¡VIVA LA REVISTA!

¡VIVA LA REVISTA!

lunes, 24 de mayo de 2010

Aquellas inolvidables revistas... (XXVI): Las ruinas de Talía (1908)

Las ruinas de Talía (1908), “revista cómico-lírica en un acto” con libreto de Felipe Pérez Capo y música del maestro Manuel Quislant, fue estrenada la noche del 18 de noviembre de mencionado año en el madrileño Coliseo de la Flor y contó, entre sus principales intérpretes, con Fausto Redondo, Miguel Marinas y Rafael Rangel.
Su argumento, dividido en cinco cuadros, no deja de ser todo lo previsible que el género, en sus incipientes comienzos, posee. Así, en el primero de ellos titulado “El heredero”, observamos cómo el sobrino de una viuda, tras el fallecimiento de aquélla, acaba de heredar el viejo Teatro de Talía, único coliseo del pueblo que ha estado cerrado durante muchos años debido a la profunda religiosidad de la mujer, quien creía que nada bueno podía venir del teatro ni de sus gentes, los cómicos. El sobrino, Benjamín, seminarista, desea derribar el coliseo porque, según él, es un antro de perversión y no desea que, por su culpa, se condenen más almas:
Es el teatro un recreo
excesivamente infausto,
y cuántos en este mundo
por él se perdieron, ¡cuántos!
No; yo no he de ser culpable
de que se condenen varios,
mea culpa.
Sin embargo, antes de echarlo abajo, decide entrar al teatro para ver si, en su interior, hay algo de valor que pueda salvarse, dando oportunamente paso al segundo cuadro, “Todo el repertorio”, que no deja de ser sino una hermoso canto al arte de Talía; para ello, entran en escena algunos personajes procedentes de diversas zarzuelas cantando cada uno de ellos un fragmento representativo. Se encuentran así los Corchetes de Chorizos y Polacos, los Guardias de Los hijos de Madrid, Húsares de La viejecita, Trompetas de La banda, el Lego de Los Madyares, el Preceptor de Ruido de Campanas, las Manolas de El barberillo de Lavapiés y varias Chulas de La verbena de la Paloma entonando motivos que impidan la demolición del teatro que tantas noches los acogió:
Al repertorio todo
representamos.
Llevamos la alegría
por donde vamos;
noble alegría
que es la vida y la gloria
para Talía.
Alegre repertorio,
tú nunca morirás.
Ningún español que sienta
ha de olvidarte jamás.
¡Tú vivirás!
Posteriormente y, en el mismo cuadro aparecerán representaciones alegóricas de el Sainete Sentimental, el Drama Moderno, el Juguete de Enredo o el Teatro Regional haciendo hincapié en sus excelencias y en todo lo que han aportado al arte de Talía. Posteriormente llegarán los personajes del Género Bufo, la Revista y la Sicalipsis cuyos diálogos no dejan de ser una exclamación de supervivencia dentro del panorama dramático de la época; así el Género Bufo hablará de su auge y su próxima desaparición:
Yo soy el género bufo,
que aun joven envejeció.
Yo fui Telémaco,
fui Mambrú, fui Robinson,
fui Orfeo en los infiernos…
Y he tenido Los Brigantes,
que era una gente feroz.
Y me dieron El tributo
de las cien doncellas.
Pero ya no tengo yo
ni fuerzas para tenerme
en pie. Cumplí mi misión
y anticuado, envejecido,
sin amigos, sin calor,
sin que nadie me comprenda
voy muriendo en un rincón.
¡Un viejo que hizo reír mucho
y hoy no es nadie. ¡Adiós!
A continuación entrará en escena la Revista, encarnada en una bella tiple, ligerita de ropa, que entonará su correspondiente parlamento y que no deja de ser sino un testimonio del devenir del género en esta época:
Yo soy la Revista.
Sencilla, graciosa,
punzante, jovial...
Un batiburrillo,
una algarabía;
yo soy la locura,
yo soy la alegría.
Yo gusto a los grandes,
yo gusto a los chicos,
me aplauden los pobres,
me aplauden los ricos...
Yo fui La Gran Vía,
yo fui el Certamen...
Y yo fui El año
pasado por agua.
Fui a todas partes,
crucé las fronteras...
Pero ahora me encuentro
algo arrinconada
por una señora
más despreocupada.
Por la Sicalipsis
y que tiene menos
ropa todavía.
Ahora hace su aparición otra tiple, mucho más ligera de ropa encarnando a la Sicalipsis que, además, entablará diálogo con la Revista manifestando la necesaria unión que ambos géneros necesitan para poder sobrevivir:
SICALIPSIS
La sicalipsis, señor,
no es más que un canto al amor
sin nada de extraordinario.
Amor, encanto divino.
¿Quién no se rinde a ese encanto?
¿Canta usté al amor?
Yo soy sencilla, inocente;
no tengo más que alegría.
La picardía
es siempre la de la gente.
Ahora de todo se asusta
y nunca hubo más descoco.
Cuando yo enseño muy poco
protesta.
REVISTA
Sicalipsis, gran conquista
de estos tiempos de progreso;
a mí me hace falta eso,
Ven y únete a la Revista.
SICALIPSIS
¿Por qué no?
REVISTA
Juntas, las dos
más alegría tendré.
SICALIPSIS
Yo te daré mi alegría.
REVISTA
Quiero tus bailes también...
Después entrarán en escena varias tiples encarnando a los bailes de moda introducidos gracias al género sicalíptico como el Can-Can, el Cake-Walk o la Matchicha.
Los restantes cuadros de la obra presentan cómo Benjamín, tras haberse convencido de que derribar tanto arte sería una tragedia enorme decide montar su propia compañía y así poder levantar un nuevo coliseo en el pueblo gracias al repertorio que le ha mostrado el Teatro de Talía:
Un momento.
Llegó el día
solemne de la apertura.
Ya véis lo que hizo este cura
de Las ruinas de Talía.
Si esto consiguió agradar,
aplaudid ahora al autor
y gracias por el favor.
Puede el baile continuar.

No hay comentarios: