El Molino gana, en 1976, la primera edición del premio FAD Sebastià Gasch de artes parateatrales que distingue las miradas diferentes e innovadoras del mundo del espectáculo. Sin embargo, el mayor reconocimiento que jamás nunca podrá recibir El Molino han sido las numerosas muestras de cariño y apoyo que desde su cierre en 1997 los vecinos y ciudadanos de Barcelona han mostrado por el mítico café concierto del Paralelo. Consciente del incalculable valor histórico y sentimental que El Molino tiene para Barcelona, la empresa Ociopuro S.L. compra el local para evitar que este emblemático espacio continuara degradándose e inicia el proyecto de su reconstrucción. La nueva empresa propietaria de El Molino se encarga desde entonces de contratar a todos los equipos de profesionales que participarán en el proyecto del nuevo teatro: la empresa EGI lleva a cabo el Project Management y el estudio de arquitectos BOPBAA se encarga de la creación del reformado El Molino. Después de años de muchos esfuerzos, grandes inversiones y un largo y complejo proceso de restauración, en 2010 El Molino vuelve a abrir sus puertas, devolviendo así un local emblemático a Barcelona y la ilusión a sus ciudadanos.
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