¡VIVA LA REVISTA!

¡VIVA LA REVISTA!

lunes, 30 de marzo de 2009

Casi 100 años de... LA CORTE DE FARAÓN (XIX)



Cuadro III
La curda del Peleón

Sala blanca en casa de EL TÍO PELEÓN. Ventana a la izquierda del foro. Puerta al foro con cortinas coloradas, tras las que hay una cama y en ella EL TÍO PELEÓN acostado. Una puerta en cada lateral.

Aparece EL TÍO PELEÓN, acostado. LA ALCALDESA a la puerta con una bota de vino; junto a ella EL TABERNERO. Cuatro Gitanas bailando y cuatro Gitanos acompañándolas con las tijeras. Luego salen EL CHALECO, EL JAMÓN, cuatro Bohemios y cuatro Húngaras. Está en escena el Coro general. A su tiempo aparece LA CELEDONIA, vestida muy chula y al estilo de las verduleras madrileñas. Trae una cesta al brazo llena de rábanos y al cuello un collar grande formado de patatas pequeñitas y sirviéndole de dijes dos pimientos también muy pequeñitos.

(Música.)


LA ALCALDESA
Dadle otra taza por Dios,
dadle otra taza de tila,
porque el vino Peleón
mucho más le despabila.

CORO
Bebe el licor que te ofrezco,
que es la esencia que enardece.
Bebe.

EL ALGUACIL
Y para que el sueño
le deje hecho un leño,
los húngaros vengan
y canten aquí.
Y así ni respira,
parece mentira
dejándonos libres
a ustedes y a mí.

(EL TABERNERO se dirige a la derecha y hace seña a los Húngaros para que entren, lo que ejecutan a golpe de pandero.)

HÚNGAROS
Aquí, señá alcaldesa,
están los húngaros
a tu disposición.
(Hacen una reverencia, que terminan con un braceo y pasos de farruca.)
Dispuestos a entonarte
gustosísimos
su estólida canción.
(Bajan a proscenio con pasos de garrotín.)
Mas como es ya una lata el vagabundo,
te van a presentar
a una verdulera de la corte
y ya verás cantar.

TODOS
Ven acá pronto tú
y canta mientras mueven estos zánganos
el pim pam pum

(Sale por la derecha LA CELEDONIA.)

LA CELEDONIA
Una canción de los rábanos
voy a cantar.

HÚNGAROS
Y que pica más que un tábano,
lo vais a escuchar.

LA CELEDONIA
Las verduleras de los Madriles
son lo castizo de la barriada,
y cuando cuentan los quince abriles
venden lechuga pa la ensalada.
Luego a los veinte la berenjena,
llegan a treinta vendiendo col,
y a los cincuenta, ¡Jesús, qué pena!,
van pregonando junto a un farol:
¡Ay, pa...!
¡Ay, pa...!
¡Ay, parroquianas, rabanitos!
¡Frou-frou!
¡Frou-frou!
Que está haciendo furor.

HÚNGARAS
(Marcando un paso adelante.)
¡Ay, va...!
¡Ay, va...!
El tío del gabán.
(Vuelven a su sitio.)

LA CELEDONIA
Hace dos años que yo vendía
buena sandía por San Miguel,
y un melonero me pretendía
y una sandía quiso pa él.
Hace dos meses que fui a buscarle,
y al verme vieja me contestó:
esa sandía ya está muy pocha
y hoy es pepino aquel melón.
¡Ay, pa...!
¡Ay, pa...!
¡Ay, parroquianas, rabanitos!
¡Frou-frou!
¡Frou-frou!
Que está haciendo furor.

(Acaban todos marcando un destaque del cancán.)

(Cesa la música.)

(Hablado.)

LA ALCALDESA
A la calle, golferancia,
que el alcalde se ha dormido,
y cuando la melopea
embrutece sus sentidos,
le gusta que haya silencio
y no suene ni un mosquito.

EL CHALECO
En cuanto coge la curda
ocurre siempre lo mismo;
nos hace cantar, bailar,
ver el movimiento rítmico
del pim pam pum, y después,
cuando se queda dormido,
alza un remo y pim pam pum,
dos patás y al domicilio.

LA ALCALDESA
¡Ea! ¡Despejen! ¡A la calle!

EL JAMÓN
Niñas, venga el bailecito
y a volar... Muy buenos días.

LA SOLE
Dios le dé un sueño tranquilo.

EL CHALECO
Muy tranquilo no será
si llega a soñar contigo.

(Música y mutis de todos menos LA ALCALDESA.)

LA ALCALDESA
¡Y que hoy ha sido de órdago
la tajá! Ya en el distrito
le llaman el Peleón.
¡Si es más borracho que el vino!

(LA CARLOTA aparece por la izquierda, pálida, acongojada. Trae la camisa.)

LA CARLOTA
¡Ay, alcaldesa!

LA ALCALDESA
¡Carlota!
¿Qué te pasa?

LA CARLOTA
Es inaudito.
¡Ay, alcaldesa!

LA ALCALDESA
No grites,
que está durmiendo ese tío
la mordaga, y si despierta
nos va a soltar un bufido.

LA CARLOTA
¡Ay, alcaldesa!

LA ALCALDESA
¡Recoles!
¡Rompe de una vez, sin gritos!

LA CARLOTA
¡El mozo de estoques...!

LA ALCALDESA
¿Qué?

LA CARLOTA
Cuando se fue mi marido...
¡Ay, alcaldesa!

LA ALCALDESA
Pero oye,
¿quieres cambiar el cilindro?

LA CARLOTA
¡Pretendió abusar de mí!

(PEPIYO, asomando la cabeza, viene conducido por PITÍ y MINÍ.)

PEPIYO
Digasté que eso es un lío
que me ha armado esa señora.

LA ALCALDESA
(Contemplándolo.)
¡Qué muchacho más bonito!

PEPIYO
(Escamado.)
¿Eh?

LA CARLOTA
(Furiosa.)
Y aun se atreve a decir
que yo... ¡Sinvergüenza! ¡Pillo!

PEPIYO
(Como insultándola.)
¡Seductora!

EL TÍO PELEÓN
(Saliendo muy enfadado.)
Pero, ¡leñe!,
¿quién pega aquí tantos gritos?

PEPIYO
(Asustado.)
¡Uy, el alcalde!

EL TÍO PELEÓN
(A LA ALCALDESA.)
¿Qué pasa?

LA ALCALDESA
La Carlota, que ha venido
a quejarse.

EL TÍO PELEÓN
¿Qué le duele?

LA CARLOTA
Nada; pero este mocito...
(Por PEPIYO.)

PEPIYO
(Interrumpiéndole.)
¡Digasté que to es mentira!

EL TÍO PELEÓN
¿Quién habla sin mi permiso?
(Fijándose en él.)
¿Eres tú? ¡Guapo muchacho!

PEPIYO
(Asustado.)
¿Éste también?

PITÍ
¡Chito!

MINÍ
¡Chito!

EL TÍO PELEÓN
Habla, Carlota, y tú ¡calla!

LA CARLOTA
Pues verá usté lo que ha sido.
Estaba sola en mi cuarto
porque hacía un momentito
que Butifarra se fue
al encierro.

EL TÍO PELEÓN
¿Cómo has dicho?
¿Que te dejó Butifarra
en ese momento crítico?

LA CARLOTA
Sí, porque sonó un cencerro
llamándolo.

EL TÍO PELEÓN
¿Y el muy primo
te abandonó? Merecía
que lo enganchase un novillo.

LA CARLOTA
¡Ya qué me importa!

EL TÍO PELEÓN
Adelante.

LA CARLOTA
Cuando hasta mi cuarto mismo
se coló este sinvergüenza
y pretendió...

EL TÍO PELEÓN
¡Ah, picarillo!

LA CARLOTA
Yo le arranqué la camisa
y me escapé de aquel sitio,
y vengo a pedir justicia.

PEPIYO
Diga usted que yo no he sido.

EL TÍO PELEÓN
Bueno, yo no tengo ahora
la cabeza para líos
y en asunto de mujeres
en la vida me he metido.
Tú, parienta, haz el favor
de sentenciar el delito.
Yo estoy muy atarugado
con los vapores del vino
y me retiro a la cuadra
a meditar un ratito.
Allí verás cómo bebo,
cómo pienso y cómo vivo.
(Se va por la izquierda.)

PITÍ
¡Viva el alcalde!

EL TÍO PELEÓN
(Volviendo.)
¡Mil gracias!
No diréis que no soy fino.
(Mutis.)

LA ALCALDESA
(A los demás.)
Vosotros, salid de aquí.

(Mutis de PITÍ y MINÍ.)
(A PEPIYO.)
Quédate, que necesito
oír a los dos para ver
de quién la culpa haya sido.

LA CARLOTA
De él.

PEPIYO
De ella.

LA ALCALDESA
¡De los dos!
(Bajo a PEPIYO.)
No te apures. Yo te libro.

(Música.)

LA ALCALDESA
Conque di, vamos a ver,
¿qué te pudo el chico hacer
para que vengas aquí
tan fuerísima de sí?

LA CARLOTA
Va usté a oír lo que pasó
y que conste de que yo
digo siempre la verdad
frente de la autoridad.
Yo estaba muy triste
y muy pensativa
sentada llorando
al lao del sofá.
Entró a distraerme
por unos momentos
con tangos y tientos
que él sabe cantar.

PEPIYO
Y ella me llamó
y yo me acerqué.

LA ALCALDESA
¿Y después?

PEPIYO
No sé.
No sé lo que pasó.

LA ALCALDESA
Te pasó que quizá ella sus brazos
echara a tu cuello.
(Marcando todo lo que dice.)

PEPIYO
Eso creo yo.

LA CARLOTA
Digasté que no.

LA ALCALDESA
Que quizás te rozó en la mejilla
pasando el cabello.

PEPIYO
¡Ay, qué cosquilleo!

LA CARLOTA
¿Pero esto es caneo?

LA ALCALDESA
Y su cuerpo juntándose al tuyo,
te dio un apretón.

LA CARLOTA
(Separándolos bruscamente.)
Me parece, señora alcaldesa,
mucha explicación.

LA ALCALDESA
Es para enterarme bien.

LA CARLOTA
Pues yo se lo explicaré.
Se acercó de puntillas el tuno,
así despacito.
(Marcándolo todo también.)

LA ALCALDESA
¡Qué bonito!

PEPIYO
¡Yo estoy frito!

LA CARLOTA
Y me echó los dos brazos al cuello
con mucho mimito.
Y después acercó su boquita
con mucho primor.

PEPIYO
¡Qué valor!

LA ALCALDESA
¡Superior!

PEPIYO
Basta ya, que por culpa de ustedes
ya rompe el hervor.

(Lo abrazan las dos.)

LA CARLOTA y LA ALCALDESA
¡Ay, mi amor! ¡Ay, mi amor!
Déjate que conserve el calor.
¡Es pa mí!

PEPIYO
Es pa mí
este caso comprometedor.

LA ALCALDESA
¡Yo aquí soy la alcaldesa
y de él decido!

LA CARLOTA
¡Y él es mozo de estoques
de mi marido!

PEPIYO
Ésta es más gruesa.
¡Vaya una mataora
y una alcaldesa!

(Los tres, cogidos, dando pasitos a compás de la música.)

LA CARLOTA y LA ALCALDESA
Se acercó de puntillas el tuno,
así despacito.

PEPIYO
¡Jesús, estoy frito!

LA CARLOTA y LA ALCALDESA
¡Y le eché los dos brazos al cuello
con mucho mimito!

PEPIYO
¡Por Dios, yo me irrito!
Esto no es pa mí... sí, sí, sí.

LA CARLOTA y LA ALCALDESA
Éste es para mí... sí, sí, sí.

(Cesa la música.)

(Hablado.)

LA CARLOTA
Bueno, y en resumen, ¿qué?

LA ALCALDESA
En resumen, que este mozo
no tiene culpa ninguna.

PEPIYO
¿Usté lo ve? Soy yo tonto.

LA CARLOTA
Mire, señora alcaldesa,
se me ha puesto entre los ojos
que a usté le gusta también.


LA ALCALDESA
Y por eso le perdono.

LA CARLOTA
Es que si es eso verdad,
voy a olvidarme de todo
y le faltaré al respeto
para ver si así me cobro.

LA ALCALDESA
Como llegues a insinuarte
o me disputes al mozo,
se me acaba la alcaldía
y voy a arrancarte el moño.

PEPIYO
Pero, ¡por Dios! ¡Qué disputas!
Yo me muero del sofoco.

LA CARLOTA
¡A mí, plin!

LA ALCALDESA
¡Y a mí, la burra
de Balaam!

PEPIYO
¡Por el toro
que desgració a su marido!
¡Por la vara de su esposo!
¡Que se pegan! ¡Alguaciles!
¡Uy! ¡Que se matan! ¡Socorro!

LA CARLOTA
¡So, alcaldesa!
(Todo muy rápido.)

LA ALCALDESA
¡Butifarra!

PEPIYO
¡Eh! ¡Señoras! ¡Qué bochorno!

LA CARLOTA
Vente conmigo.

LA ALCALDESA
¡Conmigo!

LA CARLOTA
¡Éste es mío!

LA ALCALDESA
¡Mío sólo!

PEPIYO
Ay, ¡que me dejan en cueros!
¡Qué vergüenza! Yo me arrojo
por aquí.
(Se tira por la ventana del foro.)

LAS DOS
¡No! ¡¡No te mates!!

(Se oye un golpe dentro.)

LA ALCALDESA
¡¡Se escacharró!!
(Cae desmayada.)

LA CARLOTA
(Cae desmayada.)
¡Pobre mozo!

Cuadro IV
¡Sigue la curda!

Interior de la cuadra en casa de EL TÍO PELEÓN. Una ventana a la izquierda en alto. Un banco de piedra. Toneles de vino.

Debajo de la ventana, EL TÍO PELEÓN duerme la pítima con una bota de vino entre las manos. EL TABERNERO, a sus pies con una curda doble, duerme también. Un candil ilumina la escena. PEPIYO, descolgándose por el ventanal, cae sobre EL TÍO PELEÓN.

PEPIYO
(Al caer.)
¡Ahí va a ese saco de huesos!

EL TÍO PELEÓN
(Despertando.)
¡Zapateta!

PEPIYO
(Asustado.)
¿Eh? ¿Quién anda
por ahí? ¡El señor alcalde!

EL TABERNERO
(Despertando también.)
¡El mozo de estoques!

PEPIYO
(Reparando en él.)
¡Arza!
Y el tabernero.

EL TÍO PELEÓN
¿A qué vienes
saltando por la ventana?

PEPIYO
A pedirle a usté un billete
de caridad.

EL TÍO PELEÓN
¿Qué te pasa?

PEPIYO
Que me voy.

EL TÍO PELEÓN
Mira, lo siento,
porque en este instante estabA
pensando en ti.

PEPIYO
¡Ay, Dios mío!
¿Cómo salgo de esta casa?

EL TÍO PELEÓN
Como cuentan en el pueblo
que dices la verdad clara
a aquellos que te preguntan,
quisiera que me explicaras
unas ideas que tengo
hace tiempo aquí grabadas.
Son cosas de la alcaldesa,
pero quiero descifrarlas.

PEPIYO
Pues pregunte, que yo siempre,
como es mi inocencia tanta,
digo la verdad a todos,
aunque les parezca amarga.

EL TABERNERO
Eso es verdad; de mí un día
dijo que echaba mucha agua
al vino ¡y era verdad!
¡No había quien lo probara!

EL TÍO PELEÓN
Pues explícame esta idea
que en la cabeza me anda.

(Música.)
Tengo idea de haber visto
a una hembra y a un varón
con vestidos como sombras
darse un fuerte palizón
y después que se agarraban
se ponían a bailar,
enseñando muchas cosas
por delante y por detrás.

PEPIYO
Eso es un bailable
de corte francés,
fíjese usté un poco
a ver si eso fue.

(Se alza el forillo de la cuadra y aparecen en el centro UNO y UNA, vestidos de negro; él con americana chulilla. Los dos con pañuelos colorados al cuello.)

EL TÍO PELEÓN
¡Eso es! ¡Eso es!

EL TABERNERO
¡Qué pareja tan extraña!
¡Recuelo! ¡Qué atrocidad!

PEPIYO
¡Silencio, que empiezan!
Oíd y mirad.

(Se agarra él del cuello de ella, que echa los brazos a la espalda, y con pasos muy menuditos bajan a la izquierda del proscenio, parando en seco cuando lo marca la música. A los tres golpes fuertes de orquesta, cae ella en el primero, brazo derecho de él; segundo, brazo izquierdo; tercer golpe, vuelven a quedar cogidos como al principio y vuelven a bailar a pasos menuditos hacia la derecha. Durante la escala que hace el cornetín, ella coge a él del pelo y él corre hacia atrás; da ella una vuelta, él otra y vuelven a los pasitos menudos. Las vueltas y las caídas cada vez que lo indica la orquesta con sus golpes secos y el mutis muy cogidos, muy abrazados y muy menudo el paso. Es un número de gran efecto cuidándolo. Cesa la música.)

(Hablado.)

EL TÍO PELEÓN
Eres un tío inventando.
Eso es lo que soñé yo.

PEPIYO
Pues es un baile francés
con arreglo y traducción.

EL TÍO PELEÓN
Ahora en premio a tu talento
yo te pido por favor
que no te vayas.

PEPIYO
Me quedo.
Pero con la condición
que no habrán de molestarme
las señoras.

EL TÍO PELEÓN
Se acabó.
Tú harás todo lo que quieras.

(Salen por la derecha EL BUTIFARRA, LA ALCALDESA, LA CARLOTA, PITÍ y MINÍ.)

EL BUTIFARRA
¿En dónde está ese ladrón?

LA CARLOTA
Míralo allí.

LA ALCALDESA
¡Sinvergüenza!

EL TÍO PELEÓN
¡Basta! Le protejo yo.

EL BUTIFARRA
Pero, ¿sabe usté lo que hizo?
¡Pretendió manchar mi honor!

EL TÍO PELEÓN
Si hubieras estado en casa
como era de razón,
no hubiese entrado en tu cuarto
nadie...

EL TABERNERO
Dice bien, señor.

EL BUTIFARRA
Si yo me marché fue sólo
por cumplir mi obligación.

EL TÍO PELEÓN
¡Tu obligación esa noche
era quedar como Dios!
¡Encima de toas las cosas!

LA CARLOTA
Creo que tiene razón.

EL BUTIFARRA
Yo me fui a meter los toros
en su encierro, porque yo
lo prometí, y hasta que
los metí en el cajón...

EL TÍO PELEÓN
¡Chico! ¡Tú no metes na!

PITÍ
(¡Ya lo sabe!)

MINÍ
(¡Se enteró!)

EL TÍO PELEÓN
(A PEPIYO.)
Y ahora ven tú aquí. Te nombro
subsecretario mayor
del Ayuntamiento.

PEPIYO
Gracias.

EL TÍO PELEÓN
¡Con gastos y habitación!

LA ALCALDESA
(Se queda en casa. ¡Qué gozo!)

LA CARLOTA
(¡Se queda! ¡Mucho mejor!)

LA ALCALDESA
(A PEPIYO.)
Me verás a todas horas.

LA CARLOTA
(A PEPIYO.)
Vendré a verte.

PEPIYO
¡Cómo voy
a ponerme ahora mi cuerpo
de ternera y de jamón!

EL BUTIFARRA
¡Carlota! Veré si puedo
enmendarme.

PITÍ
Creo que no.

LA CARLOTA
Recibo en casa los jueves;
les invito a la reunión.

PEPIYO
¡Callad! Me ocurre una idea
para darle más sabor
a estas suarés. Ved un cuadro
que será de sensación.

[Cuadro V]
[Apoteosis. Juerga perpetua]

Se hace el oscuro, sube el fondo de la cuadra y aparece un telón de casa blanca adornado con carteles y trofeos taurinos. En el centro del telón y a una altura de dos o tres metros, una gran cabeza de toro y sobre ella este rótulo:

MARROJO QUE HIRIÓ AL BUTIFARRA

La escena representa una juerga andaluza. El Coro vestido en relación con lo que el cuadro representa. Gran animación.

(Música.)

(Cuatro Mujeres hermosas, envueltas en mantones de Manila, con faldas de raso de colores vistosos y sombreros anchos claros, durante el número evolucionan y bailan a gusto del director de escena, maestro de baile o encargado de este asunto, pero sobre todo, que la evolución tenga novedad y sea vistosa.)

PEPIYO, LA CARLOTA y LA ALCALDESA
Gitana,
morena,
morucha,
que reinas en mí.
No vayas a buscar
quereres por ahí,
que no vas a encontrar
otro cariño así.
Serrana,
negrucha,
vente pa qui.
(Bailan garrotín.)
Que dale garrotín,
que toma garrotán,
el cuerpo mueve así
pa que te caiga sal.

TODOS
Que toma garrotán,
que dale garrotín,
porque es toda tu sal
pa mí.
Gitana,
morucha,
serrana,
feucha,
mi nena,
morena
y venga garrotín
y vaya garrotán.
¡Ah!
No vayas a buscar
quereres por ahí,
que no vas a encontrar
otro cariño así.

(Cesa la música.)

PEPIYO
(Al público.)
Y pido a la conclusión,
si sois tan buenos señores,
perdón para los autores
de El pueblo del Peleón.
TELÓN

No hay comentarios: