Navarro de nacimiento, se trasladó a Madrid para cursar sus estudios. Fue Bibliotecario del Círculo de Bellas Artes y colaboró asiduamente en la prensa del momento y, sobre todo, en los periódicos literarios, destacando su faceta como poeta. Escribió generalmente en solitario y estrenó en los coliseos más famosos de su tiempo como el Apolo, Eslava, Cómico, Novedades, Noviciado o Príncipe Alfonso proporcionando libretos a los compositores más importantes de la época como Nieto, Apolinar Brull, Chapí, Chueca, Torregrosa, Vives, Jiménez o Quislant. Como dramaturgo cabe destacar que no abusó del chiste o retruécano fácil tal y como sí lo hacían algunos de sus contemporáneos, aunque fue un autor sencillo y de buen gusto. Destacan, de entre toda su producción Madrid-Club (1889), Garibaldi (1890), La guedeja rubia (1906) ¡Ábreme la puerta!... (1909) o Machaquito o El gato negro (1911), entre otras.
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