¡VIVA LA REVISTA!

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miércoles, 5 de diciembre de 2007

Los compositores de la revista (XVIII): Daniel Montorio


Aragonés nacido en Huesca, no sólo musicó más de noventa y siete operetas y revistas sino que, además, creó tres espectáculos de signo folclórico, la música para multitud de películas, fue director de diversas casas discográficas y consiguió premios de relieve en festivales de la canción. Su trabajo dentro del panorama revisteril fue tan fecundo como pródigo llegando a convertirse en una de las figuras indispensables dentro de las revistas de la década de los cuarenta. Entre su vasta producción teatral destacan: Las arrepentidas (1932), Las noches de Montecarlo (1935), Bésame, que te conviene (1936), Mi marido está en peligro (1939), Tu cuerpo en la arena (1939), La sal de mi tierra (1940), Vampiresas 1940 (1940), Una rubia peligrosa (1942), Tabú (1943), Paralelo a la vista (1943), Una mujer imposible (1944), El gitano blanco (1945), Róbame esta noche (1947), Historia de dos mujeres o Dos mujeres con historia (1947), Luces de Madrid (1947), A la Habana me voy (1948), Mis dos maridos (1949), ¡Eres un sol! (1949), Tentación (1951), Me gustan todas (1951), Devuélveme mi señora (1952), Conquístame (1952), Una conquista en París (1953), Póker de damas (1953), Mujeres de papel (1954), Paka y Paya (1954), ¡Que sí, que sí! (1955), De pillo a pillo (1955), Diga usted 33 (1955), Catapún, chin-chin (1959), Punto y coma (1956), De limón y menta (1956), El cosaco y el rajá (1957), Americana para caballero (1957), Los siete pecados (1958), La española misteriosa (1959), El gato celoso (1960), Éste y yo, S. L. (1960), Buscando un millonario (1961), Pobrecitas millonarias (1961), Éramos pocos y... (1961), Aquí hay gata encerrada (1961), Una chica que promete (1962), Con el primero que pase (1964), La espía es pía (1964), Es para hombres solos (1964), etc. Además, colaboró con los maestros Francisco Alonso, Gregorio Gª Segura, Enrique Cofiner o Antonio Gª Cabrera, entre otros. Sus melodías, pegadizas y populares, no dejaban de tararearse entre los espectadores que acudían a presenciar sus obras, valgan como muestra el bolero “Yo seré la tentación”, la rumba “¡Que viene el coco!”, la canción “¡Ay, Ramón!”, el pasodoble de “Los olivaritos” o los cuplés del “No lo quiero”.

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