Pero, sin lugar a dudas, fue Queta Claver la que más destacó de toda la obra. La crítica de la época dijo, pues, de ella: “Los intérpretes realzaron obra y música. Dos bellezas soberanas: Mary Begoña y Queta Claver, con personalidad artística. Con garbo y con voz. ¡Magnífica en el cuplé de “Pastora Imperio”, que estaba en la sala y fue muy aplaudida, Mary Begoña! Deliciosa en un difícil papel de niña tonta, Queta. Esto como botón de muestra porque toda su actuación fue maravillosa” (Diario Madrid).
El siguiente paso en la carrera de Queta fue estrenar, en el año 1954 el sainete musical en dos actos, también de José Muñoz Román y música del maestro José Padilla, Ana María, un auténtico bombazo para la época y otra de las revistas claves en la historia del género que nos ocupa.
Queta, era, por aquél entonces, una mujer llena de vitalidad exuberante, un físico espectacular y una extraordinaria belleza. Se había convertido en primera vedette del Martín y, tanto en vallas como en anuncios publicitarios era anunciada constantemente: “De estudiante de Bachillerato a primera vedette del Martín”.
Ana María tenía una música elegante, vital y pegadiza compuesta por el almeriense José Padilla, a quien unió una gran amistad con Queta: “Era un hombre sencillo pero tenía una obsesión: colocar su canción “Valencia” en todas las obras suyas que pudiera, a cuento o no”[1].
Marchiñas, pasodobles, fox, boleros, canciones, congas y hasta un can-can, de todo había en la obra, y ahí fue donde, Queta Claver, consiguió encumbrarse al olimpo de las plateas españolas como la digna sucesora de la Gámez.
[1] Vid. ROMÁN, Manuel, op. cit. pág. 74.
El siguiente paso en la carrera de Queta fue estrenar, en el año 1954 el sainete musical en dos actos, también de José Muñoz Román y música del maestro José Padilla, Ana María, un auténtico bombazo para la época y otra de las revistas claves en la historia del género que nos ocupa.
Queta, era, por aquél entonces, una mujer llena de vitalidad exuberante, un físico espectacular y una extraordinaria belleza. Se había convertido en primera vedette del Martín y, tanto en vallas como en anuncios publicitarios era anunciada constantemente: “De estudiante de Bachillerato a primera vedette del Martín”.
Ana María tenía una música elegante, vital y pegadiza compuesta por el almeriense José Padilla, a quien unió una gran amistad con Queta: “Era un hombre sencillo pero tenía una obsesión: colocar su canción “Valencia” en todas las obras suyas que pudiera, a cuento o no”[1].
Marchiñas, pasodobles, fox, boleros, canciones, congas y hasta un can-can, de todo había en la obra, y ahí fue donde, Queta Claver, consiguió encumbrarse al olimpo de las plateas españolas como la digna sucesora de la Gámez.
[1] Vid. ROMÁN, Manuel, op. cit. pág. 74.
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