¡VIVA LA REVISTA!

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viernes, 16 de noviembre de 2007

Breve historia de la revista (y IX)


Con la paulatina desaparición de la censura en la década de los setenta, los espectáculos frívolos y de variedades van a experimentar un cambio radical en sus puestas en escena. Ahora las vedettes y vicetiples aparecerán mostrando buena parte de su bien formada anatomía; los argumentos de las obras, a pesar de tener planteamientos muy previsibles, aún despertarán en el asiduo espectador la carcajada mientras que, musicalmente, se suela recurrir con cierta frecuencia a los éxitos del pasado. Es la época en la que los teatros ambulantes de variedades frívolas como el Teatro Chino de Manolita Chen, ya asentado en todos los rincones de la geografía española desde la década anterior o el Teatro Lido, ofrecen en fiestas de pueblos y localidades españolas espectáculos revisteriles y actuaciones de cómicos consagrados en el género: Florinda Chico, Andrés Pajares, Luis Cuenca, Fernando Esteso, entre otros, son sólo una ligera muestra de ello; pero, aún así, se siguen estrenando en las carteleras madrileñas múltiples títulos: De todo un poco (1970), ¡Estoy que me rifan! (1970), Las mujeres de la costa (1970), Contigo... pan y señora (1970), La reina y el taxista (1971), Me sobra un marido (1971), Cosas del día (1971), Tu novia es mi mujer (1972), El Martín está loco, loco, loco (1972), Venus de fuego (1972), ¡Ay, Felipe de mi vida! (1973), Arniches superstar (1973), El divorcio no es negocio (1973), El cuento de la lechera (1974), La señora y el señor (1975), El pajarillo y la vaca (1976), Ramona te quiero (1977), Ya tenemos risocracia (1978)... Pero, desgraciadamente, ninguno de estos espectáculos se convirte en un éxito sonado como en épocas pasadas. Tan sólo una actriz, Mª de los Ángeles López Segovia, popularmente conocida como Lina Morgan, consigue que todos sus espectáculos o comedias musicales Pura metalúrgica (1975), Casta ella, casto él (1977), La Marina te llama (1979) y, ya en los ochenta, ¡Vaya par de gemelas! (1981), ¡Sí... al amor! (1983), El último tranvía (1987) y, a comienzos de los noventa Celeste... no es un color (1991) sean éxitos absolutos, tanto de público como de crítica, erigiéndose como la última gran vedette del género. Su colaboración con veteranos artífices teatrales como Fernando García Morcillo o Gregorio García Segura en la parte musical y con Manuel Baz en las labores de libretista, le van a augurar un éxito más que probable.
Junto a ello, en 1983 surge una revista de Arteche y Fernández Montesinos cuya permanencia en cartelera será larga y muy recordada erigiéndose como un monumental tributo al género que tantas sonrisas cautivó: Por la calle de Alcalá, protagonizada por Esperanza Roy, Francisco Valladares, María Rus, Rafael Castejón, Rosa Valenty, José Cerro y Marta Valverde, se convirte en el éxito de la década al rememorar viejos números musicales de la revista más clásica. Con decorados de Emilio Burgos, coreografía de Alberto Portillo y figurines de Burgos y Aguirre esta obra consiguió obtener uno de los mayores éxitos de la década gracias a su revival de viejos y consagrados números musicales como “Los nardos”, “Pichi”, “Mírame”, “¡Ay, Ramón!” o “¡Qué viene el coco!”
En los ochenta, el género, ya en franca decadencia (ahora analizaremos sus causas) da a luz aún algún que otro espectáculo: ¡Mamá, quiero ser artista! (1986), con Concha Velasco, Francisco Valladares, José Cerro y Margot Cottens; La Pepa trae cola (1989), con Mª José Cantudo y Zorí-Santos o la reposición de antiguos éxitos como Doña Mariquita de mi corazón (1985) a cargo de la anteriormente citada, constituyen lo más sobresaliente de esta década.
Los gustos del público, con la llegada de la tan esperada democracia han cambiado. Ya no interesa la frivolidad, lo prohibido, y una mujer desnuda no crea en el espectador la misma expectación que creaba en los años cincuenta o sesenta. Junto a ello, la desaparición de los grandes compositores y libretistas del género, el elevado coste de estas producciones, la carencia de grandes vedettes y cómicos, aunque continúen vigentes actores como Juanito Navarro, Alfonso Lussón, Antonio Ozores, Andrés Pajares, Fernando Esteso, Ángel de Andrés, Zorí y Santos, Quique Camoiras... van a ser los factores fundamentales que obliguen a la casi completa extinción del género.
En la década final de siglo, los desastrosos años noventa, algún que otro resquicio revisteril sigue apareciendo en las tablas de los teatros españoles: Celeste... no es un color (1991), Humor y bellezas (1992), Con risa y mujeres ya no hay crisis (1993) o Esta noche...exo (1995) son las últimas producciones que dejan, al espectador de antaño, un agrio sabor de boca. El género, la revista, nuestra genuina comedia musical española ya no interesa. Ahora comienzan a predominar, por importanción extranjera, grandes musicales al estilo de los que se estrenan en los mejores teatros de Londres o Nueva York: Cats, El fantasma de la ópera, Cabaret, El hombre de La Mancha, Victor o Victoria, Mamma mía!, My fair lady... todos ellos, sin lugar a dudas, con una brillante partitura y una no menos espectacular puesta en escena; e incluso se llevan a los teatros grandes producciones musicales de factura netamente española, caso sin ir más lejos de Hoy no me puedo levantar, En tu fiesta me colé, Maribel y la extraña familia, el musical, Quisiera ser... alcanzado rápidamente el fervor del público y de la crítica especializada.

No quisiéramos menospreciar este tipo de producciones, nada más lejos de la realidad, puesto que ello es índice latente de la afición del espectador hacia el teatro en general y el musical, en particular, pero mientras otros géneros como la zarzuela están consiguiendo ser revitalizados gracias al constante apoyo de instituciones públicas y privadas, de nuestra revista, de nuestra añorada y siempre recordada comedia musical española, no parece que haya indicios de una pronta recuperación. Su letargo continúa perenne...

Confiemos en que los rumores que existen en el mundillo teatral sobre un gran homenaje a la revista en 2008 sean fructíferos y el proyecto salga adelante. Mientras tanto, nosotros, amantes del género, continuaremos creyendo que somos cantores de la tierra lusitana...

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