¡VIVA LA REVISTA!

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sábado, 30 de agosto de 2008

Hermanamiento CUPLÉ-REVISTA:Homenaje a la GRAN cupletista OLGA RAMOS en el tercer aniversario de su fallecimiento


Amigos del teatro en general y de la revista en particular. El pasado 25 de agosto se cumplieron tres años de la desaparición de la penúltima gran cupletista, y digo penúltima, porque su hija, la también grande Olga María Ramos lucha denodadamente por reestablecer el arte cupletístico con todo el esplendor que se merece. Desde estas humildes líneas que nos otorgan las nuevas tecnologías quisiéramos hermanas estas dos artes teatrales que tanto se compenetran y beben ambas.

El cuplé, ese arte cantado picaresco que tuvo su época dorada de esplendor en los años veinte del pasado siglo estuvo incorporado a las denominadas "revistas de espectáculo" durante algo más de una década; y, si no, ahí están para demostrarlo "La regadera" de la revista La alegre trompetería, "Ay, ba, ay, ba", el terceto de "Las viudas de Tebas", ambas de La corte de Faraón, etc. Más adelante el cuplé revisteril se convirtió en un estribillo rítmico y pegadizo que el público asistente a la sala habría de repetir: ahí están los cuplés de "El gordo de Navidad", de El sobre verde, el "¡Ay, qué tío!", de La blanca doble, "¡Qué vien que vive!" de ¡Qué cuadro el de Velázquez, esquina a Goya! o "No lo quiero" de Una rubia peligrosa, todos ellos diferentes en estilo de aquellas creaciones que La bella Chelito, Pastora Imperio, Raquel Méller, la Fornarina o Adelita Lulú cantaban en los incipientes comienzos del siglo XX.

Y, como cuplés ha habido y magníficos, también hubo cupletistas y magníficas; pero si hubiéramos de señalar a alguien que sintiese el cuplé, que lo necesitase, que formase parte de su propia existencia, esa fue la GRAN Dª Olga Ramos, el alma del viejo Madrid, de ese casticismo por el que los amantes de la capital de España tanto bogamos por recuperar. Sí, amigos míos, porque la GRAN Olga Ramos luchó hasta la extenuación por defender un arte ya casi extinto y lo supo transmitir con tesón, eficacia y, por supuesto, con amor, con ese amor con el que su hija Olga Mª Ramos tomó el relevo de su madre. Y, cómo no, del Cipri, ese castizo perpetuo cuya alma aún deambula por Lavapiés, La Latina, Embajadores y Chamberí cada vez que se escucha a alguien tararear "Mala entraña", "Las tardes del Ritz", "La chica del 17" o "Maniquí".

Pero realicemos un breve repaso a la vida de la GRAN Olga Ramos. Con tan sólo once años se traslada con su familia a vivir a Madrid, donde cursa estudios de canto y violín en el Conservatorio y en 1943 obtiene el primer premio de Música de Cámara.
En la década de los cuarenta se integra en la Orquesta Fémina, recorriendo diferentes locales de café-concierto de la capital como El café universal. El periodista Emilio Romero la califica como la peregrina de los viejos cafés con música.
Tras unos años retirada de la actividad artística, reaparece en 1968 con el espectáculo Las Noches del cuplé en la sala El último cuplé de la capital española, que se mantuvo hasta su retiro definitivo en 1999. Casada en 1947 con el compositor de muchas de sus canciones Enrique Ramírez de Gamboa, Cipri, también trabajó junto a su hija Olga María, con la que grabó el LP Madrid entre cuplés y canciones.
Su presencia en el escenario de Las Noches del Cuplé durante más de treinta años sin interrupción hizo de ella una de las figuras más emblemáticas del casticismo madrileño y quizá uno de los últimos símbolos de una herencia popular y costumbrista representada por mantones de manila, organillos, chulapas, cuplés y chotis. A ella le dedicamos estos versos:

"Por la Cibeles cambié mi libertad;

los viejos tangos, por un cuarto en el Palace,

Madrid por sus nostalgias

y Badajoz por ti".

¡¡VIVA EL CUPLÉ!! ¡¡VIVA LA REVISTA!! Olga Ramos, alma, corazón y vida del pueblo de Madrid.

lunes, 25 de agosto de 2008

"Yo seré la tentación..." Mª de los Ángeles Santana (y III)


Bajo este título, se esconde la esperadísima biografía de la gran y hrmosísima vedette cubana Mª de los Ángeles Santana. Una riquísima y documentada memoria cultural del teatro, la radio, el cine y la televisión en Cuba, desde los años 30 del siglo pasado hasta hoy, se revela en las páginas de este libro. Protagonista de su época, María de los Ángeles Santana reconstruye, rememora, revive, de la mano de Fajardo Estrada, sus caminos en el arte, los misterios de su profesionalidad, las claves de su vital humanismo y el universo de personalidades inolvidables de nuestras artes que la acompañaron. Más que las memorias de una artista, más que un libro de testimonio, Yo seré la tentación constituye uno de los más profesionales y serios develamientos de la historia artística y cultural de la isla durante los tiempos modernos.

Su precio oscila entre los 15 y 30 euros, dependiendo del sitio donde se adquiera. Para ello, podéis conseguirla a través de http://www.editorialplazamayor.com/, http://www.iberlibro.com/, o http://www.ochoymedio.com/.

"Yo seré la tentación..." Mª de los Ángeles Santana (II)


El día en que María de los Ángeles Santana arribó a sus 90 años de edad en su casa de El Vedado habanero, respondió desde allí por teléfono, con su peculiar voz y rica dicción, a las preguntas de un reportero , ofreciendo cuidadosas disculpas por su insignificante demora cuando se trasladaba a buscar y verificar fechas de estreno y otros datos en sus libretas de apuntes, programas de mano, recortes de prensa, o en su biografía titulada Yo seré la tentación: María de los Ángeles Santana, escrita por el periodista Ramón Fajardo.
María de los Ángeles Santana Soravilla ("Mi segundo apellido es de origen Vasco").

Nació en La Habana, el 2 de agosto del año 1914.
Se inicia en 1933 como actriz en el cine, contratada por Películas Cubanas S.A., participando en numerosos filmes norteamericanos, mexicanos y argentinos, algunos en coproducción con Cuba.
Entre 1939 y 1942 trabaja intensamente en la radio cubana sin abandonar sus compromisos cinematográficos.
De 1943 a 1944 desarrolla una exitosa gira por México donde se destaca en el cine, el teatro y el cabaret, a la vez que incursiona en géneros como la opereta, la zarzuela y comedias musicales, compartiendo éxitos con figuras como Pedro Infante, Jorge Negrete y Cantinflas, entre otros.
En 1947 regresa a Cuba y se vincula a la compañías teatrales de Garrido y Piñero, y de Mario Martínez Casado.
En 1951, consagrada como vedette internacional, es contratada para actuar en España en el protagónico del espectáculo Tentación que se mantuvo durante cuatro años en cartelera en Madrid y, por lo que María de los Ángeles adquirió notoria fama y popularidad en el país.
A su regreso a La Habana en 1954 integra la Compañía de Ernesto Lecuona con la que hace gala de sus cualidades vocales-musicales e interpreta con notable reconocimiento versiones clásicas de las canciones del gran compositor cubano.
El triunfo de La Revolución la sorprende trabajando en la sala teatro Hubert de Blanck en la obra Mujeres, de la norteamericana Claire Booth Luce, que había sido estrenada en diciembre de 1958 con mucho éxito, dirigida por Cuqui Ponce de León y María Julia Casanova, donde, como parte de su personaje, interpretaba canciones de Olga de Blanck. Esta obra fue un suceso teatral, pues se mantuvo en cartelera -con un total de 324 funciones- hasta el 12 de marzo del año 1960, según refiere el investigador Jorge A. González en su Cronología del Teatro Dramático Habanero: 1936-1960.
Durante la década del 60 sigue trabajando en el teatro y se destacan sus participaciones en las obras presentadas en la Sala Arlequín, bajo la dirección artística de Rubén Vigón; entre ellas Un sorbo de miel y Algo no dicho.
En una temporada realizada en julio de 1961 interpreta el personaje de La Tabernera de La verbena da La Paloma, que con puesta en escena de Miguel de Grandy el Teatro Lírico Nacional de Cuba (que ha contado con diferentes nombres desde su creación) presentó en el habanero Teatro Payret, junto a Rosita Fornés, Armando Palacios, Armando Pico y otras importantes figuras nacionales; esta obra fue repuesta luego en diciembre del mismo año, y también durante el mes de abril del siguiente..
En 1970 Nelson Dorr, con adaptación suya y de Abelardo Estorino, la dirige en el protagónico de su puesta en escena sobre la divertida Tía Meim, de Patrick Dennis, que con sobresaliente aceptación de público y crítica asumió en el Teatro Mella, compartiendo con Enrique Almirante y otros entonces integrantes del colectivo Teatro Musical de La Habana.
En diciembre de 1976 María de los Ángeles aparece de nuevo en el teatro lírico habanero, esta vez en el personaje de Doña Rosa de Cecilia Valdés que bajo la dirección artística de Jesús (Chucho) Hernández se exhibió en el entonces Teatro García Lorca (Hoy Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana), .
A principios de la década del 80 actúa en compañía de Enrique Santiesteban en Comedia a la antigua, del autor ruso Alexei Arbúzov, dirigida por María Elena Espinosa, en el Teatro Mella.
Su protagónico de Ampara en Una Casa Colonial, puesta en escena de Nelson Dorr, sobre el texto de su hermano Nicolás, estrenada en febrero de 1982 en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, repuesta poco después en el Teatro Mella, no dejó dudas de que María de los Ángeles seguía siendo una de nuestras actrices con mayor carisma, más populares, y de más completo desenvolvimiento escénico.
Fundadora de la televisión cubana, su personaje de Remigia en el semanal "San Nicolás del Peladero", es uno de los más logrados y recordados roles humorísticos en toda la historia de nuestra T.V. al que acompañaban otras grandes figuras, como Germán Pinelli y Enrique Santiesteban
En cine podemos citar sus participaciones en "Romance del palmar" (1938, dirigida por Ramón Peón); "Estampas habaneras" (1939, direc. de Jaime Salvador); "Mi tía América" (1939, direc. Jaime Salvador) y en el mismo año actuó en el filme mexicano "Asesinato en los estudios".
En 1984 Daniel Díaz Torres la dirigió en la versión cinematográfica de "Una casa colonial", y en 1989 filmó "La vida en rosa" esta vez dirigida por Rolando Díaz.
En el año 2001 el Ministerio de Cultura cubano le concedió el Premio Nacional de Teatro, compartido con otra gran figura de su relieve: Rsoita Fornés. También posee otros galardones, premios y reconocimientos oficiales de diversas instituciones culturales por su larga, intensa y meritoria carrera artística.
María todavía accede a involucrarse en cortas apariciones de algunos proyectos artísticos, gracias a su indiscutible talento y a su buena salud. Su noble y hermosa sonrisa todavía puede ser un regalo inesperado, cuando con cierta frecuencia uno puede encontrarla en funciones de teatro, o en conciertos líricos.
No hay dudas de que para todos los cubanos es un alegre acontecimiento poder recibir otro 2 de agosto con María de los Ángeles entre nosotros, y por esa razón recibirá especialmente por estos días numerosas muestras de admiración, respeto y cariño, de instituciones, agrupaciones, y personas que le manifestarán el regocijo de compartir y celebrar su 90 cumpleaños.

"Yo seré la tentación..." Mª de los Ángeles Santana (I)


Nace en La Habana, la actriz y cantante MARÍA DE LOS ÁNGELES SANTANA. Es presentada por Ernesto Lecuona en sus conciertos. En sus inicios actúa en el cine —El romance del palmar (1938, dir. R. Peón)—; luego hace teatro —Compañías de teatro vernáculo (Garrido y Piñero, 1947) y de vodevil (Martínez Casado, 1947)—. Interviene en las primeras pruebas de televisión efectuadas en Cuba (1946), medio que le sirve de marco para incontables triunfos —baste recordar su alcaldesa Remigia de San Nicolás del Peladero (1963-1983)—, sin abandonar por completo el teatro: Mujeres (1958, 300 representaciones), Las mujeres se rebelan (1963), Tía Meim (1970), Una casa colonial (1981), Comedia a la antigua (1982). Sus actuaciones en su patria se ven esporádicamente interrumpidas por giras a México, donde hace cine (1943-1945) y España, país que visita en tres ocasiones, con enorme éxito, sobre todo entre 1951 y 1954 en que, la obra Tentación protagonizada por ella, alcanza 2 874 funciones, aunque también alcazarían enorme éxito y popularidad ¡Conquístame! y Tropicana. Su versatilidad y carisma la han llevado a abordar todos los géneros de un modo muy personal y, siempre, con gran aceptación de público y crítica. En 1996 recibió la Orden Félix Varela y en 2000 el Premio Nacional de Teatro. (Imagen: Portada de un folleto con los cantables de la revista musical Tentación).

viernes, 22 de agosto de 2008

LA REVISTA DE LUTO: MURIÓ EL GRAN ALFONSO GODA


Amigos y amantes de la revista. Nuestro género en particular y el mundo del teatro en general está de luto. D. Alfonso Goda Alabau, actor, galán revisteril, barítono de zarzuela, amante esposo de Maruja Boldoba, gran actor y mejor persona, excepcional ser humano, falleció el 29 de julio de 2003 a los 91 años de edad.
Nacido en Valencia en 1912, fue actor-cantante, barítono de zarzuela y opereta amén de uno de los galanes revisteriles más celebrados de su época, ya no sólo por su impresionante físico sino por su porte elegante y aristocrático. Celia Gámez lo contrató para trabajar con ella en uno de sus primeros éxitos de la posguerra, Yola (1941), en la que interpretaba junto a la vedette uno de los mejores números de esta etapa en el género, el fox “Sueños de amor”, Si Fausto fuera Faustina (1942) o Rumbo a pique (1943). Interpretó, además, otras célebres revistas como Tres días para quererte (1945) o Veinticuatro horas mintiendo (1947) junto a su mujer, Maruja Boldoba. Posteriormente intervendría en abundantes comedias teatrales y diversas producciones cinematográficas y televisivas como las que a continuación detallamos:
Desde estas humildes páginas, queremos rendirle un pequeño pero más que merecido homenaje al que fue, ha sido y seguirá siendo el galán revisteril por excelencia. Hubo muchos y muy buenos partenaires de vedettes en la historia de la revista musical española: Anibal Vela, Carlos Tajes, Carlos Casaravilla, Juan Barbará, Lalo Maura, Antonio Riquelme, Paco Valladares, Máximo Valverde... que nos dejaron un excepcional sabor de boca al ver triunfar su amor con la supervedette de turno; pero todos, absolutamente todos bebieron, en cierta medida del arte interpretativo de D. Alfonso Goda. Su elevada estatura hacía de él el tipo ideal para acompañar a la estrella en cualquier revista. La última vez que lo vi fue en la Gran Gala de la Revista. Homenaje a Celia Gámez que emitió Antena 3 Televisión en 1993 y repitió en 1994. Hacía el número de "El viejo del hongo" de Las leandras. ¿Recordáis?:
"Seguramente, no me recuerdan.
ya de mis tiempos quedan muy pocos.
yo soy, señores, un pobre anciano,
el conocido viejo del hongo
que les pedía una perra chica
en la famosa cuarta de Apolo".
Como autor del presente blog, yo personalmente, Juan José Montijano Ruiz, quisiera desde estas líneas sumarme al profundo dolor y consternación de su familia por esta irreemplazable pérdida para el mundo del teatro en general y de la revista en particular; porque para los que el teatro es nuestra segunda piel, cuando fallece un cómico, un poquito de nosotros también va muriendo; pero mientras nos queden sus películas, sus grabaciones sonoras y su recuerdo, nunca olvidaremos al gran actor que fue D. ALFONSO GODA ALABAU.
Que en paz descanse. Hasta siempre, D. Alfonso y... recuerdos, allá arriba a La Celia, a Queta Claver, a Zori, Santos y Codeso, a Alfonso del Real, a Luis Cuenca y a tantos y tantos compañeros actores que, de seguro, allá arriba en el cielo ya están preparados para montar alguna comedia musical a la española.
Su recuerdo nunca morirá, al menos para los que amamos el difícil pero noble arte de Talía y muy especialmente para mí, Juan José Montijano Ruiz, quien siempre tendrá un rinconcito en su corazón para recordarle.
Gracias D. Alfonso por su arte.

martes, 19 de agosto de 2008

Próximamente en "HISTORIAS DE LA REVISTA MUSICAL ESPAÑOLA"...


Estimados amigos de la revista y artes afines: El tercer y último trimestre del año 2008 va a venir cargadito de artículos revisteriles, jugosos, sabrosos y, sobre todo y, muy especialmente, didácticos y aleccionadores para todos los amantes del género. Coincidienco con el primer aniversario de nuestra página, valos a tratar, entre otros, los siguientes temas. Espero que os gusten y, ya sabéis, no dejéis d eparticipar y escribid vuestros comentarios. ¡¡VIVA LA REVISTA!!

* Hermanamiento del CUPLÉ y la REVISTA: Homenaje a la GRAN cupletista Olga Ramos en el tercer aniversario de su fallecimiento (25 de agosto, 2008). Una mujer que fue, es y será siempre el alma del más castizo madrileñismo. Olga Ramos, el alma de "Madriz".

* 50 aniversario del estreno de S.E., la Embajadora (argumento, reparto, anécdotas, música...)

* Centenario de D. ADRIÁN ORTEGA: uno de los padres de la revista musical española, autor de numerosos libretos, actor y director (octubre 2008).

* Primer aniversario de nuestro blog (septiembre 2008): concursos y premios revisteriles.

* Lanzamiento de Un "demonio escénico" llamado Celia Gámez (octubre 2008): la primera emi-biografía de la vedette argentina y un homenaje a otra de sus obras más aplaudidas: Si Fausto fuera Faustina, en una continuación del libro YOLA, historia del primer "boom" teatral de la posguerra que ya alcanza su 2ª edición.

* Addy Ventura, la "explosiva portorriqueña". Homenaje a la gran estrella de la revista en los sesenta y setenta.

* Un reino para Tania Doris, la última gran vedette del género.

* Amparo de Lerma, elegancia y distinción en la revista

* Alfonso Goda y Maruja Boldoba... un matrimonio revisteril

y más... mucho más en... HISTORIAS DE LA REVISTA MUSICAL ESPAÑOLA.

¡¡VIVA LA REVISTA!!

viernes, 15 de agosto de 2008

Los estilos musicales de la revista (y XXI): el vals




* Vals: Baile de origen centroeuropeo que ejecutan las parejas en movimiento giratorio y de traslación. Se acompaña con una música de ritmo ternario, cuyas frases constan, generalmente, de 16 compases, en aire vivo. En su forma moderna apareció hacia 1780 y presenta dos estilos principales: el vals lento, más antiguo, en movimiento moderado y el vals vienés, en aire más rápido. En España comenzó a popularizarse en las primeras décadas del siglo XIX, si bien no fue un ritmo demasiado empleado en la revista, algunos avezados compositores sí se lanzaron a componer algunos como los titulados “Caballero de Gracia”, de La Gran Vía (1886), “La regadera”, de La alegre trompetería (1907), “La Lupe”, de ¡Vales un Perú! (1946), “Los tres mexicanitos”, de La blanca doble (1947) “Y no te olvides nunca de Ana María”, de Ana María (1954), “Vivir, vivir, vivir”, de El águila de fuego (1956), etc.



Los estilos musicales de la revista (XX): el tango


* Tango: Baile rioplatense, difundido internacionalmente, de pareja enlazada, forma musical binaria y compás de dos por cuatro. Hasta la llegada del tango argentino, se designaba como tal a la habanera. A partir de 1912-1913, llegó a España el tango argentino, pasando entonces a denominarse como tal sólo a la modalidad criolla. Desde 1920 aparecen otras modalidades que se mezclan con danzas y bailes populares del momento como la milonga. Destacamos, pues, dentro del amplio panorama musical de la revista frívola el denominado “El morrongo”, de Enseñanza libre (1910), “Tangolio” de El sobre verde (1927), “Tengo celos”, de Hoy como ayer (1945) compuesto a ritmo de tango/fox, “Mujer fatal”, de Vacaciones forzosas (1946), “Yo te quiero, vida mía”, de Cantando en primavera (1959), etc.

Los estilos musicales de la revista (XIX): la samba


* Samba: Danza popular brasileña, de influencia africana, cantada, de compás binario. Se incorpora a la revista a partir de los años cuarenta aunque, debido a la sensualidad y el exotismo que enamanaba, la censura no dejó demasiadas muestras de ella sobre el escenario. Destacan “California”, de ¡Cinco minutos nada menos! (1944), “¡Alló, alló!”, de Vacaciones forzosas (1946), “Gulú, gulú, gulú”, de Gran Revista (1946), “Así se baila la samba”, de ¡Róbame esta noche! (1947), “Moreno tiene que ser”, de La blanca doble (1947), “El ay, ay”, de La cuarta de A. Polo (1951), etc.

Los estilos musicales de la revista (XVIII): la rumba


* Rumba: Una vez acaba la contienda bélica del 36, entran en nuestra revistas ritmos de ascendencia africana y tropical como en este caso, la rumba, el son, el calypso, el danzón o la samba. Su ritmo caliente y sensual encaja a la perfección con el nuevo espírito de evasión que se le da a la revista en la incipiente posguerra, aunque, paulatinamente irán desapareciendo motivado, sobre todo, porque el público deseaba mejor los números tradicionales del chotis o pasodoble. Entre las más famosas podemos destacar “El higo chumbo”, de Los caracoles (1931), “El achicharren”, de Ladronas de amor (1941), “¡A mí qué me cuenta usted!”, de ¡Róbame esta noche! (1947), “¡Qué viene el coco!”, de ¡A La Habana me voy! (1948), “¡Vienen los duendes!”, de ¡Conquístame! (1952),

Los estilos musicales de la revista (XVII): la polca


* Polca: Danza bohemia de origen checo y no polaco de movimiento rápido y en compás de dos por cuatro. Comenzó a popularizarse en toda Europa a partir de 1830-40 siendo introducida en España desde París y pasando de los teatros a los salones y bailes populares. Su importancia viene dada, fundamentalmente en la zarzuela durante el siglo XIX y principios del XX, aunque dentro de la revista muy escasas son las obras que incorporan este tipo de ritmo. Señalaremos, por tanto, “La polca” de ¡Cinco minutos nada menos! (1944) o la polcachina “Yo soy Turandot” de Rumbo a pique (1943) de un ritmo más ágil y dinámico que la primera.

Los estilos musicales de la revista (XVI): la mazurca


* Mazurca: Danza de origen polaco escrita en un movimiento de tres por cuatro que, hacia mediados de siglo XIX fue considerada una más de las danzas populares de salón y, por tanto, susceptible de ser incorporada al género lírico, especialmente al zarzuelístico, donde más abundan. A partir del desarrollo del teatro musical por horas, la mazurca junto al chotis y otras danzas foráneas fue integrándose como un elemento más del folclore nacional, si bien es cierto que no es éste precisamente uno de los ritmos favoritos por los compositores de revista, ya que son, muy contadas, aquellas obras frívolas en cuya partitura puede apreciarse una mazurca. Destacaremos, pues, la mazurca/tanguillo “Zapatero a tus zapatos” de Ladronas de amor (1941) o la de ¡Cinco minutos nada menos! (1944).

Los estilos musicales de la revista (XV): el pasodoble


* Pasodoble: De carácter marcial y escrito en compás de dos por cuatro, tradicionalmente se consideraba destinado a ser interpretado por bandas militares para que los ejércitos marchasen al paso, fijándose su velocidad en torno a los 120 ó 140 pasos por minuto. Es uno de los números musicales que, junto al chotis y al fox, va a aparecer siempre en cualquie revista que se precie, por lo que no es de extrañar los múltiples pasodobles que, de impecable factura, nos dejaron maestros como Moraleda, Alonso o Guerrero, fundamentalmente. Sanz de Pedre distingue cuatro variedades de pasodoble: regional, donde se intenta adaptar cantos o ritmos regionales al ritmo de pasodoble, incluyendo dentro de esta categoría el pasodoble flamenco; el taurino, destinado a interpretarse en las plazas de toros, con giros melódicos a cargo de las trompetas, habitualmente recargados de adornos que imitan melodías tradiconales andalucistas; militar, cuya función impone tonalidades mayores y permite la intervención de cornetas y tambores combinados con la banda de música, siendo en general el trío menos vigoroso y sin cornetas y el pasodoble de concierto. Se viene a comparar con el pasacalle o marcha, aunque se su denominación se debe, esencialmente a la vinculación o no a la actividad militar[1]. Entre ellos destacan “La banderita”, de Las corsarias (1919), “Soldadito español”, de La orgía dorada (1928), “Los nardos”, de Las leandras (1931), “Horchatera valenciana”, de Las de los ojos en blanco (1934), “Carmen, la cigarrera”, de Mujeres de fuego (1935), “Eugenia de Montijo”, de ¡Cinco minutos nada menos! (1944) “Luna de España”, de Hoy como ayer (1945), “El beso”, de La estrella de Egipto (1947), etc.

[1] Vid. CASARES RODICIO, op. cit. págs. 438-439 y cfr. con FEMENÍA SÁNCHEZ, op. cit. págs. 20-24.

Los estilos musicales de la revista (XIV): La marchiña


* Marchiña: De carácter alegre y ritmo ágil y veloz, el término hace alusión a un tipo peculiar de marcha empleada, fundamentalmente en Brasil. Tuvo una gran desarrollo a partir de los años cuarenta debido a la influencia de las jazz band norteamericanas o las películas de Carmen Miranda. Rara era la revista que, a partir de la posguerra, no incorporase a su partitura este divertido ritmo como “La marchiña”, de La Cenicienta del Palace (1940), “¡Mírame!”, de Yola (1941), “Te quiero tanto y tanto...”, de Si Fausto fuera Faustina (1942), “Tomar la vida en serio”, de Luna de miel en El Cairo (1943), “Si quieres ser feliz con las mujeres”, de ¡Cinco minutos cada menos! (1944), “Yo soy Lucinda”, de Tres días para quererte (1945), “Tú dices siempre que sí”, de Veinticuatro horas mintiendo (1947), “Tengo loco el corazón”, de ¡Esta noche no me acuesto! (1951), “¡Ay, Ross Mary!”, de Tentación (1951), “¡Pobrecita yo!”, de Dos Virginias (1955), etc.

viernes, 8 de agosto de 2008

Los estilos musicales de la revista (XIII): La marcha


* Marcha: Forma musical y danza compuesta para toda clase de instrumentos e introducida en todo género de composiciones. Suele constar de tres secciones: marcha, trío y marcha, contrastando la sección central por el número de los instrumentos que la interpretan y por su carácter expresivo. Según, Casares Rodicio[1], existen, al menos, cuatro tipo de marchas diferentes en relación con situaciones argumentales y con los procedimientos análogos empleados en el contexto europeo; a saber, militar, solemne, orientalizante o éxotica y fúnebre. Autores como Alonso o Guerrero emplean una forma híbrida entre marcha y pasodoble en algunas de sus zarzuelas y revistas. Así, pues, destacan “Modistillas y oficiales”, de El sobre verde (1927), “El turquestán”, de El gallo (1930), “Viajar, viajar”, de La Cenicienta del Palace (1940), “Moros del Rif”, de Ladronas de amor (1941), “Mujer, mujer”, de ¡Cinco minutos nada menos! (1944), “¡Viva la vida!” o “Todas son iguales” de El águila de fuego (1956), “Yo soy la Embajadora”, de S. E., la Embajadora (1958), “Rosas para el Emperador”, de De Madrid al cielo (1966), etc.

[1] Vid. op. cit. Págs 173-175, tomo II.

Los estilos musicales de la revista (XII): La java


* Java: Escrita en compás de tres por cuatro, como el vals, aunque más lenta de movimiento y con diseño ritmo diferente, comenzó a emplearse mucho en las revistas de los años 30, cayendo con posterioridad en el más profundo de los olvidos. Destacan, pues, la célebre java de “Las viudas” de Las leandras (1931) o la que entona el personaje de Hilario en La sal por arrobas (1931).

Los estilos musicales de la revista (XI): La habanera


* Habanera: Surgida a principios del siglo XIX es, para algunos investigadores, el primer estilo de la canción popular cubana. De carácter suave, elegante y dulce, su estructura melódica es sencilla y netamente lírica. Es una de las danzas más usadas en la zarzuela española y cubana y marcó la presencia del americanismo tanto en la lírica española como en la cancionística y, como no podía ser de otra forma, nuestros compositores la incorporaron a la revista, género en el que sobresalen, especialmente el “¡Ay, ba..., ay, ba...!” de La corte de Faraón (1910) o “La verbena de San Antonio”, de Las leandras (1931).

Los estilos musicales de la revista (X): El fox


* Fox: Se trata de una danza social urbana cuyo origen se remonta a 1910, partiendo de danzas como el one-step, two-step o ragtime en Estados Unidos. Nació como una danza individual del music-hall en la que se alternan movimientos lentos y otros más rápidos. Prontamente se hace popular y se convierte en baile de pareja, llegando a Londres en 1914 y al resto de Europa a finales de la Primera Guerra Mundial. Su mayor esplendor lo alcanza en la década de los dorados veinte. En España se introduce hacia 1916 aproximadamente y será uno de los ritmos imprescindibles en la revista musical española. Entre ellos destacan la “Canción persa”, de Arco Iris (1922), “¡Alas!” o “Sueños de amor”, de Yola (1941), “Contigo iré”, de Si Fausto fuera Faustina (1942), “¡Bandolero, róbame!”, de ¡Róbame esta noche! (1947), “Las bomboneras”, de La blanca doble (1947), etc.

Los estilos musicales de la revista (IX): El fado


* Fado: Canción popular portuguesa, especialmente lisboeta, de carácter triste y fatalista que se incorpora a nuestra revista hacia los años cuarenta aproximadamente. La más importante, sin lugar a dudas es la célebre “Estudiantina portuguesa” de La hechicera en palacio (1950), que combina además ciertos ritmos de marchiña, aunque también destacaremos el fado/pasodoble “Isleña de las Azores” de Ana María (1954) o el fado/fox “Niña Isabel” de Sueños de Viena (1943).

Los estilos musicales de la revista (VIII): El cuplé


* Cuplé: El término, de claro origen galo, se emplea para designar a la estrofa que, en la canción, se alterna con el estribillo; aunque, por extensión, se suele aplicar a la canción entera. Su vida corrió paralela a la zarzuela, tanto grande como chica, amén del género frívolo y sicalíptico dentro del que se configuraba como una canción entera e independiente con múltiples variantes: sicalíptica, picaresca, andaluza, madrileña, política, de actualidad, cómica, popular, etc.
Su masiva presencia se debe, fundamentalmente, a la llegada del género chico. El cuplé o las coplas, como número estrella dentro de la revista musical, era la estructura que se usaba para repetir ideas, costumbres o personas del momento, dado que con sus múltiples estrofas, que repiten la misma música, permitían la narración y la memorización por parte del espectador. Dentro de nuestra revista musical, destacan, sin ir más lejos las “Coplillas de Fray Canuto”, de Las corsarias (1919), “El gordo de Navidad”, de El sobre verde (1927), “Cuplés del Himeneo”, de El país de los tontos (1930), “Jacobo, cómprame un globo”, de Me acuesto a las ocho (1930), “No lo quiero” de Una rubia peligrosa (1942), etc.

Los estilos musicales de la revista (VII): La conga


* Conga: Danza popular cubana aunque de origen africano que se ejecuta por grupos colocados en fila doble y al compás de un tambor; si bien es cierto que su incorporación dentro de la revista musical española ocurre hacia los años cuarenta y no se consolida hasta la década siguiente, no es uno de los ritmos musicales que menos proliferan, ya que escasos son los compositores que escogen este tipo de melodía para incorporarla a sus obras. Sin lugar a dudas es la conga “¡Ay, chico!”, de Ana María (1954) la más popular de todas.

Los estilos musicales de la revista (VI): El chotis


* Chotis: Se trata de una baile agarrado y lento que suele ejecutarse dando tres pasos a la izquierda, tres a la derecha y vueltas. Comenzó a popularizarse en la España del siglo XIX, concretamente hacia la década de 1840, siendo introducido desde París, al igual que la polka y pasando desde los teatros a los salones y bailes populares. El término, que procede de la traducción al alemán del gentilicio “escocesa”, define a una danza parecida a la polka, de tiempo más lento, conocida inicialmente como polka alemana; aunque el popularizado en nuestro país nada tiene que ver, ni en música, ni en forma de ser bailado, con la escocesa o con el chotis centroeuropeo. Rápidamente se incorpora a la zarzuela y desde ésta a la revista, siendo empleado por los compositores para introducir escenas típicamente castizas[1]. Entre los más destacados señalaremos “Con una falda de percal planchá”, de Cuadros disolventes (1896), el de “Los faroles”, de la revista homónima de 1928, “Las diputadas”, de Las mimosas (1931), “Pichi”, de Las leandras (1931), “¡Al higuí!”, de La pipa de oro (1932), “Las chulas del porvenir”, de ¿Qué pasa en Cádiz? (1932), “La Colasa del Pavón” también conocido como “Tabaco y cerillas” de Las de Villadiego (1933), “Dígame”, de ¡Cinco minutos nada menos! (1944), “Agua de la fuentecilla”, de La blanca doble (1947), “¡Arrímate, maté, maté!”, de Veinticuatro horas mintiendo (1947), “Cibeles”, de Los babilonios (1949), “La chacha y los barquilleros”, de La chacha, Rodríguez y su padre (1956), etc.

[1] Vid. CASARES RODICIO, Emilio (ed.) et alii: Diccionario de la zarzuela. España e Hispanoamérica, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2º ed., 2006, págs. 687-689, tomo II y cfr. con FEMENÍA SÁNCHEZ, op. cit. págs. 25-29 y también con FERRER, Claudio: “El chotis en el teatro musical español”, en Revista de Musicología, vol. II, nº 20, 1997, págs. 981-989 y “Del schottish al chotís” en la siguiente dirección electrónica (URL): http://www.laviejaaswad.blogspot.com/, 15 de marzo, 2007.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Los estilos musicales de la revista (V): El charlestón


* Charlestón: Creado por la comunidad de origen africano de los Estados Unidos, comenzó a ponerse de moda en España hacia los años veinte; de un ritmo ágil y frenético, se incorpora a nuestra revista en la Bélle-Epóque y destacan, entre otros, “Charles del pingüino”, de Las castigadoras (1927) o “Clara Bow, fiel a la Marina”, de Las leandras (1931) aunque en su segunda parte, ya que la primera está compuesta a ritmo de blues.

Los estilos musicales de la revista (IV): Las bulerías


* Bulerías: Se trata de un cante popular andaluz, de ritmo vivo, que, generalmente, se suele acompañar de un cierto palmoteo. A nuestra revista se incorpora tras la Guerra Civil como una rasgo más de folclorismo patrio al igual que la farruca o la zambra. Destacan, entre otros, los números titulados “Nacieron las bulerías”, de ¡Róbame esta noche! (1947) o “¡Ay, qué tío!”, de La blanca doble (1947).

Los estilos musicales de la revista (III): El bolero


* Bolero: Canción de ritmo lento, bailable, originaria de Cuba, muy popular en el Caribe, de compás de dos por cuatro y letras melódicas. Incorporado a las revistas a partir de los años cuarenta, destacan, entre otros muchos, “Tigresas”, de La blanca doble (1947) compuesta a ritmo de tango/bolero, “Semíramis”, de La estrella de Egipto (1947), “Tres gotas nada más”, de la revista del mismo título (1950), “¿Quién eres tú?”, de La hechicera en palacio (1950), “Tentación”, también de la revista de igual nombre (1951) “Veo la vida por tus ojos”, de Dólares (1954), “Luna de Marianao”, de Ana María (1954), “El águila de fuego”, de la revista homónima de 1956, etc.

Los estilos musicales de la revista (II): El blues


He aquí, por ejemplo, los ritmos musicales más destacados de todo el vasto panorama revisteril:

* Blues: Forma musical del folclore de la población de origen africano de los Estados Unidos de América incorporado a nuestra revista musical a partir de la década de los 20 junto al charles o el fox. Entre otros, destacan “Clara Bow, fiel a la Marina”, de Las leandras (1931), compuesta a ritmo de blues/charles, “Vivir” o “¡Adiós, hasta esta noche!”, de La Cenicienta de Palace (1940), etc.

Los estilos musicales de la revista (I)


Múltiples y muy diversos son los estilos musicales que pueblan nuestro teatro frívolo; si bien es cierto que tres de ellos, el chotis, el pasodoble y los cuplés forman parte de la influencia que nuestra nacional zarzuela posee en el revista, otros, sin embargo, fueron incorporándose a medida que el género iba avanzando y recibía influencias procedentes de los bailes y salones de moda. Así, en los dorados veinte, el charles, el fox en su variante lenta y rápida, el one-step, el blues o el quick-step se aclimataron dando al género notables melodías. Ya, en la década de los cuarenta y, gracias a las buenas relaciones establecidas entre España y Portugal y, consiguientemente Brasil, amén de figuras como Carmen Miranda, ritmos tropicales muy en boga en la época como las marchas, marchiñas, sambas, rumbas, danzón, sones o calypsos otorgan a nuestra revista de una tremenda variedad musical al igual que lo hacen las melodías típicas de cada país o región, caso del corrido mexicano, gallumba, guaracha, etc. También ejercen su influencia las big bands o jazz bands que comienzan a proliferar por todas las salas y salones de fiestas del país, poniendo de moda el swing o el beguine, e incluso las diversas regiones españolas aportan su pequeño granito de arena fomentando el folclorismo patrio con sus farrucas, jotas, zambras o bulerías. Con posterioridad y, a medida que vaya avanzando la posguerra, otros ritmos como la tarantela o el baiao también acabarán imponiéndiose en la revista, aunque, eso sí, sólo de pasada, ya que el público va decantándose, fundamentalmente por los ritmos de corte más tradicional, lo que motiva que números como los del vals, mazurca, polca o conga desaparezcan prácticamente del panorama revisteril, convirtiendo su presencia en mero documento histórico de una época. Eso sí, los ritmos clásicos como los del fox, pasodoble, cuplés y chotis, acompañarán al género frívolo hasta su posterior desaparición.