¡VIVA LA REVISTA!

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lunes, 22 de septiembre de 2008

Los teatros de revista ambulantes (II)


Si los recodáis, no hubo feria o pueblo de España que no los conociese. Eran gigantescas (los más pudientes) o pequeñas (los más modestos) carpas de lona raída por el sol, la lluvia y el inevitable paso dle tiempo que cubrían una estructura metálica. El patio de butacas eran simples sillas de madera que traslaban de localidad en localidad, año tras año, aventejados camiones que tenían en su haber más kilómetros que la maleta del fugitivo. Gallinero también lo había; pero montado sobre unos tablones donde, los más jovencitos, podían deleitarse viendo las antiestéticas cicatrices de las suripantas. Los músicos,viejos maestros curtidos en las fiestas de cada pueblo, eran contratados por la empresa de la localidad en la que se encontraba el teatro o bien éste solían también llevar a veces a sus propios maestros; claro que, con la llegada del play-back, la música enlatada fue el socorrido instrumento de los empresarios al no tener así que pagar la nómina a los músicos de turno, pero ya no era lo mismo.

¿Recordáis, además, cómo se anunciaban estos teatros ambulantes? Con grandes cartelones pintados dejando entrever los senos de las bien formadas anatomías de las coristas, algo que creaba las delicias de los más jovencitos quienes, con la miel en los labios, imaginaban mil y una aventuras eróticas para sus incipientes deseos onanistas; claro que, también, aparecían fotos en los camiones y entrada del teatro o bien se repartían octavillas y entradas pequeñas con descuentos para todos aquellos que quisiesen acudir a la representación. Éstas solían realizarse tarde: la primera a las ocho o nueve de la noche; la segunda a las diez u once y, si había público suficent, otra a la una o dos de la madrugada. Claro que eran otros tiempos.. tiempos que, para los amantes del género, se nos tornan nostálgicos...

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