy mayor. He trabajado muchísimo y quedamos pocos porque todos se han muerto. [José Luis] López Vázquez, [Fernando] Fernán Gómez... Todos ya desaparecieron y quedo solo yo. Por eso me dan los homenajes, porque no estoy más que yo". Los agradece y disfruta con total tranquilidad. "Me da igual cómo vaya a ser recordado. No lo sé, pero como no voy a estar, que piensen lo que quieran", afirma.
De momento, a sus 82 años tiene muchas ganas para seguir haciendo teatro y ninguna de volver al cine. Ozores no aparece en la gran pantalla desde 'Pelotazo Nacional', en 1993. En este punto llega un vendaval de críticas: "El cine que se hace ahora en España es bastante malo. No tiene gracia ninguna. Me dan guiones y los devuelvo".
"Hay carencia de actores y de escritores. No hay otro Fernán Gómez, ni otro [José María] Rodero, ni otros autores como [Enrique] Jardiel Poncela y muchos más. Y como no hay, no hay de donde sacar. Y luego la masificación de la televisión es una cosa curiosa. A los actores de la 'tele' se les conoce por el nombre de la serie. Y cuando han tenido un éxito muy grande se creen que ya está conseguido. Y nada más lejos; se termina la serie y se ha terminado el actor. Esto ha cambiado mucho a peor", señala.
También carga contra la televisión porque considera que "está embruteciendo al público español". "Se hacen cosas muy fáciles. He llevado cosas de concursos y cosas que he escrito y me dicen siempre lo mismo, que se han reído mucho, que sus hijos también pero que no es lo que estamos haciendo. Por eso lo traigo. Si hicieras una cosa como Telecinco... pero eso ya lo está haciendo Telecinco. No entra en la cabeza de los altos directivos cambiar", remarca.
Entonces, ¿de dónde salen las ganas de seguir trabajando? "No lo sé... soy muy pesado. Yo ya creo que debía de dejar de trabajar. Ahora estoy escribiendo para mi hija, porque lo que escribo por lo visto funciona muy bien y mi hija está muy bien en lo que hace".
Ahora está en Madrid su último proyecto, 'El último que apague la luz', precisamente con Emma Ozores y Mario Tardón, estrenada en 2004 y que ya han visto dos millones de personas. Hasta tiene varios libros, el último 'Antonio Ozores, mi autobiografía. También prepara otra comedia para septiembre. "Me he quedado con el teatro y con la empresa de la compañía, así que puedo hacer lo que quiero". Y vende bolsos. "Colaboré en la revista 'La Codorniz' con Gila, Mingote... Unos dibujos de los chistes los he puesto ahora en bolsos y se están vendiendo muy bien en Italia. Dos cosas muy raras". Lo suyo, un no parar.
De momento, a sus 82 años tiene muchas ganas para seguir haciendo teatro y ninguna de volver al cine. Ozores no aparece en la gran pantalla desde 'Pelotazo Nacional', en 1993. En este punto llega un vendaval de críticas: "El cine que se hace ahora en España es bastante malo. No tiene gracia ninguna. Me dan guiones y los devuelvo".
"Hay carencia de actores y de escritores. No hay otro Fernán Gómez, ni otro [José María] Rodero, ni otros autores como [Enrique] Jardiel Poncela y muchos más. Y como no hay, no hay de donde sacar. Y luego la masificación de la televisión es una cosa curiosa. A los actores de la 'tele' se les conoce por el nombre de la serie. Y cuando han tenido un éxito muy grande se creen que ya está conseguido. Y nada más lejos; se termina la serie y se ha terminado el actor. Esto ha cambiado mucho a peor", señala.
También carga contra la televisión porque considera que "está embruteciendo al público español". "Se hacen cosas muy fáciles. He llevado cosas de concursos y cosas que he escrito y me dicen siempre lo mismo, que se han reído mucho, que sus hijos también pero que no es lo que estamos haciendo. Por eso lo traigo. Si hicieras una cosa como Telecinco... pero eso ya lo está haciendo Telecinco. No entra en la cabeza de los altos directivos cambiar", remarca.
Entonces, ¿de dónde salen las ganas de seguir trabajando? "No lo sé... soy muy pesado. Yo ya creo que debía de dejar de trabajar. Ahora estoy escribiendo para mi hija, porque lo que escribo por lo visto funciona muy bien y mi hija está muy bien en lo que hace".
Ahora está en Madrid su último proyecto, 'El último que apague la luz', precisamente con Emma Ozores y Mario Tardón, estrenada en 2004 y que ya han visto dos millones de personas. Hasta tiene varios libros, el último 'Antonio Ozores, mi autobiografía. También prepara otra comedia para septiembre. "Me he quedado con el teatro y con la empresa de la compañía, así que puedo hacer lo que quiero". Y vende bolsos. "Colaboré en la revista 'La Codorniz' con Gila, Mingote... Unos dibujos de los chistes los he puesto ahora en bolsos y se están vendiendo muy bien en Italia. Dos cosas muy raras". Lo suyo, un no parar.
Etiquetas:
actor de revista,
Antonio Ozores
Suscribirse a:
Entradas (Atom)