¡VIVA LA REVISTA!

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martes, 25 de agosto de 2009

En el IVº aniversario de su fallecimiento... OLGA RAMOS (1918-2005): "...si me perdiera mañana, no me dejéis de querer..." (III)


La marcha de los hombres a la guerra civil, hizo que Olga. que había conseguido el primer premio de Música de Cámara en el Conservatorio de Madrid, comenzara a trabajar de violinista en el cine Bilbao poniendo música a las pelicúlas mudas o actuando en el intermedio de las proyecciones sonoras. A partir de ese momento, actuó en diversos cafés de Salamanca, Zaragoza, Bilbao y Madrid donde actuó en locales como el Cunningan -en los bajos del cine Bilbao- , La tropical -en el arranque de Reina Vicoria- y el café de la Montaña -en la Puerta del Sol, donde Valle Inclán había protagonizado una pelea que le costó perder una mano-. Para entonces no sólo tocaba el violín sino que cantaba. De allí pasó a salas de fiesta en Tetuán y Tánger donde enfermó, tras beber agua en un aljibe, teniendo que ser trasladada al Hospital del Rey en Madrid donde logró sanar. Ya en Madrid, volvería a la Puerta del Sol, pero esta vez al Universal donde conocería al que iba a ser su marido, Enríque Ramírez de Gamboa, que dirigía la orquesta Alas y que tocaba saxo, clarinete y bandoneón. Pronto comenzaron a actuar juntos y así permanecieron interpretando música española nada menos que veinte años en el mismo café. Durante este tiempo hicieron algunas escapadas como cuando actuaron en el Circo Price o cuando en verano se trasladaban a la terraza de otro café Universal -sin relación con el de Madrid- que estaba en Vigo. De allí, la orquesta de Olga pasó al Varela, en la calle Preciados, casi en la plaza de Santo Domingo, donde durante tres años actuaron Olga, el Cipri -nombre artístico con el que pasó a ser conocido el marido de Olga- y una pianista llamada Magda que Olga también rebautizó como Fortunata.

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