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viernes, 8 de enero de 2010

1910-2010: Cien años de... La corte de Faraón (XIV)


Calificada por sus autores como “opereta ménflica en un acto, dividido en cinco cuadros, en verso, pseudoparodia de La corte de Faraón” transcurría en un pueblecito imaginario denominado Menflis, “en donde tienen el buen gusto de vestir de charros, por cuyo motivo, a excepción de los toreros, todos vestirán de traje”.
La acción del primer cuadro titulado “La vuelta del torero” transcurre en la Plaza de la Constitución de Menflis donde todo el pueblo, incluidos el tío Peleón y su mujer, la Señora Alcaldesa, esperan impacientes la llegada del gran torero Butifarra, triunfador en mil y una plaza de toros. Éste llega entre vítores y alabanzas acompañado por Pití y Miní, picador y banderillero, respectivamente de aquél. En la plaza, junto a todos sus vecinos, también le aguarda la Carlota, su mujer, con quien contrajo matrimonio y a la que tuvo que abandonar para cumplir sus obligaciones profesionales dejando a su mujer “ni soltera ni casada”, esto es, sin haber consumado su matrimonio. Claro que lo que ésta desconoce es que en una cogida en Soria, tuvo una herida que le impide demostrar sus artes amatorias.
Cuando todos abandonan la escena, entra una pareja de guardias con un gitano arrestado muy bien parecido. Se trata de Pepiyo, que gusta de bañarse desnudo en el río y que tiene a todas las mujeres del pueblo soliviantadas; aunque, debido a su neurastenia, no puede acercárseles lo más mínimo ni desfogar ese ardor que destila cuando aquéllas se arriman. Así las cosas, Pití y Miní le proponen unirse a la cuadrilla del Butifarra como mozo de estoques. Pepiyo acepta gustoso a sabiendas de que no le faltará nada de comer y de que se librará de la pareja de guardias. Una vez que el gitano es presentado a Butifarra, aquél acepta gustoso que forme parte de su cuadrilla; pero en lo que no ha reparado el torero es que su mujer, la Carlota, también ha puesto sus ojos en Pepiyo.
El cuadro segundo, “El camisón de Pepiyo” transcurre en casa de Butifarra donde se celebra una fiesta de bienvenida. Allí, tres gitanas quieren entrar para darle unos consejos a Carlota ahora que su marido ha regresado:

Lo primero que quiere el marido
es que sea muy fiel su mujer,
que se encuentre siempre prevenido
lo que en casa se pueda tener.
A la esposa,
a la esposa tenerla dispuesta,
siempre limpia,
siempre limpia, lavada y peinada,
y que guise, que friegue, que planche
sin costarle trabajo hacer nada.
Mujercita,
fiel y bonita,
tu marido te necesita
hacendosa,
primorosa,
que le lave la ropa y la cosa.
Ahora sí que estarás contentona,
remonona,
remonona,
cuídalo, mímalo,
no le digas a nada que no.

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