
Durante varios días se recibieron llamadas anónimas en la centralita del teatro anunciando la colocación de una bomba, obligando, por tanto, a desalojar al personal. Finalmente se descubrió que las llamadas las había hecho un perturbado que había encontrado un motivo de diversión viendo salir a la calle de Atocha a toda la compañía ataviada con sus trajes, plumas y lentejuelas. La crítica llegó a afirmar al respecto de esta celebrada antología:
“Ésta sale, como de la costilla de Adán, de la excelente fórmula de Tamayo para la zarzuela. La mirada retrospectiva está llena de nostalgia, de una dosis de ternura, de cariñosa ironía para exaltar un género en su apogeo”. (Antonio Valencia).
“Todos los números de la “Antología” están hábilmente ligados por una especie de guión elemental que va situando a los espectadores en el ambiente de cada año, y en lo que rodeaba a nuestra sociedad en aquellos tiempos”. (M. Díez Crespo).
“Todo esto no es nostalgia, ni siquiera comparación, sino algo de hoy mismo, del hecho escénico actual. Lo que han hecho ahora es una antología que sería el espíritu de la revista, su revisión. La delicadeza de todo este trabajo es considerable y muy elogiable”. (Eduardo Haro Tecglen).“Sin embargo, la facha de retórica y fina bobería que cruza un trozo del espectáculo es, supongo que deliberadamente, un modo de decir que estos tiempos son bastantes mejores que aquellos para la salud de nuestra inteligencia”. (José Monleón).
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