Durante el último tercio del siglo XIX llegó a Barcelona, procedente de Marsella (aunque de orígen italiano) una compañía de cómicos y mimos: la troupe Onofri. De hecho, la fecha de su llegada es incierta, pero tenemos constancia de una de sus primeras actuaciones (hemeroteca de La Vanguardia): el lunes 15 de Diciembre de 1890 actuaron en el Círculo Ecuestre, con la obra Arlequín doctor.
El éxito de la familia Onofri (padre y siete hijos) fue desbordante. Triunfaron en el Circo Barcelonés en 1897 y desde allí saltaron al Paralelo, al Teatro Español. El empresario del Español era Manuel Suñer, que siguiendo la moda de la época programaba circo, teatro y zarzuela (con el gran Enric Borràs), todo a la vez. Seducido por el enorme éxito de la compañía, Onifri inició la construcción de un nuevo teatro en un solar de su propiedad, en el Paralelo, nº 91. Lo bautizó como Teatro Onofri, actualmente Teatro Condal.
Manuel Suñer hizo construir un teatro con todos los lujos de la época y más de 3.000 localidades, que se inauguró en 1903. El arquitecto fue Andreu Audet Puig (1868-1938), arquitecto municipal, especializado en la construcción de teatros y salas de espectáculos. Entre sus obras destacan el Teatro Apolo, la Sala Edén y el Casino de la Rabasada.
El Teatro Onofri abrió sus puertas con la obra El mar por tumba o el almirante ciego, con una puesta en escena espectacular que reproducía un combate naval. Sin embargo, el género del mimo requiere una cierta proximidad con el público, y el teatro era demasiado grande para que se pudiera apreciar el arte de los Onofri. El fracaso económico fue casi inmediato. A este motivo se le suma que el género del mimo se vió rápidamente engullido por otro géneros "sonoros", y no volvió a resurgir hasta la llegada de los genios de Charles Chaplin y, posteriormente, Marcel Marceau.
Por todo ello, en 1904 el Teatro Onofri pasó a llamarse Teatro Condal y cambió su oferta por la de un género que triunfaba en la época: el music-hall, alternando zarzuelas y óperas. Durante un año cambió de nombre y se llamó Teatro Masini.
El éxito de la familia Onofri (padre y siete hijos) fue desbordante. Triunfaron en el Circo Barcelonés en 1897 y desde allí saltaron al Paralelo, al Teatro Español. El empresario del Español era Manuel Suñer, que siguiendo la moda de la época programaba circo, teatro y zarzuela (con el gran Enric Borràs), todo a la vez. Seducido por el enorme éxito de la compañía, Onifri inició la construcción de un nuevo teatro en un solar de su propiedad, en el Paralelo, nº 91. Lo bautizó como Teatro Onofri, actualmente Teatro Condal.
Manuel Suñer hizo construir un teatro con todos los lujos de la época y más de 3.000 localidades, que se inauguró en 1903. El arquitecto fue Andreu Audet Puig (1868-1938), arquitecto municipal, especializado en la construcción de teatros y salas de espectáculos. Entre sus obras destacan el Teatro Apolo, la Sala Edén y el Casino de la Rabasada.
El Teatro Onofri abrió sus puertas con la obra El mar por tumba o el almirante ciego, con una puesta en escena espectacular que reproducía un combate naval. Sin embargo, el género del mimo requiere una cierta proximidad con el público, y el teatro era demasiado grande para que se pudiera apreciar el arte de los Onofri. El fracaso económico fue casi inmediato. A este motivo se le suma que el género del mimo se vió rápidamente engullido por otro géneros "sonoros", y no volvió a resurgir hasta la llegada de los genios de Charles Chaplin y, posteriormente, Marcel Marceau.
Por todo ello, en 1904 el Teatro Onofri pasó a llamarse Teatro Condal y cambió su oferta por la de un género que triunfaba en la época: el music-hall, alternando zarzuelas y óperas. Durante un año cambió de nombre y se llamó Teatro Masini.
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