Nacida en Cuba, emigró a España donde puede decirse que cosechó múltiples éxitos y aplausos. Su belleza de ébano, sus insidiosos bailes, sus insinuantes caderas, sus transparentes indumentarias, su aparente frivolidad y sus rumbas eléctricas hicieron de ella un verdadero huracán pasional cada vez que se subía encima de un escenario. Intervino en revistas como Ladronas de amor de Muñoz Román y Francisco Lozano con partitura del maestro Alonso (1941).
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