Considerada
como una de las actrices más señeras del período de la Segunda República española, debutó en el
cine en 1932 con Carceleras,
de José
Buchs, primera película hablada en España, que se estrenó en el cine Ópera
de Madrid el 10 de octubre de 1932.
Su
enorme popularidad en la época se la debe en gran medida al personaje de Susana
que interpreta en la película La verbena de la Paloma
(1934), de Benito Perojo, junto a Miguel Ligero Rodríguez. Con El barbero de Sevilla (1936), también
de Perojo, rodada en los Estudios UFA de Berlín y con
la que repetiría el éxito alcanzado.
Tras
la Guerra Civil española su carrera inicia un
declive y pese al éxito de la revista Doña Mariquita de mi corazón e
interpretar algún papel notable como el de la película Para ti es el mundo, de José
Buchs, sólo obtiene papeles secundarios. Tras participar en los
espectáculos Te espero en el Eslava (1958) y Ven y ven al
Eslava (1959) y contraer matrimonio en 1962, decide abandonar su
carrera artística.
Trece
años después vuelve a actuar. Interviene en teatro en Sé infiel y no mires
con quien, junto a Pedro Osinaga y vuelve a ponerse ante la cámara y a
partir de ese momento, realiza apariciones esporádicas en títulos dispares como
No es bueno que el hombre esté
solo (1973), de Pedro Olea, El hombre que supo amar
(1978), de Miguel Picazo, El robobo de la jojoya (1991), de Álvaro Sáenz de Heredia; Morirás en Chafarinas
(1995), de Pedro
Olea o Familia (1996), de Fernando León de Aranoa.
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