¡VIVA LA REVISTA!

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jueves, 16 de septiembre de 2010

La historia de Doña Mariquita de mi corazón (1942)

Estrenada el 15 de enero de 1942 en el madrileño y tristemente desaparecido Teatro Martín con el subtítulo de "opereta cómica en dos actos" y con la autoría y maestría de los siempre eficaces José Muñoz Román y el maestro Francisco Alonso, Doña Mariquita de mi corazón estuvo protagonizada en sus principales papeles por Conchita Páez, Isabel Lorente, Aurelia Ballesta. Sara Fenor, Pilar Perales, José Álvarez "Lepe", José Bárcenas, Francisco Muñoz, Luis Heredia y Rafael Cervera, alcanzó uno de los éxitos más aclamados en la historia de nuestra revista, ya no sólo por su divertido argumento sino por su maravilloso e inmortal partitura.
En cuanto a su sinopsis hemos de contar que un Marqués, amante de Paz y encaprichado de Mari Tere, intenta desprenderse de ella, argumentando que espera la llegada de Doña Mariquita (una rica viuda mexicana) quien viene a casar a su hijo Javier con Marisa, la hija del Marqués. Paz, despechada, denuncia a la Marquesa la infidelidad de su marido. Cuando ésta va a comprobarlo, se encuentra con el pícaro Ubaldo, disfrazado de Doña Mariquita, y Paz y Mari Tere que fingen ser sus hijas.Tras unas complicadas y equívocas situaciones, la llegada de la verdadera doña Mariquita terminará por aclararlo todo: Paz y Ubaldo son descubiertos, Marisa podrá casarse con el hijo de doña Mariquita, que no es otro que Adolfo, su prometido, que se hace pasar por un galán de cine. Y don Leo, hermano de la Marquesita, que se enamoró de la falsa doña Mariquita, será embarcado hacia Buenos Aires, donde le dicen que se encuentra la dama.
Ambientada en San Sebastián en época del estreno, Doña Mariquita de mi corazón desarrolla una enrevesada trama en la línea del vodevil por su desarrollo, y del sainete por su argumentación, aunque es claramente una opereta por su presentación espectacular y por el concurso de vedettes, vicetiples y boys como elementos fundamentales. Ágil en el diálogo y cómica en las escenas, utiliza los típicos recursos del enredo: personajes travestidos, disfrazados, despistados, que adoptan otras personalidades. Fue un gran éxito y llegó a alcanzar las 2.000 representaciones consecutivas.Entre sus números musicales más atractivos figuran el "Tiroliro", presentado como un baile portugués, un "Corrido mexicano" aprovechando el origen de la protagonista, un fox que se convierte en un vistoso número de cabaret en el que Adolfo es asediado por sus admiradoras, la conocida "Canción del pirata" y el impresionante "Jueves Santo madrileño"; en el que Francisco Alonso muestra su habilidad creadora para unir el ritmo típico de los desfiles procesionales con el grarbo de un pasodoble.

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