Las leandras, sí, ese monumento de nuestro géneor más querido y añorado cumple hoy nada menos que la bonita cifra de 79 años desde que fuera estrenada en el madrileño Teatro Pavón una noche del 12 de noviembre de 1931.
Recordémosla unos instantes.
Su reparto estuvo encabezado por una nómina integrada por la inigualable Celia Gámez, Amparito Sara, Cora Gámez, Conchita Ballesta, Pepita Arroyo, Pepe Alba, Enrique Parra, José Bárcenas, Manuel Rubio y Julio Lorente entre otros. Su éxito se debió no sólo a la garbosa y popular partitura compuesta con la gracia habitual de nuestro idolatrado maestro Alonso, entre cuyos números figuran algunos de los más inmortales del género como "Pichi", "Las viudas", "Los nardos", "Folía canaria", "La verbena de San Antonio" o "Clara Bow, fiel a la Marina" y otros no tan recordados pero exquisitamente compuesto: "A dar lección", "Divorciémonos", "El budoir" (he de confesar que uno de mis predilectos" y el "Blues-charles" del apotesis (fantástico e inigualable".
Decíamos antes que el éxito de esta obra se amparaba no sólo en su música sino en su libreto, escrito por uno de los autores más fecundos del género como José Muñoz Román y Emilio González del Castillo, poseyendo la siguiente sinopsis: Concha, vedette de una compañía de revistas, se enfrenta a un grave problema: su tío y tutor, que la cree en un internado, anuncia su visita inmediata. Si la encuentra en el mundo del teatro la desheredará. A Leandro, su novio, se le ocurre abrir un falso colegio del que serán alumnos y profesores los componentes de la compañía. El colegio se llama "Las Leandras" y es instalado en un hotelito que antes fue casa de citas.
Al colegio acuden varias jóvenes que son aceptadas commo alumnas. Entre ellas está Fermina, una pueblerina próxima a casarse y a la que su madre trae a la escuela para que la preparen y espabilen.
Llega después Francisco, antiguo cliente del hotel, con su sobrino Casildo para que en el "Colegio" le enseñen algo de mundología. Todos confunden al recién llegado con don Francisco, el tío de Concha, aunque en realidad es el padre de Fermina. Cuando llega el auténtico tío Francisco e intenta abrazar a su sobrina, Leandro que es celoso, la emprende con él a bofetadas. Casi al tiempo, Francisco descubre a Manuela, su esposa, que acompaña a Fermina.
La confusión de personajes se aclara al final, después de comprometidos momentos y equívocas situaciones.
Y, desde entonces... Las leandras no ha dejado de representarse en todo momento y en todo el mundo. Es más, las carteleras de México D.F. o Miami rara es la temporada en que no la reponen, algo parecido ocurre en nuestro país, aunque con determinados montajes muy discutidos. En cualquier caso, larga y próspera vida a uno de los "pasatiempos cómico-líricos" más célebres de toda nuestra historia dramática. ¡Vivan LAS LEANDRAS!
Al colegio acuden varias jóvenes que son aceptadas commo alumnas. Entre ellas está Fermina, una pueblerina próxima a casarse y a la que su madre trae a la escuela para que la preparen y espabilen.
Llega después Francisco, antiguo cliente del hotel, con su sobrino Casildo para que en el "Colegio" le enseñen algo de mundología. Todos confunden al recién llegado con don Francisco, el tío de Concha, aunque en realidad es el padre de Fermina. Cuando llega el auténtico tío Francisco e intenta abrazar a su sobrina, Leandro que es celoso, la emprende con él a bofetadas. Casi al tiempo, Francisco descubre a Manuela, su esposa, que acompaña a Fermina.
La confusión de personajes se aclara al final, después de comprometidos momentos y equívocas situaciones.
Y, desde entonces... Las leandras no ha dejado de representarse en todo momento y en todo el mundo. Es más, las carteleras de México D.F. o Miami rara es la temporada en que no la reponen, algo parecido ocurre en nuestro país, aunque con determinados montajes muy discutidos. En cualquier caso, larga y próspera vida a uno de los "pasatiempos cómico-líricos" más célebres de toda nuestra historia dramática. ¡Vivan LAS LEANDRAS!
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