
He aquí, pues, gran parte del trabajo a que Queta Claver dedicó su vida: la interpretación.
En el ámbito cinematográfico destacaron sus actuaciones en: La bella Mimí (1963), La batalla del domingo (1963), El sexto sentido (1964), El mejor del mundo (1970), El vikingo (1972), Corazón solitario (1973), Una chica y un señor (1974), El chulo (1974), Tamaño natural (1974), Doctor, me gustan las mujeres, ¿es grave? (1974), No matarás (1975), Los pecados de una chica casi decente (1975), Las adolescentes (1975), Los buenos días perdidos (1975), La Corea (1976), Marcada por los hombres (1977), Parranda (1977), Los placeres ocultos (1977), Estoy hecho un chaval (1977), Tengamos la guerra en paz (1977), La guerra de papá (1977), Venus de fuego (1978), El hijo es mío (1978), Borrasca (1978), El hombre que supo amar (1978), Visanteta, estáte quieta (1979), El diputado (1979), El virgo de Visanteta (1979), Una noche embarazosa (1979), El sacerdote (1979), Memorias de Leticia Valle (1980), Habibi, amor mío (1981), Crónica de un instante (1981), La momia nacional (1981), Pestañas postizas (1982), Perdóname, amor (1982), La colmena (1982), El pico (1983), Extraño matrimonio (1984), El recomendado (1985), Otra vuelta de tuerca (1985), Tiempo de silencio (1986), El orden cómico (1986), El viaje a ninguna parte (1986), El pecador impecable (1987), Sinatra (1988), Amanece que no es poco (1989), Montoyas y Tarantos (1989), Contra el viento (1990), Beltenebros (1992), Los Porretas (1996) y Siempre hay un camino a la derecha (1997), que se convirtió en su última aparición en la pantalla grande.
En cuanto a su intervención televisiva, pueden destacarse las series y programas siguientes: Nada es para siempre (1999), Ada Madrina (1999), Compuesta y sin novio (1994), Encantada de la vida (1994), Primera función: “Paquita” (1989), Clase media (1987), La comedia musical española: “El sobre verde” , “La cuarta de A. Polo” y “Las leandras” (1985), Yo robo, tú chantajeas, ella estafa y además un muerto (1984), Anillos de oro: “A pescar y a ver al duque” (1983), Las pícaras: “La hija de Celestina” (1983), Estudio 1: “El sistema Fabrizzi” (1982), “No hay novedad, doña Adela” (1980), El vecino del tercero interior” (1979), “Los ladrones somos gente honrada” (1979), “Un cochino egoísta” (1973), Juanita la Larga (1982), Teatro breve: “La última vedette” (1981), “El sexo débil” (1980), “Las codornices” (1980), Los mitos: “Ifigenia” (1979), Suspiros de España (1974), Novela: “La casa de las locas” (1974), “Vera” (1972), “El amor de Dennis Haggerty” (1968), “Los caminos del Señor” (1968), “Nunca llueve a gusto de todos” (1968), Tarde para todos (1973), Sospecha: “Oficialmente muerto” (1971), Teatro de siempre: “Mi familia” (1969), Gigantes y cabezudos (1969), Fábulas: “El asno y el caballo” (1968), etc.
Queta Claver continuó trabajando incansablemente hasta poco antes de morir. Una complicación respiratoria agravada por su afición al tabaco acabó con su vida el día 3 de mayo de 2003. Murió prácticamente sola, con la única compañía de un gato y un perro. Padecía graves apuros económicos. Ni siquiera tenía teléfono. Lamentablamente nada pudo hacerse por su estado de salud. Enriqueta Claver Delás abandonó este mundo pasando prácticamente desapercibida. Sólo algunos pocos medios de comunicación se hicieron eco del suceso, algo frecuente en un país que olvida prontamente a sus estrellas tras encumbrarlas a los más altos puestos de popularidad. Valgan estas líneas como homenaje a una de las mejores actrices de este país y sirva, como epitafio, a tan insigne artista las palabras que Jaime Salom escribió en un conocido diario madrileño como obituario tras su fallecimiento: “[...] Adiós, Queta. Tu nombre, tu figura y tu manera de decir los más variados textos serán recordados siempre. Se nos ha ido una auténtica actriz, orgullo de tan noble profesión, que tocó todos los géneros y trabajó mientras le permitieron sus fuerzas... Queta Claver, de profesión, de vocación y de corazón, actriz. Ésta fue su vida, éste fue su orgullo”.[1]
Siempre nos quedarán en el recuerdo su trabajo, sus melodías, sus interpretaciones y esos impresionantes ojos verdes: “... y no te olvides nunca de Ana María...”
[1] SALOM, Jaime: “Fe en unos ojos”, en LA RAZÓN, año VI, nº 1629, Madrid, 03 de mayo de 2003, pág. 50.
En el ámbito cinematográfico destacaron sus actuaciones en: La bella Mimí (1963), La batalla del domingo (1963), El sexto sentido (1964), El mejor del mundo (1970), El vikingo (1972), Corazón solitario (1973), Una chica y un señor (1974), El chulo (1974), Tamaño natural (1974), Doctor, me gustan las mujeres, ¿es grave? (1974), No matarás (1975), Los pecados de una chica casi decente (1975), Las adolescentes (1975), Los buenos días perdidos (1975), La Corea (1976), Marcada por los hombres (1977), Parranda (1977), Los placeres ocultos (1977), Estoy hecho un chaval (1977), Tengamos la guerra en paz (1977), La guerra de papá (1977), Venus de fuego (1978), El hijo es mío (1978), Borrasca (1978), El hombre que supo amar (1978), Visanteta, estáte quieta (1979), El diputado (1979), El virgo de Visanteta (1979), Una noche embarazosa (1979), El sacerdote (1979), Memorias de Leticia Valle (1980), Habibi, amor mío (1981), Crónica de un instante (1981), La momia nacional (1981), Pestañas postizas (1982), Perdóname, amor (1982), La colmena (1982), El pico (1983), Extraño matrimonio (1984), El recomendado (1985), Otra vuelta de tuerca (1985), Tiempo de silencio (1986), El orden cómico (1986), El viaje a ninguna parte (1986), El pecador impecable (1987), Sinatra (1988), Amanece que no es poco (1989), Montoyas y Tarantos (1989), Contra el viento (1990), Beltenebros (1992), Los Porretas (1996) y Siempre hay un camino a la derecha (1997), que se convirtió en su última aparición en la pantalla grande.
En cuanto a su intervención televisiva, pueden destacarse las series y programas siguientes: Nada es para siempre (1999), Ada Madrina (1999), Compuesta y sin novio (1994), Encantada de la vida (1994), Primera función: “Paquita” (1989), Clase media (1987), La comedia musical española: “El sobre verde” , “La cuarta de A. Polo” y “Las leandras” (1985), Yo robo, tú chantajeas, ella estafa y además un muerto (1984), Anillos de oro: “A pescar y a ver al duque” (1983), Las pícaras: “La hija de Celestina” (1983), Estudio 1: “El sistema Fabrizzi” (1982), “No hay novedad, doña Adela” (1980), El vecino del tercero interior” (1979), “Los ladrones somos gente honrada” (1979), “Un cochino egoísta” (1973), Juanita la Larga (1982), Teatro breve: “La última vedette” (1981), “El sexo débil” (1980), “Las codornices” (1980), Los mitos: “Ifigenia” (1979), Suspiros de España (1974), Novela: “La casa de las locas” (1974), “Vera” (1972), “El amor de Dennis Haggerty” (1968), “Los caminos del Señor” (1968), “Nunca llueve a gusto de todos” (1968), Tarde para todos (1973), Sospecha: “Oficialmente muerto” (1971), Teatro de siempre: “Mi familia” (1969), Gigantes y cabezudos (1969), Fábulas: “El asno y el caballo” (1968), etc.
Queta Claver continuó trabajando incansablemente hasta poco antes de morir. Una complicación respiratoria agravada por su afición al tabaco acabó con su vida el día 3 de mayo de 2003. Murió prácticamente sola, con la única compañía de un gato y un perro. Padecía graves apuros económicos. Ni siquiera tenía teléfono. Lamentablamente nada pudo hacerse por su estado de salud. Enriqueta Claver Delás abandonó este mundo pasando prácticamente desapercibida. Sólo algunos pocos medios de comunicación se hicieron eco del suceso, algo frecuente en un país que olvida prontamente a sus estrellas tras encumbrarlas a los más altos puestos de popularidad. Valgan estas líneas como homenaje a una de las mejores actrices de este país y sirva, como epitafio, a tan insigne artista las palabras que Jaime Salom escribió en un conocido diario madrileño como obituario tras su fallecimiento: “[...] Adiós, Queta. Tu nombre, tu figura y tu manera de decir los más variados textos serán recordados siempre. Se nos ha ido una auténtica actriz, orgullo de tan noble profesión, que tocó todos los géneros y trabajó mientras le permitieron sus fuerzas... Queta Claver, de profesión, de vocación y de corazón, actriz. Ésta fue su vida, éste fue su orgullo”.[1]
Siempre nos quedarán en el recuerdo su trabajo, sus melodías, sus interpretaciones y esos impresionantes ojos verdes: “... y no te olvides nunca de Ana María...”
[1] SALOM, Jaime: “Fe en unos ojos”, en LA RAZÓN, año VI, nº 1629, Madrid, 03 de mayo de 2003, pág. 50.