¡VIVA LA REVISTA!

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sábado, 12 de noviembre de 2011

Los artífices de LAS LEANDRAS: Emilio González del Castillo (I)

Emilio González del Castillo y López nació en Madrid el 4 de abril de 1882 en el seno de una familia de clase media, y educado en un ambiente de gran inquietud intelectual y artística, desde muy temprana edad se inclinó por la vocación literaria. Sus primeros poemas (inéditos), de temática metafísica, humorística o incidental, exhiben una profunda huella modernista, así como algunas de las características que marcarán toda su obra: el ingenio vivo, la fluidez del verso y una prodigiosa "vis cómica".
Siendo muy joven, ganó una plaza como Interventor de los Ferrocarriles del Estado, pero dedicó la mayor parte de su tiempo a su gran pasión: el teatro. Cultivó los géneros más variados: comedia, drama, melodrama, juguete cómico y género lírico. Se granjeó una sólida reputación en el oficio, siendo pronto considerado como uno de los mejores libretistas de Zarzuela y revista musical de su tiempo.
Aunque trabajó con casi todos los grandes compositores del momento, le unió una íntima amistad con el maestro Francisco Alonso, con quien estrenó más de quince títulos a partir de 1911. El primer gran éxito conjunto llegó con La Calesera, obra estrenada en el Teatro de la Zarzuela el 12 de diciembre de 1925; la pieza cobró rápidamente una popularidad enorme, especialmente el "Pasacalles de los Chisperos", hasta el punto de que en las representaciones se bajaba durante dicho número un telón con los versos escritos en grandes letras de imprenta, para que el público lo cantase a la vez que el coro. Ambos cosecharon un nuevo triunfo con La Picarona, Zarzuela de ambiente segoviano estrenada en el Teatro Eslava en 1929.
Los años treinta fueron especialmente productivos para Alonso y González del Castillo, comenzando por el estreno de la revista musical Las Leandras (1931). Algunos de sus números ("Los Nardos", "El Pichi", "Las Viudas", etc) siguen figurando entre las creaciones más célebres del género. En la misma década vieron la luz La de los ojos en blanco, ¡Que se diga por la radio!, Mujeres de fuego, Las guapas, Las de Villadiego, Los Laureanos y La suerte negra; durante esos años, González del Castillo firmó casi todos sus libretos junto a José Muñoz Román, uno de sus más asiduos colaboradores.

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