¡VIVA LA REVISTA!

¡VIVA LA REVISTA!

lunes, 2 de febrero de 2009

Casi un siglo de... LA CORTE DE FARAÓN (II)


Se acusa a La corte de Faraón de ser una obra subida de tono e irreverente. Por estas razones fue prohibida durante la dictadura franquista y hasta 1976 no estuvo, de nuevo, sobre un escenario español en su versión original. La realidad es que la página creada por Perrín y Palacios, sugiere sin herir, y sólo quien conoce de qué va el asunto, está en condiciones de advertir ese doble sentido que posee. En cualquier caso, La corte de Faraón y no La corte del Faraón , no es ordinaria, ni grosera, ni mucho menos, obscena; sí es picara y con una doble intencionalidad tan innegable como elegante. Por otra parte, lo que comienza como una parodia de Aida, se va convirtiendo en un particular tratamiento de la historia bíblica de José y su interpretación de los sueños del Faraón.
Con esta obra entramos en un tipo de zarzuela que puede asimilarse a la opereta, aunque la página que nos ocupa tenga momentos de corte arrevistado indiscutible. El carácter solemne y brillante con que da comienzo parece augurar un tratamiento de vuelos más altos que los habituales en el género. La Corte es página efectista y brillante, dotada de momentos inspirados que han superado todas las prohibiciones y se han situado en uno de los puestos más relevantes del "ranking" de popularidad del género.
Son de destacar momentos como la fanfarria inicial (“¡Victoria! ¡Victoria!”), el lírico canto de Lota, (“De Tebas soy yo, en Tebas nací”), el melodioso saludo que hace Putifar a su futura esposa (“Salve Lota”), el “Terceto” entre Lota, la Reina y José a ritmo de vals (“Para juzgar y sentenciar”) el vibrante garrotín final (“Ví entre sueños tres mujeres”), o el jocoso dúo de José y Lota (“Yo soy el Casto”).
Y qué decir del Coro de Viudas (“Salud a la doncella”), de un erotismo poco frecuente en la zarzuela, que, sin embargo, no es fácil advertir a la primera y, sobre todo, los famosísimos cuplés babilónicos (“Ay ba! ­Ay ba! ­Ay ba!”), popularísimos desde el primer día. Por cierto, en estos cuplés eran muy frecuentes las morcillas; copiamos una de clara intencionalidad satírica contra Maura:
En Babilonia, los ministerios
entran y salen tan de repente
que quien preside por la mañana
ya por la tarde no es presidente.
De estos trastornos ministeriales
dicen que tiene la culpa sola
un astro errante llamado Maura
que es un cometa de mucha cola.
El éxito de La corte de Faraón fue espectacular, se dieron en Eslava 762 representaciones seguidas y en 1911 se dio una función especial en el Teatro Real para que la familia real pudiera contemplar lo que todo Madrid conocía de memoria.

No hay comentarios: