
Debuta en el cine en 1973 con la película Una monja y un don Juan, de Mariano Ozores, quien la dirigiría en otros nueve títulos. Actriz habitual en comedias de corte ligero de la época de la Transición, con alguna incursión en el género dramático como El sacerdote (1977), de Eloy de la Iglesia.
Su carrera teatral fue por el contrario más prolongada interviniendo en obras como Viva la Pepa, La pereza, Los viernes a las seis, La muchacha sin retorno, El segundo poder (1977), con Fernando Rey, ¡Oh, Calcuta! (1978), El sacerdote (1979), Aspirina para dos (1980), o La señora presidenta (1982), con Manolo Gómez Bur.
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