Desde las Navidades de 1949 comienza su andadura y debuta en el Teatro Pérez Galdós de Canarias. En aquella compañía se convirtió en mujer y conoció a su primer amor, el actor Manuel Zarzo. Ambos trabajan juntos en los teatros Gran Vía, Fuencarral, Reina Victoria y La Latina representando los espectáculos Sueños de gloria (1949), Cascabeles de España (1950) y Claveles (1951).
Cuando la compañía decide prescindir de ella, la actriz busca desesperadamente trabajo con la ayuda de su hermana Julia, a la sazón bailarina en una sala de fiestas y, tras falsificar unos papeles (era menor de edad) entra a trabajar en la sala “La Parrilla del Rex” donde representa Del cancán al mambo y allí coincide con la principiante Esperanza Roy. En octubre de 1952 estrena con la compañía de Colsada un espectáculo de Rafael Farina titulado La copla andaluza, de los maestros Guillén y Quintero, en el Teatro Victoria de Barcelona. Tocaba palmas y bailaba unas sevillanas junto a Farina además de ir vestida de gitana con dos guitarristas promocionando aquel espectáculo por las ramblas de Barcelona. A la niña la denominan “El bombón de la revista”.
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