En un viejo almacén de carbón situado en un solar de la Avenida del Paralelo número 85, esquina con Poeta Cabanyes, se construyó a principios del siglo XX (1900) un café, el Gran Café del Recreo. Como tantos de la época, en 1910, contagiado por el ambiente de fiesta y bullanga que se vivía en el barrio, su propietario decidió ofrecer a su clientela pequeños espectáculos de music-hall, rebautizándolo como Gran Café Concierto El Recreo. En pocos años su éxito fue tal que nuevamente se reformó, convirtiéndose en un music-hall en toda regla, cambiando nuevamente de nombre por el de Novelty.
El Novelty fue uno de los music-halls más famosos de todo el Paralelo. Su público lo formaba la gente del barrio, marineros que atracaban en el puerto con pocas horas para divertirse y toda la paga en el bolsillo, y obreros de las fábricas del Poble Sec, Sants y de toda Barcelona, que acudían los sábados y domingos para olvidar sus largas jornadas de trabajo.En 1924 tomó su dirección Francisco Serrano, que también era el dueño de El Molino, y le cambió nuevamente el nombre por el de Bataclán. Seguramente le puso este nombre por el local homónimo de París, Le Bataclán, que a su vez tomó el nombre de una famosa opereta, ambientada en China, de Offenbach. Por aquellos años actuaba en el Bataclán una guapa bailarina, Vicenta Fernández, que se convirtió en esposa de Serrano, y con los años, por herencia, en Doña Vicenta, mítica empresaria de El Molino. La censura franquista le cambió el nombre por el de Rataplán, aunque los motivos no quedan claros. Con este nombre sobrevivió hasta 1942, cuando fue comprado y derribado para convertirse en un almacén de maderas. Años después se construyó un hotel (Hotel Paral.lel) y en sus bajos se estableció una conocida tienda de ropa de segunda mano.
El Novelty fue uno de los music-halls más famosos de todo el Paralelo. Su público lo formaba la gente del barrio, marineros que atracaban en el puerto con pocas horas para divertirse y toda la paga en el bolsillo, y obreros de las fábricas del Poble Sec, Sants y de toda Barcelona, que acudían los sábados y domingos para olvidar sus largas jornadas de trabajo.En 1924 tomó su dirección Francisco Serrano, que también era el dueño de El Molino, y le cambió nuevamente el nombre por el de Bataclán. Seguramente le puso este nombre por el local homónimo de París, Le Bataclán, que a su vez tomó el nombre de una famosa opereta, ambientada en China, de Offenbach. Por aquellos años actuaba en el Bataclán una guapa bailarina, Vicenta Fernández, que se convirtió en esposa de Serrano, y con los años, por herencia, en Doña Vicenta, mítica empresaria de El Molino. La censura franquista le cambió el nombre por el de Rataplán, aunque los motivos no quedan claros. Con este nombre sobrevivió hasta 1942, cuando fue comprado y derribado para convertirse en un almacén de maderas. Años después se construyó un hotel (Hotel Paral.lel) y en sus bajos se estableció una conocida tienda de ropa de segunda mano.
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