¡VIVA LA REVISTA!

¡VIVA LA REVISTA!

sábado, 14 de noviembre de 2009

IIº Premio "Toda una vida" 2009 a... D. José Sazatornil "Saza", el último cómico (III)


"Y yo hago de esqueleto en la función, así que ustedes dirán. (Sin transición:) ¿Saben ustedes que estoy muy contento de estar aquí? Y estaba muerto de miedo, que conste. Pero eso era antes de venir aquí porque pensaba que ustedes iban a ser muy duros conmigo y que me iban a someter a todo tipo de preguntas incómodas. Sobre todo después de ver al señor del otro día, que ése sí que era un sabio. Pero ahora que los veo a todos ustedes tan risueños y tan simpáticos, pues ya me encuentro mucho mejor. Son ustedes muy majos, sí señor, y les estoy muy agradecido. Y ahora me sacarán ustedes en brazos y gritarán: A la de tres! ¡A la de tres! Y yo me creeré que van ustedes a llevarme a un restaurante de tres tenedores, pero será que me van a dar tres coscorrones contra el dintel de la puerta antes de arrojarme a la calle, que es lo que se hacía con los malos actores". -¿Cómo te haces con el personaje, Saza? -se anima a preguntar otro de los asistentes a la tertulia. "Yo empiezo a leerlo y el personaje me va diciendo cosas. Y así una y otra vez hasta que me lo aprendo de memoria. Y entonces ya me dice de todo porque ya es mío. O yo de él, según se mire. Así es como yo me hago con ellos, o ellos conmigo. Y ésta es la razón por la que no trabajo más en televisión. Lo digo con toda humildad, eh, que yo para eso no valgo porque me lo tengo que estudiar hasta aprendérmelo de memoria: Que cuando mandan un taxi a buscarte a las 6 de la mañana, bien temprano, te vas repasando el guión que te dieron el día antes, y eso para mí es fatal, que ya digo que me lo tengo que llevar sabido al dedillo, y si no, no sirvo. Pero es que cuando llegas al estudio, te quitan el papel y te dicen: éste no es, es este otro. Y yo no puedo. Ahora, en cine sí, porque esto me lo respetan, Berlanga me ha llamado para todas desde que hice La escopeta nacional, lo que pasa es que no siempre puedo, pero llamarme, siempre. (Sin transición.) Yo estoy muy bien aquí con todos ustedes.Son ustedes muy majos y no me han hecho ninguna pregunta incómoda, les estoy muy agradecido". Y un día lunes, algunas fechas más tarde, en la misma Tertulia de Garibaldi, alguien habló de las grandes figuras del teatro que habían muerto literalmente de hambre, o en estado de abandono casi completo. Y del miedo que tenían algunos a acabar igual por la misma razón, lo que motivaba una enorme austeridad en bastantes de ellos. Tacañería, dijo alguno. Maledicencias de cómicos, salió a relucir el nombre de Saza: -Uy, ése no sale nunca por las noches, nunca le verás por ahí. Y cenar, cena una sopa. Una sopa y una loncha de jamón York, no cena nada más. -Pues a mí Saza me ha invitado a comer -dijo Cornejo, el productor-. Y a cenar -añadió alzando la voz y creciéndose varios palmos ante mis asombrados ojos. -Pues si vas ahora (eran las 10 de la noche) a su casa, ya sabes lo que vas a cenar: una sopa -concluyó el maldiciente, que era un autor de éxito. Y yo pensé para mis adentros: Si yo tuviera la suerte de llegar una noche de invierno a una casa. Y que esa casa fuera la de Saza. Y que después de informarse por la criada de quién era yo, me invitara a pasar y a compartir su cena, con esos modales educadísimos de gran señor barcelonés asentado en Madrid. Y que una vez sentados los dos en torno a la mesa camilla, bien abrigadas las rodillas con el faldón de paño, empezara él a decirme entre sorbo y sorbo a la sopa: "Yo, sabe usted, soy Saza. Saza a secas. Y todos los varones de mi familia hemos sido siempre Saza y nada más que Saza. El pequeño de los Saza..." ¡Y qué más quisiera yo que ser esa viajera!

No hay comentarios: