
Y Celia no les defraudó. En 1961, concretamente el 14 de diciembre y, en el escenario del Teatro Alcázar, “su teatro”, Celia representó ante el público madrileño la revista Colomba con libreto de José Mª de Arozamena y Luis Tejedor y música de los maestros Fernando Moraleda y Federico Moreno Torroba. Para entonces, Celia contaba con cincuenta y seis años y, todo el mundo que salía después de ver la obra comentaba: “¡Ay qué ver las piernas que sigue teniendo la Gámez a su edad...!”
Y es que el paso del tiempo no perdona. La obra, sí, fue un éxito nuevamente, pero algo estaba comenzando a fallar. Algunos músicos de envergadura como Alonso o Guerreo habían desaparecido; los libretistas ya no acusaban esa gracia con la que años atrás solían salpimentar sus obras y el público, por su parte, parecía acusar cierto cansancio ante el género; pero, aún así, Celia elevó la obra a una categoría a la que muchos espectáculos revisteriles de la época hubieron de sucumbir. Parecía que el género frívolo estaba comenzando a declinar a la par que el reinado de su máxima exponente.
En Colomba, sin embargo, destaca, por su garbo y por su gracia el formidable pasodoble “El perdón de las flores”, que el maestro Moraleda y ella, especialmente, dedicaron a Alfonso XIII y a su mujer. Años más tarde, ya en su declive y, en la década de los ochenta, Celia se emocionaría cantando dicho número ante la presencia de don Juan de Borbón en el espectáculo Nostalgia.La década de los sesenta viene marcada en la carrera de Celia por actuar en algunas cuantas reposiciones y por decantarse más hacia un género cómico que revisteril, género que, por su parte, estaba comenzando a declinar estrepitosamente
Y es que el paso del tiempo no perdona. La obra, sí, fue un éxito nuevamente, pero algo estaba comenzando a fallar. Algunos músicos de envergadura como Alonso o Guerreo habían desaparecido; los libretistas ya no acusaban esa gracia con la que años atrás solían salpimentar sus obras y el público, por su parte, parecía acusar cierto cansancio ante el género; pero, aún así, Celia elevó la obra a una categoría a la que muchos espectáculos revisteriles de la época hubieron de sucumbir. Parecía que el género frívolo estaba comenzando a declinar a la par que el reinado de su máxima exponente.
En Colomba, sin embargo, destaca, por su garbo y por su gracia el formidable pasodoble “El perdón de las flores”, que el maestro Moraleda y ella, especialmente, dedicaron a Alfonso XIII y a su mujer. Años más tarde, ya en su declive y, en la década de los ochenta, Celia se emocionaría cantando dicho número ante la presencia de don Juan de Borbón en el espectáculo Nostalgia.La década de los sesenta viene marcada en la carrera de Celia por actuar en algunas cuantas reposiciones y por decantarse más hacia un género cómico que revisteril, género que, por su parte, estaba comenzando a declinar estrepitosamente
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