Este salmantino comenzó su etapa más fecunda tras la conclusión de la contienda bélica de 1936. Destacó como compositor e ilustrador musical en múltiples producciones cinematográficas amén de diversas obras líricas entre las que destacan las revistas Colorín, colorao (1950), A todo color (1950), La cuarta de A. Polo (1951), Las hijas de Elena (1952), Las cuatro mujeres y un día (1952), Espabíleme usted al chico (1952), El corderito verde (1953), Aquí te espero (1953), El caballero de Barajas (1955), Ka-ka-ra-ka (1956), Río Magdalena (1957) o Elena, te quiero (1960). El maestro Parada fue, además, director musical durante trece años del Teatro Español de Madrid así como autor de la sintonía del No-Do. Su estilo, claro, sencillo y directo fue muy del gusto de los espectadores de la época adaptándose rápidamente a las ideas y ambientes que marcaban los libretos de los comediógrafos con los que colaboró: José López Rubio, Carlos Llopis, Guillermo y Rafael Fernández Shaw, Álvaro de la Iglesia o Alfonso Paso entre otros.
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