¡VIVA LA REVISTA!

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domingo, 23 de mayo de 2010

Aquellas inolvidables revistas... (XXII): El águila de fuego (1956)

Estrenada el 19 de enero de 1956, la obra relataba cómo una mística águila de fuego atacaba al conde Polenti en unacacería. La leyenda que al principio de la obra narra el viejo Yacub, quien regenta un parador de alta montaña próximo a la casa de la noble familia, cuenta que uno de los antepasados de los Polenti, al regresar de una guerra, encontró a su esposa con una niña a la que, abandonada en el bosque, la mujer había recogido entre sus brazos. Creyendo a la niña
ilegítima, el conde dio muerte a la condesa y a la criatura. Un hechizo maldito arrebató el
cuerpo de la niña haciéndolo vivir en las montañas, como mujer durante el día y como
águila de fuego durante la noche; desde entonces y, bajo la forma de animal ardiente, sólo ataca a los descendientes de la familia Polenti. La maldición únicamente podía romperse con la muerte de uno de los descendientes o su amor por la mujer hechizada. Fascinado por la leyenda, Claudio, nuevo conde de Polenti, recorre las montañas en busca del águila de fuego, encontrándola al amanecer, justo en el momento de su transformación mientras canta el precioso bolero que da título a la obra:
Soy el águila de fuego,
yo soy la misma de ayer
si me perdiera mañana
no me dejéis de querer.
En el fuego de un mal sueño
veo mis alas arder,
a otra vida y a otro ensueño
yo me siento renacer.
La luna se va escondiendo,
¿qué me trae, el nuevo día?
Triste la luna me envía
con su adiós, un amor.
Soy el águila de fuego,
por el día soy mujer
¿dónde está mi pensamiento?
Ni me importa ni lo sé.
Celinda, nombre que recibe desde ese momento la bella mujer, es invitada por Claudio a acompañarle y vivir con sus parientes y amigos y ésta acepta encantada, deseosa de conocer otros horizontes y otras sensaciones. Naturalmente el desenlace es feliz y Celinda queda liberada del hechizo por el amor de Claudio Polenti.
Y, junto a Celia Gámez, Lalo Maura, Manolito Díaz, Olvido rodríguez, Pepe Bárcenas, Licia Calderón... y una partitura de veinticuatro números musicales que prontamente alcanzaron el fervor popular del espectador que presenció su brillante puesta en escena: “El águila de fuego”, “Vivir, vivir, vivir”, “Arisca condesa”, “Las vespas”, “Todas son iguales”, “Chachachá de la risa”, “Todo va bien”, “Seré feliz”, “¡Pim, pam, pum!”, “Capri”, “Dolce Bambina”, “Quiere el amor primavera”, “Brindo”, “Desde que se ha ido esa mujer”, “Al volverte a encontrar”, “Dúo de Pío y Dunia”, “¡Viva la vida!”, “¡Viva Madrid!”, “El cazar es un gran placer”...

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