¡VIVA LA REVISTA!

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jueves, 31 de julio de 2008

Queta Claver, la "otra" reina de la revista (V)


Porque Queta era Ana María y Ana María era Queta. La espectacularidad y el buen gusto en el montaje de la obra convirtieron a este espectáculo en uno de los mejores, ya no sólo dentro de su género, sino de la carrera artística de la actriz. Aún hoy día, entre el público mayor de cincuenta o sesenta años se recuerda el estribillo, tantas veces repetido y tarareado en su vida estudiantil, del pasodoble “Secretaria bonita”:
Secretaria bonita
¿quién te presta el correo?
¿quién trabaja a tu lado?
Y no siente mareo.
Deja que te repita
que estarías mejor
si supieras guardarme,
secretaria bonita,
un secreto de amor.
Después de Ana María, Queta volvió a repetir el éxito con otro sainete musical del tantas veces nombrado José Muñoz Román y, nuevamente en la parte musical con la colaboración del maestro José Padilla. La obra se titulaba La chacha, Rodríguez y su padre y fue estrenada el 19 de octubre de 1956 en el Teatro Martín de Madrid. Queta, que por aquel entonces se había convertido en una exitosa vedette a la que acudían, tanto damas como caballeros, a disfrutar de su presencia. Su público decía que nunca había sido una vedette descocada, “gustaba a los caballeros pero sin irritar a las damas”[1]. En esta ocasión, se contó con la colaboración de Bartolí y Asensi para efectuar los decorados; Cornejo, sobre figurines de Julio Torres fue el encargado de realizar el vestuario de la obra; la coreografía era de Ramos, los apuntadores en la noche de su estreno, José Camacho y Agustín Manso mientras que los maestros directores del espactáculo fueron Agustín Moreno Pavón y Vicente Machí. Queta estuvo acompañada por un reparto encabezado, además de por ella, por los grandes comicos que fueron Manuel Gómez Bur en el papel de Jacinto, Rafael López Somoza en el de su padre, don Iñigo, José Álvarez Lepe, Luis Heredia, Carmen Esbrí, su madre, Enriqueta Delás, Asunción Canivell, Mª del Carmen Guzmán y un largo etcétera. La obra, plagada de exitosas composiciones alcanzó nuevamente el favor del público. Había de todo: pasodobles, chotis, boleros, marchas, vals, slows, baiaos... y todo girando en torno al personaje encarnado por Queta, Florentina.
[1] Vid. ROMÁN, Manuel, op. cit. pág. 74.

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