La crítica de la época llegó
a decir de ella: "El libro tiene salero, mucho salero, en
diálogo y en sus situaciones, en lo que dice y en lo que sugiere, perfectamente
encuadrado en el movimiento escénico: las mismas cortinas que facilitan el
cambio de lugar de la acción, quedan dentro de este encuadre por la presencia
ante ella de personajes o números que, con el argumento, por continuidad o
referencia se relacionan.
La música es garbosa, alegre, con esa alegría
comunicativa de sabor popular que tarareamos inconscientemente, con el ánimo
despejado, abierto al retozo. ¿No es ésa la música que corresponde a una pieza
de este corte? Pero hay en ella algo más: facilidad melódica marca Jacinto
Guerrero. [...] Los escenarios tienen color y buen tono; tono de revista que le
va a la acción y al ambiente muy bien.
El vestuario de las vedettes y señoritas
de conjunto responde, dentro de su variedad, a ese sentido de lo que debe ser
para que realce los encantos femeninos. [...] Tiene cuadros, alguno como el
titulado “Encaje de bolillos”, de tres planos, que es sencillamente primoroso.
Éste, como todos los demás, justos en medida y tiempo para que dejen en el
espectador ganas de verlos otra vez. [...] Es una humorada cómico-lírica, con
libro de comedia y excelencias de revista,
retozo del oído y de los ojos, que nos clava en la butaca insensibles al tiempo
que pasa y, por su amenidad, nos sabe a poco"[1].
[1] Vid. Crítica en el
libreto explicativo del disco compacto, El sobre verde. La Blanca doble,
Barcelona, Blue Moon, serie “Lírica”, 2000, pág. 23.
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