Después del enorme éxito cosechado con Ana María, Queta Claver volvió a repetir el éxito con otro sainete musical del trsitemente olvidado por los que a sí mismo se llaman críticos y especialistas en materia dramática, José Muñoz Román y, nuevamente en la parte musical con la colaboración del maestro José Padilla. La obra se titulaba La chacha, Rodríguez y su padre y fue estrenada el 19 de octubre de 1956 en el Teatro Martín de Madrid. Queta, que por aquel entonces se había convertido en una exitosa vedette a la, tanto damas como caballeros, acudían a disfrutar de su presencia. Su público decía que nunca había sido una vedette descocada, “gustaba a los caballeros pero sin irritar a las damas”[1].
En esta ocasión, se contó con la colaboración de Bartolí y Asensi para efectuar los decorados; Cornejo, sobre figurines de Julio Torres fue el encargado de realizar el vestuario de la obra; la coreografía era de Ramos, los apuntadores en la noche de su estreno, José Camacho y Agustín Manso mientras que los maestros directores del espactáculo fueron Agustín Moreno Pavón y Vicente Machí. Queta estuvo acompañada por un reparto encabezado, además de por ella, por los grandes comicos que fueron Manuel Gómez Bur en el papel de Jacinto, Rafael López Somoza en el de su padre, don Iñigo, José Álvarez Lepe, Luis Heredia, Carmen Esbrí, Enriqueta Delás, Asunción Canivell, Mª del Carmen Guzmán y un largo etcétera. La obra, plagada de exitosas composiciones alcanzó nuevamente el favor del público. Había de todo: pasodobles, chotis, boleros, marchas, vals, slows, baiaos... y todo girando en torno al personaje encarnado por Queta, Florentina. El argumento de la revista no deja de ser todo lo enrevesado que este tipo de obras requieren: la acción nos sitúa en un caluroso agosto madrileño en donde los ciudadanos acuden a las piscinas de Ciudad Lineal a bañarse y, por la noche, a divertirse en las diversas verbenas que pueblan los múltiples barrios de la ciudad. Ello da pie al primer número musical de la obra, el célebre pasodoble “Farolillo verbenero”:
Farolillo
verbenero,
pon colores en la cara
de la chula que más quiero.
A tu sombra,
farolillo,
juntaremos nuestras bocas
al compás de un organillo.
Farolillo
verbenero,
no nos dejes sin tu luz...
¡Que tu luz es el recuerdo
del Madrid que fue testigo
de mi alegre juventud!...
Tras el número, comienza la acción propiamente dicha presentándonos a Jacinto, un rodríguez veraniego que, mientras su familia pasa el verano en Las Navas, él se divierte en Madrid conquistando a jovencitas de buen ver. Una de ellas es Teresa, a quien le ha hecho creer que es viudo; la situación se complica cuando aparece don Prudencio, padre de la chica y antiguo compañero de Jacinto, a quien no veía desde hacía veinte años. Ambos comienzan a contarse algunas de las anécdotas vividas en el transcurso de ese tiempo y Jacinto le cuenta su flirteo con Teresa sin saber que es hija de aquél; sin embargo, cuando se descubre la verdad, Jacinto la abandona y marcha con su familia al lugar de veraneo. Para darle una lección al galán, Florentina, hermana de Teresa se hace pasar por ésta ante la familia de Jacinto.
Paralelamente, don Íñigo, padre de Jacinto, tuvo, en su juventud amores con Clotilde Pancorbo de Torremolina, vizcondesa de Piconevado, pero sus amores eran imposibles. Cuando los jóvenes fueron separados juraron mutuamente que sus hijos sí que se casarían; sin embargo, los dos tuvieron un varón por lo que la promesa pasa a los descendientes de estos; así, pues, el nieto de Clotilde ha de casarse con la hija de Jacinto y su mujer, Consuelo, pero, desgraciadamente, el matrimonio aún no ha podido tener descendencia, algo que irrita sobremanera a don Íñigo; sin embargo, cuando Consuelo encuentra en una chaqueta de su marido una carta de aquél destinada a Teresa, Benjamín, leal amigo de aquél y, para intentar echarle una mano, revela que Teresa no es otra sino un desliz de juventud de Jacinto y, por lo tanto, hija suya, algo que alegra enormemente a don Íñigo. Para complicar aún más el argumento, aparece en escena Aurora, antigua “amiguita” del padre de Florentina, con quien mantuvo una aventura tiempo atrás. Ésta ha sido contratada por Bienvenido, pasante de Jacinto para que se haga pasar por Teresa y así ayudar a su jefe, aunque, en realidad, lo que hace no es sino enrevesar el entramado argumental de la obra cuando, en lugar de hacerse pasar por Teresa, la obligan a ser hermana de aquélla y, por lo tanto, hija de don Prudencio. Este conflicto sirve de excusa para uno de los temas más famosos de la obra, el baiao titulado “El sabio Salomón”:
Salomón
decía con tesón:
Las cosas se arreglan solas;
es cuestión
de hacerse el remolón,
y no sufrir sin ton ni son.
Si ser feliz quieres,
ríe que ríe,
y echa las penas
del corazón...
¡Hay que vivir, niño,
con alegría
y sin ninguna
preocupación!...
Salomón,
el sabio Salomón
tenía toda la razón.
Pero, en lugar de aclararse las cosas, éstas vuelven a complicarse nuevamente cuando el nieto de Clotilde resulta ser el verdadero novio de Teresa. Finalmente todo se arreglará para Jacinto, quien, habiendo aprendido la lección, no volverá a ser de nuevo un rodríguez en vacaciones.
La obra en la que Queta volvía una vez más a lucirse, estuvo recorriendo toda la geografía española durante muchos meses. No hubo un lugar en España en el que no se conocieran las aventuras de la chacha Florentina y todos los líos y enredos familiares en los que se vío metida, gozando siempre, en todas y cada una de sus actuaciones, de un formidable éxito, tanto de crítica como de público.
[1] Vid. ROMÁN, Manuel: Canciones de nuestra vida. De Antonio Machín a Julio Iglesias, Madrid, Alianza Editorial, 1994, pág. 74.
En esta ocasión, se contó con la colaboración de Bartolí y Asensi para efectuar los decorados; Cornejo, sobre figurines de Julio Torres fue el encargado de realizar el vestuario de la obra; la coreografía era de Ramos, los apuntadores en la noche de su estreno, José Camacho y Agustín Manso mientras que los maestros directores del espactáculo fueron Agustín Moreno Pavón y Vicente Machí. Queta estuvo acompañada por un reparto encabezado, además de por ella, por los grandes comicos que fueron Manuel Gómez Bur en el papel de Jacinto, Rafael López Somoza en el de su padre, don Iñigo, José Álvarez Lepe, Luis Heredia, Carmen Esbrí, Enriqueta Delás, Asunción Canivell, Mª del Carmen Guzmán y un largo etcétera. La obra, plagada de exitosas composiciones alcanzó nuevamente el favor del público. Había de todo: pasodobles, chotis, boleros, marchas, vals, slows, baiaos... y todo girando en torno al personaje encarnado por Queta, Florentina. El argumento de la revista no deja de ser todo lo enrevesado que este tipo de obras requieren: la acción nos sitúa en un caluroso agosto madrileño en donde los ciudadanos acuden a las piscinas de Ciudad Lineal a bañarse y, por la noche, a divertirse en las diversas verbenas que pueblan los múltiples barrios de la ciudad. Ello da pie al primer número musical de la obra, el célebre pasodoble “Farolillo verbenero”:
Farolillo
verbenero,
pon colores en la cara
de la chula que más quiero.
A tu sombra,
farolillo,
juntaremos nuestras bocas
al compás de un organillo.
Farolillo
verbenero,
no nos dejes sin tu luz...
¡Que tu luz es el recuerdo
del Madrid que fue testigo
de mi alegre juventud!...
Tras el número, comienza la acción propiamente dicha presentándonos a Jacinto, un rodríguez veraniego que, mientras su familia pasa el verano en Las Navas, él se divierte en Madrid conquistando a jovencitas de buen ver. Una de ellas es Teresa, a quien le ha hecho creer que es viudo; la situación se complica cuando aparece don Prudencio, padre de la chica y antiguo compañero de Jacinto, a quien no veía desde hacía veinte años. Ambos comienzan a contarse algunas de las anécdotas vividas en el transcurso de ese tiempo y Jacinto le cuenta su flirteo con Teresa sin saber que es hija de aquél; sin embargo, cuando se descubre la verdad, Jacinto la abandona y marcha con su familia al lugar de veraneo. Para darle una lección al galán, Florentina, hermana de Teresa se hace pasar por ésta ante la familia de Jacinto.
Paralelamente, don Íñigo, padre de Jacinto, tuvo, en su juventud amores con Clotilde Pancorbo de Torremolina, vizcondesa de Piconevado, pero sus amores eran imposibles. Cuando los jóvenes fueron separados juraron mutuamente que sus hijos sí que se casarían; sin embargo, los dos tuvieron un varón por lo que la promesa pasa a los descendientes de estos; así, pues, el nieto de Clotilde ha de casarse con la hija de Jacinto y su mujer, Consuelo, pero, desgraciadamente, el matrimonio aún no ha podido tener descendencia, algo que irrita sobremanera a don Íñigo; sin embargo, cuando Consuelo encuentra en una chaqueta de su marido una carta de aquél destinada a Teresa, Benjamín, leal amigo de aquél y, para intentar echarle una mano, revela que Teresa no es otra sino un desliz de juventud de Jacinto y, por lo tanto, hija suya, algo que alegra enormemente a don Íñigo. Para complicar aún más el argumento, aparece en escena Aurora, antigua “amiguita” del padre de Florentina, con quien mantuvo una aventura tiempo atrás. Ésta ha sido contratada por Bienvenido, pasante de Jacinto para que se haga pasar por Teresa y así ayudar a su jefe, aunque, en realidad, lo que hace no es sino enrevesar el entramado argumental de la obra cuando, en lugar de hacerse pasar por Teresa, la obligan a ser hermana de aquélla y, por lo tanto, hija de don Prudencio. Este conflicto sirve de excusa para uno de los temas más famosos de la obra, el baiao titulado “El sabio Salomón”:
Salomón
decía con tesón:
Las cosas se arreglan solas;
es cuestión
de hacerse el remolón,
y no sufrir sin ton ni son.
Si ser feliz quieres,
ríe que ríe,
y echa las penas
del corazón...
¡Hay que vivir, niño,
con alegría
y sin ninguna
preocupación!...
Salomón,
el sabio Salomón
tenía toda la razón.
Pero, en lugar de aclararse las cosas, éstas vuelven a complicarse nuevamente cuando el nieto de Clotilde resulta ser el verdadero novio de Teresa. Finalmente todo se arreglará para Jacinto, quien, habiendo aprendido la lección, no volverá a ser de nuevo un rodríguez en vacaciones.
La obra en la que Queta volvía una vez más a lucirse, estuvo recorriendo toda la geografía española durante muchos meses. No hubo un lugar en España en el que no se conocieran las aventuras de la chacha Florentina y todos los líos y enredos familiares en los que se vío metida, gozando siempre, en todas y cada una de sus actuaciones, de un formidable éxito, tanto de crítica como de público.
[1] Vid. ROMÁN, Manuel: Canciones de nuestra vida. De Antonio Machín a Julio Iglesias, Madrid, Alianza Editorial, 1994, pág. 74.
NOTA: Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de texto e imágenes sin la autorización expresa del autor, de lo contrario podrá incurrirse en un grave delito de atentado contra la ley de propiedad intelectual tomándose las medidas y sanciones oportunas.
8 comentarios:
Ya era hora de que alguien le rindiera un homenaje a la revista. ¡Enhorabuena, señor Montijano!
Muy buenas noches. Soy un chaval de 22 años de Madrid que acaba de "alucinar" con su blog. Estudio musicología y soy un total apasionado por el teatro musical español (zarzuela, opereta, revista, comedia musical...). Siempre que puedo doy a conocer a mis amigos las joyas que tenemos en el olvido y todos nos rendimos ante maravillas como "Ana María" o "Luna de miel en El Cairo" en las inefables versiones de TVE de los 80. Amamos la revista, la cantamos, la estudiamos. Ójala veamos pronto en un teatro de la Gran Vía unas buenas "Las de Villadiego" o, por qué no, "Las Corsarias"... ¡nos gustan todas!
Le invito a que visite mi blog donde alguna vez se habla de revista y géneros afines. ¡Enhorabuena y esperamos numerosas actualizaciones! Le añado a mi lista de contactos.
solo un comentario para el artículo de Queta Claver y "la chacha". se estrenó en el teatro martín, de la calle santa brígida de madrid, del que era empresario de local muñoz román, además de ser autor del libro, director de la función y empresario de la compañía. hay una versión, que no recomiendo, emitida en tve dirigida por josé luis moreno
solo un comentario para el artículo de Queta Claver y "la chacha". se estrenó en el teatro martín, de la calle santa brígida de madrid, del que era empresario de local muñoz román, además de ser autor del libro, director de la función y empresario de la compañía. hay una versión, que no recomiendo, emitida en tve dirigida por josé luis moreno
Enhorabuena por tu blog Juanjo!!!!
Y muchas gracias por compartir con nosotros tus muchos, muchos, muchos conocimientos sobre la revista y el teatro. Eres una de las personas que mas teatro ve en España, ¡ya era hora de que tuvieras un blog!
Un fuertísimo abrazo
Rubén
En una revista producida por Colsada, Queta Claver interpretaba un número -inspirado supongo en la famosa "Estudiantina Portuguesa-, en que vestida(?)de tuna, cantaba una canción que más o menos decia así: "Niña mira que esta noche van a rondarte los estudiantes/Pasa rondando el amor...".
Y no puedo recordar más, ya que fue la única vez que vi a Queta en revista y hace mucos años. Más tarde demostró que valía y mucho en diferentes papeles dramàticos. La recuerdo actuando en mi ciudad, con solo 3 filas de espectadores representado un dia MICAELA(Calvo Sotelo), y al siguiente CULPABLES(jaime Salom), lo que no impidió que volviera -ESTA VEZ LLENANDO EL TEATRO- con EL SUEÑO DE LA RAZON de Buero Vallejo junto al tambien desaparecido JOSE Mª Prada. La semana pasada por el PLUS la vi en la pelicula SINATRA de Paco Betriu, y estaba magnifica en el papel de mujer madura y "frescachona", con un gran corazon.
Me gustaria que por ejempleo ALFREDO LANDA compartia papel con ella, pudiera contar mas cosas de Queta Claver.
Me parece magnifica TODA la pàgina dedicada a la revista y a sus estrellas. Pero... quien se acuerda de las indispensables "vicetiples"?.
Por edad, aquellas que pasaban del Martin al Albeniz, del Maravillas al Apolo barcelonés, pueden seguir vivas, aun que mayorcitas las pobres. Pero creo que se merecen un pàgina y si alguna pudiera explicar sus vivencias, seria fantàstico.
Por si no lo hace nadie más: Felicidades a todas aquellas que bailaban la rumba mientras sonaban temas como el "Moreno tiene que ser", o le cantaban al pobre Ros Mary: "vaya novia que tevas a llevar...".
Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.
- Daniel
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