
CUADRO TERCERO
"La capa de José"
Antecámara nupcial en el palacio del general Putifar. Puertas laterales y todo el fondo abierto figurando una terraza que da sobre las orillas del río Nilo, en cuyas aguas riela la luna. Vegetación frondosa. En la estancia muebles de la época, riquísimos. Pieles, armas, tapices, pebeteros, etc.
(Aparece Lota con traje blanco egipcio, sencillo, pero algo provocativo. Se halla echada a la derecha sobre un estrado, con pieles y almohadones. Cuatro Esclavas abanicándola. Otras encendiendo los pebeteros. Otras tocando arpas pequeñas. Raquel pulsando también el arpa. Esclavas egipcias bailando en el centro de la escena al compás de los cantos de Raquel. Luego José, Ra, Sel y Ta, viudas egipcias.)
M Ú S I C A
RAQUEL La luz de la luna
se quiebra en el Nilo.
El Ibis sagrado
los aires cruzó.
Azul brilla el cielo,
la flor dio su aroma,
la brisa murmura
canciones de amor.
_____
Danzad, hijas del Nilo,
ESCLAVAS danzad al dulce son
RAQUEL del arpa que acompaña
de amores la canción.
JOSÉ Tres viudas de Tebas
quieren penetrar.
LOTA (Como recitando.)
Franca está la puerta,
pueden pasar.
RAQUEL Siempre que en Egipto
casa una doncella,
vienen tres viudas
a explicarle a ella
las obligaciones
que deben tener
en el matrimonio
marido y mujer.
VIUDAS (Saliendo.)
Salud a la doncella
hermosa como el día.
Que Anubis te proteja
y Osiris te bendiga.
_____
Al pasar de soltera a casada
necesitas de preparación;
óyenos, porque somos viudas
y sabemos nuestra obligación.
Es muy duro
y molesto, yo te lo aseguro,
y muy pronto,
y muy pronto lo vas a saber;
el derecho, el derecho,
el derecho que tiene el marido
sobre su mujer.
Al marido después de la boda,
nada, nada se debe negar,
pues con él en la casa entra toda,
pero toda su autoridad.
Y aunque llanto,
aunque llanto al principio te cueste,
que él te trate,
que él te trate con mucha dureza,
si le sabes seguir la corriente
pues al fin bajará la cabeza.
Sé hacendosa,
primorosa,
dale gusto
siempre cariñosa.
Muévete
para que
lo que pida
dispuesto ya esté.
Cuídalo,
mímalo,
no le digas a nada
que no.
Y con estas ligeras nociones
de moral que te damos aquí,
tú verás cómo te las compones
para hacer a tu esposo feliz.
TODAS (Menos Lota.) Sé hacendosa,
primorosa,
dale gusto
siempre cariñosa.
Muévete
para que
lo que pida
dispuesto ya esté.
Cuídalo,
mímalo,
no le digas a nada
que no.
LOTA ¿No?
VIUDAS No.
H A B L A D O
LOTA (Levantándose.)
Seguiré vuestros consejos
que no he de olvidarlos nunca.
RA La práctica enseña mucho
y nada se nos oculta,
pues del matrimonio somos
tres veteranas viudas.
SEL Verás cómo el matrimonio
no es ninguna ciencia infusa.
LOTA Pues yo de él tengo formada
una idea tan oscura,
que todos mis pensamientos
son misterios y son dudas.
TA Es porque ahora ves el cielo
lleno de nubes y brumas
y no puedes ver sus astros
de refulgente hermosura.
RA Mas ya verás las estrellas
en cuanto salga la luna
y rompa el tenue celaje
que el cielo de amor te oculta
y una vez roto, verás
que todo es luz y ventura.
RAQUEL ¡Cómo saben! ¡Qué bien hablan!
¡Qué experiencia tan profunda!
LOTA ¿Vosotras lo sabéis todo?
LAS TRES Pero todo.
LOTA Ya segura
miro mi felicidad.
RA ¡Que el Ibis te dé una luna
de miel eterna!
SEL ¡Que Osiris
haga no se canse nunca
tu esposo!
TA ¡Que el Dios sagrado
os dé fuerzas en la lucha
de la vida!
PUTIFAR (Dentro.)
¡Pepe!
LOTA (Asustada.)
¿Quién?
RAQUEL Es tu esposo que te busca.
(Entran Putifar y José. El primero con casco y coraza.)
RA Y armado de todas armas.
PUTIFAR (A las Viudas.)
¿Quiénes sois?
RA Las tres viudas
de costumbre, General.
PUTIFAR (Aparte.)
Me partieron.
LAS TRES Que su ayuda
te den los dioses.
(Saludan y se van.)
PUTIFAR ¡Adiós!
RAQUEL Envidiamos tu ventura.
(Vase con las Esclavas.)
PUTIFAR Dulce Lota... ¡Esposa mía!
LOTA Putifar...
PUTIFAR ¡Mi bien!
JOSÉ (Aparte.)
¡Caramba!
(Alto.)
¿Necesita algo el señor?
PUTIFAR Desármame.
JOSÉ ¿Yo?
PUTIFAR ¿Qué tardas?
JOSÉ Pensé que no iba conmigo.
PUTIFAR Que me quites estas armas.
JOSÉ Allá voy... (Aparte.) ¡Qué prisa trae!
(Le quita las armas, etc.)
LOTA (Al fondo.)
Ya la luna se levanta,
pronto romperá el celaje
su puro rayo de plata.
JOSÉ Ya está, ¿me retiro?
PUTIFAR Claro.
JOSÉ ¿Vas a tomar algo?
PUTIFAR Nada.
JOSÉ Bueno. Pues muy buenas noches...
Que ustedes descansen.
PUTIFAR Gracias.
(Saluda José y hace mutis.)
LOTA (Pausa. Sentándose en el estrado.)
¡Hermosa noche!
PUTIFAR (De pie y paseándose.)
¡Magnífica!
LOTA No hace ni calor ni nada.
PUTIFAR (Aparte.)
¿Con qué entretengo yo a ésta
hasta que toquen diana?
LOTA ¿No te sientas, Putifar?
PUTIFAR El que venció en cien batallas
sobre su potro de guerra
y a pie, cuando le faltaba...
no necesita sentarse.
Un guerrero no se cansa.
LOTA Que eres fuerte y vigoroso
tu gallardía declara.
PUTIFAR Mis conquistas bien lo dicen,
bien lo pregona mi fama.
LOTA ¿Conquistas de amor?
PUTIFAR De guerra.
Te contaré mis hazañas
que son muchas.
LOTA Como gustes.
Pero no serán muy largas.
¿No es verdad?
PUTIFAR No. Regulares.
LOTA (Como resignada.)
Entonces bueno.
PUTIFAR (Aparte.)
Se escama.
(Alto.)
Yo en la Siria por asalto
sólo no más con mi lanza,
entré en una ciudadela
donde estaban encerradas
mil doncellas muy hermosas.
Los hombres que las guardaban
eran muchos, pero pronto
a mi empuje y mi arrogancia
cayeron.
LOTA ¿Y las doncellas?
PUTIFAR Me las traje para casa,
las bañaron en el Nilo
y las hice mis esclavas.
Unas cuantas regalé,
me quedé con otras cuantas,
y aunque soy duro en la guerra
soy muy blando con las damas.
Quedé como un caballero
en aquellas circunstancias.
LOTA Pero ven, ven a mi lado.
PUTIFAR Voy.
(Se sienta.)
LOTA ¿No me miras?
PUTIFAR Estaba
recordando lo que hice
allá en la Mesopotamia.
LOTA Tú no haces más que contarme
hazañas y más hazañas
y mi corazón espera
de ti amorosas palabras.
PUTIFAR ¿Palabras dices?... Pues oye...
Mi corazón y mi espada,
mis laureles y mi nombre
todo lo pongo a tus plantas.
Lo poco que tengo... es tuyo.
LOTA No será tan poco...
PUTIFAR (Aparte.)
Vaya.
Aquí la conversación
es lo que hace menos falta...
Y ese Selhá, que no viene...
y Seti que no me llama,
y estoy haciendo un papel...
LOTA (Muy cariñosa.)
¿Qué te ocurre?... ¿Qué te pasa?
¿Te pones malo?... ¿Qué tienes?
PUTIFAR ¡Mujer!... Que no tengo nada,
¿cómo lo voy a decir?
LOTA ¡Putifar!...
PUTIFAR ¿Qué?
LOTA No me amas.
Yo no sé qué noto en ti.
No arde en tus ojos la llama
del amor... Tú no me quieres.
PUTIFAR ¡No me digas eso... calla!
¿Que no te quiero?... ¿Por qué?
¡Sí que te quiero, mi alma!
Y dice que no la quiero...
¿No he de quererte... serrana?
LOTA (Ciñéndole con los brazos.)
Así le gustas, así
a tu esposa enamorada.
PUTIFAR ¡Dioses, haced un milagro!
(Suenan dentro clarines tocando diana.)
LOTA ¿Cómo?
PUTIFAR (Separándose de Lota rápidamente y levantándose.)
¡Por fin! ¡La diana!
(Empieza a clarear por el foro.)
LOTA ¿Qué es eso, mi bien querido?
PUTIFAR Son las tropas que me llaman.
Tengo que partir, mi bien,
dispensa si te hago falta.
Lo siento... pero me marcho.
LOTA ¡No te vayas!... ¡No te vayas!...
PUTIFAR ¡No hay más remedio!... Me voy,
me lo ordena la ordenanza.
(Hacen entrada Selhá y Seti.)
SELHÁ ¡Señor!... Tu caballo espera.
SETI ¡Señor!... Tus tropas te aguardan.
PUTIFAR ¿Lo ves? Me están esperando.
LOTA (Cae sobre los almohadones del estrado.)
¡Y yo estoy desesperada!
PUTIFAR (A Selhá y Seti, a tiempo que hace mutis.)
¡Maldita aquella saeta!
SELHÁ ¡Tiró a dar el que tiraba!
(Sale Putifar.)
SETI ¡Bonita noche de bodas!
SELHÁ ¡Era cosa descontada!
(Salen los dos.)
LOTA (Con tristeza.)
Ya amanece, y por Oriente
se tiñe el cielo de grana.
Nunca pensé que la aurora
me cogiese levantada.
(Da un suspiro enorme y hace mutis muy pesarosa. Por el lado contrario entra José, al que trae de la mano Arikón.)
ARIKÓN Pasa, pasa y no lo pienses,
que otro remedio no queda.
Ha mandado Putifar
que rápidamente vengas
a entretener a su esposa
ya que, al marchar a la guerra,
a la bellísima Lota
muy triste y llorosa deja.
JOSÉ ¿Y qué tengo yo que hacer
para que ella se entretenga?
ARIKÓN ¡Ay, hijo! ¡Pues no eres torpe!
Haces... aquello que sepas.
La cuentas cuentos, la bailas,
la tocas...
JOSÉ Para la cuenta,
que me parece te metes
en cosa que no te peta.
El contar cuentos... podría;
el bailarla... bueno fuera;
¡pero tocarla!...
ARIKÓN No temas,
¿es que acaso no conoces
a la que va a ser tu dueña?
JOSÉ Pues claro que la conozco.
ARIKÓN ¿Y no la encuentras muy buena?
JOSÉ Eso es según el sentido
que a la frase des.
ARIKÓN Espera.
¿Tú estás completo, verdad?
JOSÉ Hombre... yo tengo dos piernas,
dos brazos, una nariz....
ARIKÓN Y lo demás que te cuelga.
Pues esas dotes que tienes
son las que Lota desea.
JOSÉ ¿Y tú quién eres que a mí
esas cosas recomiendas?
ARIKÓN Yo soy el que en esta corte
usan de muchas maneras.
Llevo recados y traigo
la respuesta más certera,
y si escucho ciertas cosas
las matizo a mi manera.
Yo soy el que aquí...
JOSÉ No sigas,
que es tonto el que no lo entienda:
tú eres un correveidile
y una cotilla cualquiera.
ARIKÓN ¿Y qué quieres, si la vida
yo la entiendo a mi manera?
Para vivir en palacio
hay que medrar como sea.
JOSÉ Pero la vida no es eso,
y el medrar es cosa fea.
Hay que buscar el amor,
la amistad y la belleza.
ARIKÓN Pues mi amistad yo te ofrezco.
Y en cuanto al amor que esperas,
también yo puedo ofrecerte
algo que te conviniera.
JOSÉ ¿Qué dices? ¿Acaso tú
con las mujeres?...
ARIKÓN Despierta
que estás dormido. ¡Un asquito
es lo que a mí me dan ésas!
Y por Osiris te juro
que ninguna me camela.
Prefiero un mancebo joven,
que tenga buena presencia,
con fuerte musculatura
que se le note a la legua.
Y como Arikón me llamo,
te digo que a mí las nenas
no me hacen ni fu ni fa
por mucho que lo pretendan.
JOSÉ ¿Cómo has dicho que te llamas?
ARIKÓN Soy Arikón.
JOSÉ ¿Arikón?
Pues por poquito no aciertan.
Con una eme delante
tu nombre completo queda.
ARIKÓN Calla, que siento rumores
como de alguien que se acerca.
JOSÉ Será Lota.
ARIKÓN Pues ya sabes
lo que Putifar espera
de ti.
JOSÉ Que con mis encantos,
y mientras él está fuera,
aunque su cabeza adorne,
a su señora entretenga.
ARIKÓN Pues buena suerte, José,
y mis palabras recuerda:
si quieres algo conmigo,
porque mi amistad deseas,
me llamas y ya verás
lo contentito que quedas.
(Le tira un beso y hace mutis dando saltitos. José se arregla la túnica. Por donde hizo mutis sale Lota.)
JOSÉ (Inclinándose.)
Señora...
LOTA ¿Qué haces tú aquí?
JOSÉ Esperarla.
LOTA ¿Para qué?
¿Por qué me esperas, José,
y qué quieres tú de mí?
JOSÉ Cuando partió tu señor
me mandó que aquí viniera
y compañía te hiciera,
porque no pases temor
estando sola.
LOTA José,
pues lo mandó mi marido
y a acompañarme has venido
pues entretenme.
JOSÉ ¿Con qué?
¿Con unos cuentos?... Por cientos
los sabe José, señora.
LOTA No quiero cuentos ahora;
todos me vienen con cuentos.
JOSÉ Pues la señora dirá
cómo quiere entretenerse;
sobre qué quiere que verse
lo que hablemos.
LOTA Ven acá.
Siéntate, José, a mi lado.
JOSÉ Pero...
LOTA Yo te lo permito.
JOSÉ ¿Y si viene el señorito?
LOTA No viene, si está ocupado.
JOSÉ (Sentándose.)
Bueno, pues ya estoy aquí.
LOTA Más cerca.
JOSÉ ¡Dios de Israel!
LOTA Yo con mi esclava Raquel
hace tiempo que te vi.
JOSÉ ¿En dónde?
LOTA Pues en Harán...
De una cisterna salías.
JOSÉ ¡Ay!... Entonces me verías
vistiendo el traje de Adán.
¡Qué vergüenza!
LOTA A mí me dio
también en aquel instante
porque me fijé bastante
mas luego se me pasó.
JOSE Claro.
LOTA Y di, joven hebreo,
aunque esté mal preguntado,
¿eres muy enamorado?
JOSÉ ¿Yo, señora?... Eso es muy feo.
LOTA ¡Qué tontería!... ¿Por qué?...
JOSÉ Ruborizándome estás...
porque no sé si sabrás
que soy el casto José.
M Ú S I C A
JOSÉ Yo soy el casto, yo soy el casto,
yo soy el casto, casto José,
pastor he sido y entre rebaños
desde pequeño pastoreé.
LOTA ¿Y en la montaña como en el prado
no turbó nunca tu soledad
ni un pensamiento de enamorado
que te dijera debes amar?
JOSÉ Yo tocaba la flauta
y el caramillo
y a mi lado triscaban
los cabritillos.
No pensaba en amores
por ser pecado
y además porque estaba
muy ocupado
en que no se me fuera
ni un corderito
y no se me perdiera
el pobrecito.
LOTA Qué inocencia tan hermosa,
no se encuentra un hombre así;
un mancebo tan honesto
yo quisiera para mí.
JOSÉ ¿Para ti?
LOTA ¡Para mí!
Porque yo, como tú, soy así.
Ven, José.
Ven acá.
Qué es amor
yo te voy a explicar.
Porque creo
que el amor debe ser cosa rica.
¡Ay! ¡Hebreo!
debe ser un bichito que pica.
Un bichito que da un hormigueo
sin saber en el sitio en que está
y que enciende en el alma un deseo
que fatigas de muerte nos da.
JOSÉ Yo no sé
qué será,
de esas cosas
estoy en la a.
Por favor,
sí, señor.
No te acerques
porque hace calor.
LOTA Déjame que te diga dulces palabras.
Déjame que te ciña con dulces lazos.
Déjame que en tus ojos mis ojos mire
y de amor la cadena formen mis brazos.
JOSÉ Déjame por Osiris, porque me azoras,
déjame por el Ibis y por Anubis,
el amor que me pides en vano imploras.
Déjame y no me hagas entrar por uvis.
LOTA Ven, José,
quiero yo.
JOSÉ No me cojas la capa,
que no.
LOTA Ven, José,
ven acá,
que la flor misteriosa del Loto
para ti será.
JOSÉ Quítate,
déjame,
no me cojas la capa
otra vez.
LOTA ¡Pepito!
JOSÉ ¡Chitito!
Déjame, déjame, déjame.
LOTA ¿Por qué?
JOSÉ Porque yo soy el casto, yo soy el caso,
yo soy el casto, casto José.
H A B L A D O
LOTA ¿Cómo tu pecho desdeña
esta amorosa pasión?
O no tienes corazón
o será de bronce o peña.
JOSÉ (Aparte.)
Y como guapa es muy guapa.
LOTA (Tirándole de la capa.)
¿Qué es lo que dices, José?
JOSÉ Pues digo, señora... que
no me tires de la capa.
LOTA Si es que detenerte quiero.
JOSÉ ¿De veras?... Ya lo entendí.
(Medio mutis.)
Vuelvo...
LOTA (Agarrándose a la capa.)
José, ven aquí,
porque si te vas me muero.
JOSÉ ¡Suelta!
LOTA ¡No! ¡No he de soltar!
¡Que no!
JOSÉ ¡Que sí!
LOTA ¡Que no!
JOSÉ Quita.
(Dando la vuelta y abandonando la capa en manos de Lota.)
Ahí te queda la capita...
¡Socorro!...
(Sale corriendo.)
LOTA (Con la capa en la mano.)
¡Me he de vengar!
¡Esclavos!... ¡A mí, favor!...
(Selhá, Seti, Raquel y cuatro Esclavos.)
SELHÁ Y SETI ¡Señora!
RAQUEL ¿Qué ha sucedido?
LOTA Que aquí un esclavo atrevido
atentó contra mi honor.
Con el infame luché,
pero el infame se escapa
dejándome aquí su capa.
(Mostrándola a todos.)
TODOS ¡Oh!... ¡La capa de José!
LOTA Sí... prendedle sin tardar
y que pague con la vida.
¡Pronto! Lo manda ofendida
la mujer de Putifar.
(Toma una actitud de figura bíblica. Todos se inclinan. Se oyen unas trompetas y cruza la escena un pelotón de soldados armados, que hacen una reverencia a Lota y parten a buscar a José. La orquesta ataca fuerte la marcha de la obra.
T E L Ó N
"La capa de José"
Antecámara nupcial en el palacio del general Putifar. Puertas laterales y todo el fondo abierto figurando una terraza que da sobre las orillas del río Nilo, en cuyas aguas riela la luna. Vegetación frondosa. En la estancia muebles de la época, riquísimos. Pieles, armas, tapices, pebeteros, etc.
(Aparece Lota con traje blanco egipcio, sencillo, pero algo provocativo. Se halla echada a la derecha sobre un estrado, con pieles y almohadones. Cuatro Esclavas abanicándola. Otras encendiendo los pebeteros. Otras tocando arpas pequeñas. Raquel pulsando también el arpa. Esclavas egipcias bailando en el centro de la escena al compás de los cantos de Raquel. Luego José, Ra, Sel y Ta, viudas egipcias.)
M Ú S I C A
RAQUEL La luz de la luna
se quiebra en el Nilo.
El Ibis sagrado
los aires cruzó.
Azul brilla el cielo,
la flor dio su aroma,
la brisa murmura
canciones de amor.
_____
Danzad, hijas del Nilo,
ESCLAVAS danzad al dulce son
RAQUEL del arpa que acompaña
de amores la canción.
JOSÉ Tres viudas de Tebas
quieren penetrar.
LOTA (Como recitando.)
Franca está la puerta,
pueden pasar.
RAQUEL Siempre que en Egipto
casa una doncella,
vienen tres viudas
a explicarle a ella
las obligaciones
que deben tener
en el matrimonio
marido y mujer.
VIUDAS (Saliendo.)
Salud a la doncella
hermosa como el día.
Que Anubis te proteja
y Osiris te bendiga.
_____
Al pasar de soltera a casada
necesitas de preparación;
óyenos, porque somos viudas
y sabemos nuestra obligación.
Es muy duro
y molesto, yo te lo aseguro,
y muy pronto,
y muy pronto lo vas a saber;
el derecho, el derecho,
el derecho que tiene el marido
sobre su mujer.
Al marido después de la boda,
nada, nada se debe negar,
pues con él en la casa entra toda,
pero toda su autoridad.
Y aunque llanto,
aunque llanto al principio te cueste,
que él te trate,
que él te trate con mucha dureza,
si le sabes seguir la corriente
pues al fin bajará la cabeza.
Sé hacendosa,
primorosa,
dale gusto
siempre cariñosa.
Muévete
para que
lo que pida
dispuesto ya esté.
Cuídalo,
mímalo,
no le digas a nada
que no.
Y con estas ligeras nociones
de moral que te damos aquí,
tú verás cómo te las compones
para hacer a tu esposo feliz.
TODAS (Menos Lota.) Sé hacendosa,
primorosa,
dale gusto
siempre cariñosa.
Muévete
para que
lo que pida
dispuesto ya esté.
Cuídalo,
mímalo,
no le digas a nada
que no.
LOTA ¿No?
VIUDAS No.
H A B L A D O
LOTA (Levantándose.)
Seguiré vuestros consejos
que no he de olvidarlos nunca.
RA La práctica enseña mucho
y nada se nos oculta,
pues del matrimonio somos
tres veteranas viudas.
SEL Verás cómo el matrimonio
no es ninguna ciencia infusa.
LOTA Pues yo de él tengo formada
una idea tan oscura,
que todos mis pensamientos
son misterios y son dudas.
TA Es porque ahora ves el cielo
lleno de nubes y brumas
y no puedes ver sus astros
de refulgente hermosura.
RA Mas ya verás las estrellas
en cuanto salga la luna
y rompa el tenue celaje
que el cielo de amor te oculta
y una vez roto, verás
que todo es luz y ventura.
RAQUEL ¡Cómo saben! ¡Qué bien hablan!
¡Qué experiencia tan profunda!
LOTA ¿Vosotras lo sabéis todo?
LAS TRES Pero todo.
LOTA Ya segura
miro mi felicidad.
RA ¡Que el Ibis te dé una luna
de miel eterna!
SEL ¡Que Osiris
haga no se canse nunca
tu esposo!
TA ¡Que el Dios sagrado
os dé fuerzas en la lucha
de la vida!
PUTIFAR (Dentro.)
¡Pepe!
LOTA (Asustada.)
¿Quién?
RAQUEL Es tu esposo que te busca.
(Entran Putifar y José. El primero con casco y coraza.)
RA Y armado de todas armas.
PUTIFAR (A las Viudas.)
¿Quiénes sois?
RA Las tres viudas
de costumbre, General.
PUTIFAR (Aparte.)
Me partieron.
LAS TRES Que su ayuda
te den los dioses.
(Saludan y se van.)
PUTIFAR ¡Adiós!
RAQUEL Envidiamos tu ventura.
(Vase con las Esclavas.)
PUTIFAR Dulce Lota... ¡Esposa mía!
LOTA Putifar...
PUTIFAR ¡Mi bien!
JOSÉ (Aparte.)
¡Caramba!
(Alto.)
¿Necesita algo el señor?
PUTIFAR Desármame.
JOSÉ ¿Yo?
PUTIFAR ¿Qué tardas?
JOSÉ Pensé que no iba conmigo.
PUTIFAR Que me quites estas armas.
JOSÉ Allá voy... (Aparte.) ¡Qué prisa trae!
(Le quita las armas, etc.)
LOTA (Al fondo.)
Ya la luna se levanta,
pronto romperá el celaje
su puro rayo de plata.
JOSÉ Ya está, ¿me retiro?
PUTIFAR Claro.
JOSÉ ¿Vas a tomar algo?
PUTIFAR Nada.
JOSÉ Bueno. Pues muy buenas noches...
Que ustedes descansen.
PUTIFAR Gracias.
(Saluda José y hace mutis.)
LOTA (Pausa. Sentándose en el estrado.)
¡Hermosa noche!
PUTIFAR (De pie y paseándose.)
¡Magnífica!
LOTA No hace ni calor ni nada.
PUTIFAR (Aparte.)
¿Con qué entretengo yo a ésta
hasta que toquen diana?
LOTA ¿No te sientas, Putifar?
PUTIFAR El que venció en cien batallas
sobre su potro de guerra
y a pie, cuando le faltaba...
no necesita sentarse.
Un guerrero no se cansa.
LOTA Que eres fuerte y vigoroso
tu gallardía declara.
PUTIFAR Mis conquistas bien lo dicen,
bien lo pregona mi fama.
LOTA ¿Conquistas de amor?
PUTIFAR De guerra.
Te contaré mis hazañas
que son muchas.
LOTA Como gustes.
Pero no serán muy largas.
¿No es verdad?
PUTIFAR No. Regulares.
LOTA (Como resignada.)
Entonces bueno.
PUTIFAR (Aparte.)
Se escama.
(Alto.)
Yo en la Siria por asalto
sólo no más con mi lanza,
entré en una ciudadela
donde estaban encerradas
mil doncellas muy hermosas.
Los hombres que las guardaban
eran muchos, pero pronto
a mi empuje y mi arrogancia
cayeron.
LOTA ¿Y las doncellas?
PUTIFAR Me las traje para casa,
las bañaron en el Nilo
y las hice mis esclavas.
Unas cuantas regalé,
me quedé con otras cuantas,
y aunque soy duro en la guerra
soy muy blando con las damas.
Quedé como un caballero
en aquellas circunstancias.
LOTA Pero ven, ven a mi lado.
PUTIFAR Voy.
(Se sienta.)
LOTA ¿No me miras?
PUTIFAR Estaba
recordando lo que hice
allá en la Mesopotamia.
LOTA Tú no haces más que contarme
hazañas y más hazañas
y mi corazón espera
de ti amorosas palabras.
PUTIFAR ¿Palabras dices?... Pues oye...
Mi corazón y mi espada,
mis laureles y mi nombre
todo lo pongo a tus plantas.
Lo poco que tengo... es tuyo.
LOTA No será tan poco...
PUTIFAR (Aparte.)
Vaya.
Aquí la conversación
es lo que hace menos falta...
Y ese Selhá, que no viene...
y Seti que no me llama,
y estoy haciendo un papel...
LOTA (Muy cariñosa.)
¿Qué te ocurre?... ¿Qué te pasa?
¿Te pones malo?... ¿Qué tienes?
PUTIFAR ¡Mujer!... Que no tengo nada,
¿cómo lo voy a decir?
LOTA ¡Putifar!...
PUTIFAR ¿Qué?
LOTA No me amas.
Yo no sé qué noto en ti.
No arde en tus ojos la llama
del amor... Tú no me quieres.
PUTIFAR ¡No me digas eso... calla!
¿Que no te quiero?... ¿Por qué?
¡Sí que te quiero, mi alma!
Y dice que no la quiero...
¿No he de quererte... serrana?
LOTA (Ciñéndole con los brazos.)
Así le gustas, así
a tu esposa enamorada.
PUTIFAR ¡Dioses, haced un milagro!
(Suenan dentro clarines tocando diana.)
LOTA ¿Cómo?
PUTIFAR (Separándose de Lota rápidamente y levantándose.)
¡Por fin! ¡La diana!
(Empieza a clarear por el foro.)
LOTA ¿Qué es eso, mi bien querido?
PUTIFAR Son las tropas que me llaman.
Tengo que partir, mi bien,
dispensa si te hago falta.
Lo siento... pero me marcho.
LOTA ¡No te vayas!... ¡No te vayas!...
PUTIFAR ¡No hay más remedio!... Me voy,
me lo ordena la ordenanza.
(Hacen entrada Selhá y Seti.)
SELHÁ ¡Señor!... Tu caballo espera.
SETI ¡Señor!... Tus tropas te aguardan.
PUTIFAR ¿Lo ves? Me están esperando.
LOTA (Cae sobre los almohadones del estrado.)
¡Y yo estoy desesperada!
PUTIFAR (A Selhá y Seti, a tiempo que hace mutis.)
¡Maldita aquella saeta!
SELHÁ ¡Tiró a dar el que tiraba!
(Sale Putifar.)
SETI ¡Bonita noche de bodas!
SELHÁ ¡Era cosa descontada!
(Salen los dos.)
LOTA (Con tristeza.)
Ya amanece, y por Oriente
se tiñe el cielo de grana.
Nunca pensé que la aurora
me cogiese levantada.
(Da un suspiro enorme y hace mutis muy pesarosa. Por el lado contrario entra José, al que trae de la mano Arikón.)
ARIKÓN Pasa, pasa y no lo pienses,
que otro remedio no queda.
Ha mandado Putifar
que rápidamente vengas
a entretener a su esposa
ya que, al marchar a la guerra,
a la bellísima Lota
muy triste y llorosa deja.
JOSÉ ¿Y qué tengo yo que hacer
para que ella se entretenga?
ARIKÓN ¡Ay, hijo! ¡Pues no eres torpe!
Haces... aquello que sepas.
La cuentas cuentos, la bailas,
la tocas...
JOSÉ Para la cuenta,
que me parece te metes
en cosa que no te peta.
El contar cuentos... podría;
el bailarla... bueno fuera;
¡pero tocarla!...
ARIKÓN No temas,
¿es que acaso no conoces
a la que va a ser tu dueña?
JOSÉ Pues claro que la conozco.
ARIKÓN ¿Y no la encuentras muy buena?
JOSÉ Eso es según el sentido
que a la frase des.
ARIKÓN Espera.
¿Tú estás completo, verdad?
JOSÉ Hombre... yo tengo dos piernas,
dos brazos, una nariz....
ARIKÓN Y lo demás que te cuelga.
Pues esas dotes que tienes
son las que Lota desea.
JOSÉ ¿Y tú quién eres que a mí
esas cosas recomiendas?
ARIKÓN Yo soy el que en esta corte
usan de muchas maneras.
Llevo recados y traigo
la respuesta más certera,
y si escucho ciertas cosas
las matizo a mi manera.
Yo soy el que aquí...
JOSÉ No sigas,
que es tonto el que no lo entienda:
tú eres un correveidile
y una cotilla cualquiera.
ARIKÓN ¿Y qué quieres, si la vida
yo la entiendo a mi manera?
Para vivir en palacio
hay que medrar como sea.
JOSÉ Pero la vida no es eso,
y el medrar es cosa fea.
Hay que buscar el amor,
la amistad y la belleza.
ARIKÓN Pues mi amistad yo te ofrezco.
Y en cuanto al amor que esperas,
también yo puedo ofrecerte
algo que te conviniera.
JOSÉ ¿Qué dices? ¿Acaso tú
con las mujeres?...
ARIKÓN Despierta
que estás dormido. ¡Un asquito
es lo que a mí me dan ésas!
Y por Osiris te juro
que ninguna me camela.
Prefiero un mancebo joven,
que tenga buena presencia,
con fuerte musculatura
que se le note a la legua.
Y como Arikón me llamo,
te digo que a mí las nenas
no me hacen ni fu ni fa
por mucho que lo pretendan.
JOSÉ ¿Cómo has dicho que te llamas?
ARIKÓN Soy Arikón.
JOSÉ ¿Arikón?
Pues por poquito no aciertan.
Con una eme delante
tu nombre completo queda.
ARIKÓN Calla, que siento rumores
como de alguien que se acerca.
JOSÉ Será Lota.
ARIKÓN Pues ya sabes
lo que Putifar espera
de ti.
JOSÉ Que con mis encantos,
y mientras él está fuera,
aunque su cabeza adorne,
a su señora entretenga.
ARIKÓN Pues buena suerte, José,
y mis palabras recuerda:
si quieres algo conmigo,
porque mi amistad deseas,
me llamas y ya verás
lo contentito que quedas.
(Le tira un beso y hace mutis dando saltitos. José se arregla la túnica. Por donde hizo mutis sale Lota.)
JOSÉ (Inclinándose.)
Señora...
LOTA ¿Qué haces tú aquí?
JOSÉ Esperarla.
LOTA ¿Para qué?
¿Por qué me esperas, José,
y qué quieres tú de mí?
JOSÉ Cuando partió tu señor
me mandó que aquí viniera
y compañía te hiciera,
porque no pases temor
estando sola.
LOTA José,
pues lo mandó mi marido
y a acompañarme has venido
pues entretenme.
JOSÉ ¿Con qué?
¿Con unos cuentos?... Por cientos
los sabe José, señora.
LOTA No quiero cuentos ahora;
todos me vienen con cuentos.
JOSÉ Pues la señora dirá
cómo quiere entretenerse;
sobre qué quiere que verse
lo que hablemos.
LOTA Ven acá.
Siéntate, José, a mi lado.
JOSÉ Pero...
LOTA Yo te lo permito.
JOSÉ ¿Y si viene el señorito?
LOTA No viene, si está ocupado.
JOSÉ (Sentándose.)
Bueno, pues ya estoy aquí.
LOTA Más cerca.
JOSÉ ¡Dios de Israel!
LOTA Yo con mi esclava Raquel
hace tiempo que te vi.
JOSÉ ¿En dónde?
LOTA Pues en Harán...
De una cisterna salías.
JOSÉ ¡Ay!... Entonces me verías
vistiendo el traje de Adán.
¡Qué vergüenza!
LOTA A mí me dio
también en aquel instante
porque me fijé bastante
mas luego se me pasó.
JOSE Claro.
LOTA Y di, joven hebreo,
aunque esté mal preguntado,
¿eres muy enamorado?
JOSÉ ¿Yo, señora?... Eso es muy feo.
LOTA ¡Qué tontería!... ¿Por qué?...
JOSÉ Ruborizándome estás...
porque no sé si sabrás
que soy el casto José.
M Ú S I C A
JOSÉ Yo soy el casto, yo soy el casto,
yo soy el casto, casto José,
pastor he sido y entre rebaños
desde pequeño pastoreé.
LOTA ¿Y en la montaña como en el prado
no turbó nunca tu soledad
ni un pensamiento de enamorado
que te dijera debes amar?
JOSÉ Yo tocaba la flauta
y el caramillo
y a mi lado triscaban
los cabritillos.
No pensaba en amores
por ser pecado
y además porque estaba
muy ocupado
en que no se me fuera
ni un corderito
y no se me perdiera
el pobrecito.
LOTA Qué inocencia tan hermosa,
no se encuentra un hombre así;
un mancebo tan honesto
yo quisiera para mí.
JOSÉ ¿Para ti?
LOTA ¡Para mí!
Porque yo, como tú, soy así.
Ven, José.
Ven acá.
Qué es amor
yo te voy a explicar.
Porque creo
que el amor debe ser cosa rica.
¡Ay! ¡Hebreo!
debe ser un bichito que pica.
Un bichito que da un hormigueo
sin saber en el sitio en que está
y que enciende en el alma un deseo
que fatigas de muerte nos da.
JOSÉ Yo no sé
qué será,
de esas cosas
estoy en la a.
Por favor,
sí, señor.
No te acerques
porque hace calor.
LOTA Déjame que te diga dulces palabras.
Déjame que te ciña con dulces lazos.
Déjame que en tus ojos mis ojos mire
y de amor la cadena formen mis brazos.
JOSÉ Déjame por Osiris, porque me azoras,
déjame por el Ibis y por Anubis,
el amor que me pides en vano imploras.
Déjame y no me hagas entrar por uvis.
LOTA Ven, José,
quiero yo.
JOSÉ No me cojas la capa,
que no.
LOTA Ven, José,
ven acá,
que la flor misteriosa del Loto
para ti será.
JOSÉ Quítate,
déjame,
no me cojas la capa
otra vez.
LOTA ¡Pepito!
JOSÉ ¡Chitito!
Déjame, déjame, déjame.
LOTA ¿Por qué?
JOSÉ Porque yo soy el casto, yo soy el caso,
yo soy el casto, casto José.
H A B L A D O
LOTA ¿Cómo tu pecho desdeña
esta amorosa pasión?
O no tienes corazón
o será de bronce o peña.
JOSÉ (Aparte.)
Y como guapa es muy guapa.
LOTA (Tirándole de la capa.)
¿Qué es lo que dices, José?
JOSÉ Pues digo, señora... que
no me tires de la capa.
LOTA Si es que detenerte quiero.
JOSÉ ¿De veras?... Ya lo entendí.
(Medio mutis.)
Vuelvo...
LOTA (Agarrándose a la capa.)
José, ven aquí,
porque si te vas me muero.
JOSÉ ¡Suelta!
LOTA ¡No! ¡No he de soltar!
¡Que no!
JOSÉ ¡Que sí!
LOTA ¡Que no!
JOSÉ Quita.
(Dando la vuelta y abandonando la capa en manos de Lota.)
Ahí te queda la capita...
¡Socorro!...
(Sale corriendo.)
LOTA (Con la capa en la mano.)
¡Me he de vengar!
¡Esclavos!... ¡A mí, favor!...
(Selhá, Seti, Raquel y cuatro Esclavos.)
SELHÁ Y SETI ¡Señora!
RAQUEL ¿Qué ha sucedido?
LOTA Que aquí un esclavo atrevido
atentó contra mi honor.
Con el infame luché,
pero el infame se escapa
dejándome aquí su capa.
(Mostrándola a todos.)
TODOS ¡Oh!... ¡La capa de José!
LOTA Sí... prendedle sin tardar
y que pague con la vida.
¡Pronto! Lo manda ofendida
la mujer de Putifar.
(Toma una actitud de figura bíblica. Todos se inclinan. Se oyen unas trompetas y cruza la escena un pelotón de soldados armados, que hacen una reverencia a Lota y parten a buscar a José. La orquesta ataca fuerte la marcha de la obra.
T E L Ó N
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